Estrenos online: crítica de «The Witches», de Robert Zemeckis (HBO Max)
La nueva película del director de «Volver al futuro», adaptada de la novela gráfica de Roald Dahl, es una poco inspirada aventura para niños en la que solo se destaca la desaforada actuación de Anne Hathaway.
Cuesta creer, viendo casi todas sus películas de este siglo, que alguna vez Robert Zemeckis fue un cineasta interesante, inquieto, creativo, vivaz. Se podrán discutir cosas de sus films previos pero es indudable que títulos como QUIEN ENGAÑO A ROGER RABBIT?, FORREST GUMP, CONTACTO, LA MUERTE LE SIENTA BIEN, NAUFRAGO y la saga VOLVER AL FUTURO conforman una filmografía que transformaría a cualquier cineasta en poco menos que indiscutible. ¿Qué sucedió entonces? ¿Adónde fue a parar todo ese talento? Evidentemente no está en THE WITCHES ni prácticamente en todo su cine del siglo XXI. ¿Existe alguna explicación?
Me voy a detener un segundo en la excepción a la regla. La película se llama EL VUELO, es de 2012, y la protagoniza Denzel Washington. Ahí se puede ver claramente que Zemeckis sigue teniendo un gran nervio como cineasta y en ella uno puede reconocer –y hasta admirar– una versión más cruda y dura de su cine, un recorrido comparable al que hizo Steven Spielberg entre su cine de los ’80 y el que vino en los 2000. Pero es una excepción. El resto del tiempo lo dividió en experimentos que, fundamentalmente, estaban relacionados con la exploración en el mundo de los efectos especiales. Para seguir con la comparación con Spielberg –son cineastas muy distintos, pero estoy generalizando–, es como si el director de E.T. hubiera seguido este siglo haciendo más que nada películas como TINTIN o EL BUEN AMIGO GIGANTE. Algunas podrán salir un poco mejor, otras un poco peor, pero lo cierto es que no parece ser un recorrido demasiado interesante para realizadores que claramente dan para más que eso.
En THE WITCHES Zemeckis no solo insiste con un recorrido –el de la mezcla de actores con CGI– que solo le dio muy buenos frutos en ROGER RABBIT sino que se nota que ya no tiene el pulso para este tipo de narraciones pensadas fundamentalmente para el público infantil. El problema de esta nueva adaptación de la novela gráfica de Roald Dahl no es, necesariamente, que sea una película para chicos con efectos especiales sino que no tiene ideas visuales para contarla de manera atractiva. De hecho, lo único que se sale de la norma y le da un poco de vida (natural, más allá del maquillaje y los efectos) es la desorbitada performance de Anne Hathaway como la bruja mayor y villana principal del film. No tengo muy en claro si lo que hace está bien o mal, pero lo cierto es que no se le pueden quitar los ojos de encima dentro de una película que más bien tiende a ser dañina a la vista.
Zemeckis, a partir de un guión en el que participó Guillermo del Toro, lleva la historia hacia la comunidad afroamericana pero el film en sí no parece tener demasiado interés por explorar qué es lo que hay detrás de esa decisión. La historia transcurre en 1968 y se centra en un chico que ha perdido a sus padres y se va a vivir con su abuela (Octavia Spencer) en el sur de los Estados Unidos. De a poco se va enterando que está siendo perseguido por una mujer extraña que puede ser una bruja y que su simpática abuelita solía ser una cazadora de ese tipo de «criaturas», con algunas experiencias en el tema en el pasado.
Es así que la historia, siguiendo los lineamientos generales de la de Dahl, los lleva a un hotel antiguo y elegante donde van a pasar unas vacaciones sin saber que en el mismo lugar se están reuniendo las brujas en lo que parece ser una convención del «gremio». Es allí que aparece Hathaway en el rol de la malvada líder de las brujas, un grupo de mujeres que odian tanto a los niños que quieren convertirlos a todos en ratones. Es un tema caro a la obra de Dahl (sus villanos tienen una relación bastante turbia y violenta con los chicos) y la actriz homenajea acá más que nada a la anterior versión de 1990 de Nicolas Roeg en la que Angelica Huston interpretaba el mismo papel, con menos efectos especiales pero con similar malevolencia.
La aventura involucra transformar al niño y a dos chicos más en ratones para que luego ellos, convertidos ya, intenten evitar que las brujas sigan haciendo de las suyas con los demás. Salvo en algunas escenas de persecución sobre el final en las que, un estilo similar al de RATATOUILLE, el realizador parece recuperar cierta memoria y pulso narrativo, el resto de la película es displicente, tediosa, demasiado centrada en los trucos visuales (todavía Zemeckis no parece haberse dado cuenta que ya no impactan a nadie los efectos especiales per se) y que solo parece despertarse cuando Hathaway pone su mejor acento Melania Trump y se pavonea por el hotel y entre sus brujas como una mezcla de Cruella de Vil y el Guasón.
Quizás se haya vuelto un capricho para Zemeckis esto de seguir buscando la fórmula que pueda hacer funcionar bien al CGI y el live action juntos. Lo probó en EL EXPRESO POLAR, en BEOWULF, en WELCOME TO MARWEN y, salvo en momentos esporádicos, no lo logró. Se podría decir que hasta lo probó en ALIADOS –que tenía una asombrosa cantidad de efectos para ser un melodrama de época– y tampoco le fue mejor. De hecho, le fue bien cuando lo hizo más que nada a base a actuaciones y maquillaje, allá lejos y hace tiempo, en LA MUERTE LE SIENTA BIEN. Pero ya van casi treinta años de eso y va quedando lejos en la memoria.
Un poco como le pasa a Tim Burton, son dos cineastas que quieren seguir utilizando una suerte de «marca» estilística cuando es bastante evidente que ya perdieron buena parte del pulso que hacía que esa marca funcionara. Si Hollywood se los permite (muchas veces estas películas existen más como trasnochados encargos que como deseos personales) sería bueno que ambos cineastas intentaran, como los niños ratones que protagonizan esta fallida película, no caer en las trampas que el sistema les propone. Todavía están a tiempo de escaparle a la bruja y salvar a los niños.
Eso de poner afroamericanos en papeles escritos y pensados para blancos sigue siendo una burla.
Un alcance: La actriz que hace el papel de la abuela del chico en realidad se llama Octavia Spencer, no Olivia Spencer. Saludos.
Que payaso el que escribió la crítica, no tiene ni idea de como se hace una película y habla del pulso del director jajaja
Las brujas no es una novela gráfica.
Hago una observación, antes que nada. Si hay algo que no tiene Roger Rabbit es CGI. De hecho, fue una decisión inteligente comprender que si trataban de honrar a la animación tradicional no podían realizar las animaciones desde la imagen generada por computadora. Por eso está ahí el maestro animador Richard Williams. Tampoco hay que pensar a «¿Quién engañó a Roger Rabbit?» como una película dedicada estrictamente a los niños. Habla de la censura en el cine, del impulso empresarial que mató al transporte público y de la locura desenfadada, irreverente, de los cartoons clásicos, principalmente en manos de Tex Avery.
La obra de Roald Dahl es puramente literaria, no se trata de una novela gráfica.
Sinceramente, no me atrapó la caracterización de Anne Hathatway, la que me pareció una caricatura de manual. Extrañé todo el tiempo la sutileza y la elegancia de Anjelica Huston. Pero no falla ella seguramente sino algo en la dirección actoral. Tampoco se aprovecha el trabajo de un enorme comediante y actor como Stanley Tucci. Por el contrario, Octavia Spencer es lo más disfrutable de la película. Nada por fuera de la línea central del argumento ha sido desarrollado. Mientras que el clásico de Nicolas Roeg presenta mejor al grupo de brujas, a los personajes del hotel, todo tiene mucha más vida.
Es cierto que no entra dentro de lo que se conoce ahora como novela gráfica (comics, digamos), creo que alguien más lo comentó antes. Lo que quise decir, tal vez me expresé mal, es que son libros que se suelen publicar con ilustraciones, como sucede con muchísimos de esos textos para niños.
Y respecto a ROGER RABBIT, tenés razón. En realidad mi crítica al cine de Zemeckis viene más por las películas hechas en este siglo (de EL EXPRESO POLAR en adelante) y es claro que esa película no tiene CGI porque los CGI ni existían, comercialmente al menos, en 1988. Creo que aparecen por primera vez en cine en EL ABISMO, de James Cameron, que es de 1989. Y en TERMINATOR 2, de 1990. Mi referencia era más a las recientes por eso también hablo de infantiles, cosa que ROGER RABBIT no es. O no del todo. Creo que, al margen de lo estrictamente técnico, lo que siempre quiso hacer en este siglo es recrear la magia que consiguió en ROGER RABBIT. Y que no lo logra.
Después, sobre la película, es materia opinable, je!
saludos
d
Acuerdo. Lo mejor es Octavia Spencer.
Pues a los peques les ha gustado que al fin y al cabo son el público hacia el que está orientada