Estrenos online: crítica de «Al acecho», de Francisco D’Eufemia (Netflix/Cine.ar)

Estrenos online: crítica de «Al acecho», de Francisco D’Eufemia (Netflix/Cine.ar)

Policial con aires de western (o viceversa), la segunda película del realizador de «Fuga de la Patagonia» tiene a Rodrigo de la Serna en el papel de un guardabosque que descubre peligrosos negocios con animales.

Una de las cosas más llamativas e interesantes de AL ACECHO, la segunda película de Francisco D’Eufemia, codirector de la muy buena FUGA DE LA PATAGONIA es lo poco que se habla en ella. Narrador eminentemente visual, el realizador ha puesto su film en los hombros, el cuerpo y el rostro de Rodrigo de la Serna para que sea él –bueno, la cámara sobre él– quien la conduzca. La trama es simple, la estructura es clásica y la tensión está puesta en los muchas veces silenciosos recorridos que hace Silva –el personaje de guardabosque que interpreta el actor– a través del Parque Pereyra Iraola en el que trabaja mientras empieza a notar que algo raro sucede en sus zonas más salvajes y alejadas.

Cultor de los géneros norteamericanos clásicos, AL ACECHO tiene algo similar a FUGA… en el sentido que ambos pueden considerarse westerns, si bien el primer film coquetea más con el relato de aventuras y éste con el policial. Las dos películas transcurren en medio de la naturaleza salvaje y avanzan mediante la acción, el movimiento y la tensión creada por los propios recursos cinematográficos. Además de la imagen (la muy buena fotografía es de Diego Poleri), la película hace excelente uso del sonido (de Natalia Toussaint) para generar suspenso en medio de las muchas silenciosas escenas.

Cuando conocemos a Silva, está siendo detenido por las autoridades de su puesto en la zona del Delta del Río Santiago e investigado por delitos cometidos allí. Mientras espera los resultados, Silva va a trabajar al parque en cuestión, en donde conoce a su jefe y a la supervisora del lugar (encarnados por Walter Jakob y Belén Blanco). De a poco empieza a notar que suceden cosas raras allí y que existe algún tipo de operación criminal con los animales salvajes que se encuentran en los sectores no abiertos al público del parque. Y el espectador no tiene muy claro si Silva intentará detener a los criminales o, de algún modo extorsivo, sumarse a ellos.

AL ACECHO funciona también muy bien gracias a esa dualidad que el espectador tiene respecto a quién es realmente Silva y qué es capaz de hacer. Queda claro que no es un tipo del todo inocente ni un recién llegado y que es bastante sagaz para darse cuenta de las cosas que se le intentan ocultar, pero al estar solo durante gran parte del relato sin expresar sus ideas o pensamientos quedará en el espectador definir cuál será su rol en el asunto. Y no solo eso: una vez que empiece a quedar claro a qué juega Silva, el espectador seguirá sin poder definir muy bien cuáles son sus límites éticos y hasta dónde puede llegar.

Es que Silva parece sentirse más cómodo cerca del lado salvaje de las cosas y es por eso que su relación es más simple y directa con los animales (zorros, fundamentalmente) que con las personas. Y hasta su única posible relación humana se manifiesta también de una forma que podríamos definir como un tanto animal y física. AL ACECHO no juzga jamás al personaje. Lo pone en medio de una situación previamente existente y nos hace pensar (con él) qué es lo que haríamos si nos topáramos con algo parecido.

Policial con aires de western (o viceversa), la segunda película del realizador de "Fuga de la Patagonia" tiene a Rodrigo de la Serna en el papel de un guardaprques que descubre peligrosos negocios con animales.

De la Serna es un actor ideal para darle vida a un personaje así: ambiguo pero expresivo y con una mirada inquieta y penetrante, capaz de cargarse el relato casi por sí solo, el actor de CRONICA DE UNA FUGA y OKUPAS es ese tipo de intérprete que logra transmitir la sensación de que sus personajes siempre están pensando, que se enfrentan a situaciones y toman decisiones sobre la marcha. No siempre correctas, claro, pero esa también es parte de la esencia del personaje.

Ese combo actor-puesta en escena casi hitchcockiana que presenta AL ACECHO funciona, también, por el apego del guión a una estructura genérica pura y dura que, si bien podría ser un poco más compleja en lo que respecta a lo específico de la trama, no permite confusión alguna. La situación puede parecer sencilla, pero su protagonista es complicado. Y ese es el material más noble posible para generar una buena historia.