Estrenos online: crítica de «The Lovebirds», de Michael Showalter (Netflix)

Estrenos online: crítica de «The Lovebirds», de Michael Showalter (Netflix)

Esta comedia simpática pero menor logra entretener gracias al talento de sus dos protagonistas, los comediantes Issa Rae y Kumail Nanjiani, que encarnan a una pareja que debe resolver sus problemas personales mientras escapan de una persecución policial.

Siguiendo con el concepto de que muchas de las películas «originales» de Netflix reemplazan aquello que en los años ’90 llamábamos «directo a video», THE LOVEBIRDS (su título en castellano es el imposible LOS TORTOLITOS) entraría claramente dentro de esa descripción. Si bien el motivo por el que se estrenó online fue otro, uno puede sentir al verla que es el mejor ámbito para ver esta pasable pero algo rutinaria comedia de enredos. Originalmente, el film protagonizado por Issa Rae y Kumail Nanjiani, iba a estrenarse en cines a principios de abril, a través de Paramount Pictures. Pero por los motivos que todos conocemos se llegó a un acuerdo con Netflix para que la distribución sea a través de la plataforma. Y, en algún sentido, el problema terminó siendo una solución.

Imagino que una película como THE LOVEBIRDS no tiene la potencia ni la originalidad ni el tamaño como para valerse por sí sola en el mercado cinematográfico (¿recuerdan lo que era eso?). Vista en la pantalla casera, en cambio, sus beneficios se maximizan y sus problemas no resultan tan molestos. De todas maneras, la unión estos dos actores reconocidos por su trabajo en TV (ella es la creadora y protagonista de INSECURE; el fue miembro del elenco principal de la ya concluida SILICON VALLEY, ambas de HBO) no está a la altura de las expectativas. Ni tampoco del trabajo previo de Nanjiani con Showalter, que lo dirigió en la mucho más efectiva comedia romántica THE BIG SICK. Pero de todos modos es un entretenimiento medianamente efectivo para una tarde de cuarentena.

Estamos aquí ante lo que usualmente se llama una «comedia de rematrimonio», suerte de subgénero en el cual una pareja tiene que resolver sus problemas personales a través de superar «enemigos» en común. Ese modelo clásico de la screwball comedy del Hollywood de los años ’30 y ’40 –que incluye tener que resolver situaciones muy absurdas de carácter policial o de cine de acción y aventuras– está respetado casi a rajatabla aquí, aunque los efectos no son tan graciosos, acaso por la familiaridad ya del propio subgénero. A ese homenaje, Showalter le agrega otro dato en principio importante: que los protagonistas son una mujer afroamericana y un hombre de origen pakistaní. Lo cual será importante como disparador de la trama, aunque no mucho más que eso.

La película muestra, velozmente, como Leilani (Rae) y Jibran (Nanjiani) empiezan su relación y de ahí salta directamente a cuatro años después. Viven juntos en New Orléans pero se llevan pésimo, discuten todo el tiempo por nimiedades y tienen diferencias tan grandes que no parecen tolerarse ni un minuto más. Jibran cree que Leilani está pendiente de las redes sociales todo el tiempo y que es caótica y desorganizada. Ella cree que él es un fracasado sin amigos y que quiere planificar hasta el detalle las cosas más nimias. La pelea que los convoca cuando los encontramos tiene que ver con una cena a la que tienen que ir esa noche. Ella quiere estar ahí pero él preferiría no hacerlo, entre otras cosas porque está celoso de un compañero de trabajo de Leilani.

En el camino hacia la cena pisan a un ciclista que los cruza en la calle y allí empiezan sus problemas. El biker en cuestión se levanta del fuerte golpe y sale disparado en su bicicleta, escapándose de un hombre armado. El hombre, que dice ser policía, se sube al auto de la pareja y empieza a perseguir al ciclista hasta arrollarlo. Pero, a fin de cuentas, el tipo desaparece y los que quedan como sospechosos de haberlo matado son ellos. Ahí es donde entra en juego el costado racial, ya que ambos suponen que, aún sin haber sido culpables, la policía los acusará de todos modos. Y es por eso que deciden escaparse, encontrar al verdadero asesino y resolver el extraño entuerto en el que se metieron.

Toda esta trama policial está narrada en un plan absolutamente cómico y bizarro. Si bien al guión no le sobran ideas ni diálogos ingeniosos, Rae y Nanjiani son dos muy buenos comediantes que logran generar humor donde quizás no hay demasiado para reírse. El gag de la película es que se llevan pésimo todo el tiempo y que eso los va metiendo en más y más enredos y dificultades, mientras tratan –usando el teléfono que se olvidó el policía en cuestión– de entender el misterio que hay detrás del brutal crimen que el hombre cometió.

El «misterio» en sí es absolutamente secundario a todo. No hay nada que importe menos en THE LOVEBIRDS que saber qué es lo que hay detrás de ese asesinato, más allá de la clara referencia a otra famosa película que hay en esa trama «siniestra». El juego de esta comedia de enredos es ver como ambos, mientras tratan de escapar del asesino y, a la vez, de probar su inocencia, van tratando de restablecer la química que supieron tener tiempo atrás. ¿Quién sabe? Quizás sea posible que las desgracias que se van acumulando a lo largo de esa noche que se complica al mejor estilo DESPUES DE HORA terminen ayudándoles a recuperar la chispa de su relación.

Todos los involucrados en el film han hecho cosas mejores que THE LOVEBIRDS. Se podría decir que gran parte de sus respectivos trabajos previos (Showalter es comediante, actor y guionista de varias series y películas, incluyendo WET HOT AMERICAN SUMMER y sus precuelas y secuelas televisivas) son mejores en general que esta comedia. Pero gracias al talento de los actores para resolver tanto física como verbalmente los problemas de un guión al que no le sobran ideas es que la película sale a flote cuando parece ya no tener mucho más para ofrecer. Es un film menor, simpático y amable, al que la pantalla chica le cae, por usar otra metáfora (re)matrimonial, como anillo al dedo. Especial para «tortolitos» con dificultades para sobrellevar la cuarentena…