Series: crítica de «Gambito de dama», de Scott Frank (Netflix)
Protagonizada por Anya Taylor-Joy, esta miniserie del creador de «Godless» se centra en una chica muy talentosa para el ajedrez, pero emocionalmente muy inestable, que sorprende al mundo en los años ’60. Son siete episodios que ya están disponibles en Netflix.
Una de las posibilidades más interesantes de las series de televisión siempre estuvo en la capacidad de estructurar una narración de un modo más cercano al de una novela de lo que lo puede hacer una película. Si el usual parámetro con el que se miden los tiempos narrativos es el de una página de guión por minuto, las miniseries pueden tener una duración equiparable a las de una novela larga (ocho horas representarían, generalizando, unas 480 páginas), algo que siempre fue un problema para las adaptaciones cinematográficas, que suelen reducir o cortar subtramas tomando en cuenta la duración esperable de una película «convencional».
GAMBITO DE DAMA no solo es una adaptación de una novela (escrita por Walter Tevis y publicada en 1983) sino que se siente como tal. Sus siete episodios tienen una estructura narrativa bastante tradicional pero su densidad dramática se construye por acumulación, por el peso propio del relato, sin que se note demasiado la búsqueda de impacto entre capítulos que suele caracterizar a las series. Escrita y dirigida por Scott Frank (responsable de la serie GODLESS pero también de los guiones de films como EL NOMBRE DEL JUEGO, UN ROMANCE PELIGROSO, MINORITY REPORT y LOGAN, entre otros), es la historia de una chica huérfana que desarrolla un enorme talento para jugar al ajedrez pero que tiene una personalidad un poco complicada que puede dificultarle llegar a los más altos niveles de ese juego.
Protagonizada por Anya Taylor-Joy (la actriz medio argentina que vimos en films como FRAGMENTADO, LA BRUJA y GLASS y que tomará el papel de Charlize Theron en el spin-off de MAD MAX titulado FURIOSA) en lo que es por momentos casi un unipersonal, GAMBITO… transcurre entre los años ’50 y ’60 y se centra en Elizabeth Harmon, una niña (Isla Johnston la encarna en esa etapa) que pierde a su madre en un accidente de tránsito del que ella sobrevive. Enviada a un orfanato, descubre su fascinación por el ajedrez al ver al encargado de manutención del lugar (encarnado por Bill Camp) jugar en el subsuelo. Pronto el hombre se da cuenta que la niña es muy buena para el juego, pero no hay mucho que pueda hacer ahí además de jugar con él o imaginar partidas en su cabeza.
En su paso por el orfanato la chica descubre otra cosa, un tanto más problemática: los tranquilizantes. Es que en el lugar no tienen mejor idea que darles a las niñas pastillas para mantenerlas «calmadas» y Beth se vuelve adicta a ellas, especialmente porque nota que cuando las toma logra visualizar sus movimientos y jugar mucho mejor. Ya más grande (e interpretada desde la adolescencia por Anya, cuyo rostro de dibujo animado da para todo), la chica será adoptada por una pareja de Kentucky y desde ahí, pese a todas las dificultades e impedimentos que se le presentarán, irá de a poco demostrando su talento, participando en competiciones cada vez más importantes y sorprendiendo a todo el mundo. Convengamos que no era nada usual que una mujer –y menos aún una adolescente– gane fácilmente competencias en las que casi todos los que participan son hombres.
La serie irá, por un lado, narrando los cada vez más difíciles torneos y rivales que Beth deberá ir enfrentando. Y, por otro, se centrará en las dificultades y problemas de su vida personal y familiar, especialmente en lo que respecta a sus adicciones –a las pastillas luego se suma el alcohol– y a una personalidad un tanto cerebral, que suele impedirle desarrollar relaciones con otras personas que no sean meramente competitivas o profesionales. Su madre adoptiva, Alma (la también realizadora Marielle Heller), tendrá un rol fundamental en su vida. Se trata de un personaje interesantísimo por el desarrollo poco convencional que tiene y por la curiosa relación que entabla con su hija adoptiva. Ambas, de algún modo, son mujeres fuera de época.
Beth es un personaje bastante inusual ya que tampoco responde a las habituales convenciones de desarrollo psicológico que suelen proponer las series o miniseries. Si bien tiene su difícil trauma de origen y algunos predecibles problemas ligado a eso (las adicciones, la dificultad para relacionarse con otros), en el desarrollo de GAMBITO DE DAMA la chica probará ser muy difícil de encasillar. Mucho de eso es un logro también de la intérprete. Taylor-Joy no solo es una gran actriz sino que tiene un rostro muy expresivo que puede servir tanto para interesar a los espectadores en las incontables partidas de ajedrez que Beth juega a lo largo de la serie (su ojos enormes «cuentan» todo lo que pasa en el tablero) como para transmitir las contradictorias emociones y cambiantes estados de ánimo de su inestable personaje.
La serie da cuenta también muy bien del ambiente, del mundo que rodea a las competencias de ajedrez, con sus personajes, rutinas y mecánicas específicas que le dan un aura muy particular. Lo que no logra –de hecho, tengo la sensación ni siquiera del todo lo intenta– es ser demasiado clara con las instancias del juego en sí. Si bien es una serie y un grupo de personajes que estudian y viven pendientes de cosas específicas del juego, el ajedrez es realmente es muy difícil de filmar y aún más difícil de apreciar para los que no entienden del todo su lógica y mecánica. De todos modos, GAMBITO DE DAMA trata de comunicar lo que pasa allí mediante otros métodos. En algunos casos, a través de «relatores» que van interpretando las partidas. Pero más que nada usando el rostro de Anya como una suerte de reflejo de lo que sucede en el tablero.
Lo que más se disfruta de la serie de Frank es su capacidad para lograr contar la historia de un personaje poco usual y hacerlo de una manera inteligente, sutil y adulta, especialmente en un mercado como el de las series que cada vez busca más el impacto rápido y que el espectador no pueda casi respirar por los constantes giros narrativos. GAMBITO DE DAMA logra, además, incorporar a su trama de forma natural su temática feminista y, cuando las competencias ajedrecísticas se vuelvan internacionales y aparezcan cuestiones políticas entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, también tendrá una mirada inteligente y original sobre asuntos geopolíticos. Beth Harmon no es un personaje de la vida real pero está tan bien construido –es tan original y creíble, tan alejado de cualquier formato– que la sensación que le queda a uno tras ver la serie es que bien podría haberlo sido. Y ese es un mérito para nada menor.
Es una muy buena serie, que emociona y da lugar a pensar que se trata de un hecho real. Aplausos bien merecidos.
estupenda serie ,te atrapa va a ser un exito.
Me pareció excepcional.
A mí me «atrapó», es una serie «fuera de serie».
Me gustó, aunque se copiaron un poco de Marches comes like a Lion
Excelente serie
Concuerdo, los personajes los siento reales y complejos. La ambientación la encuentro extraordinaria.
Gambito de Dama es sin lugar a duda una de las mejores series que he visto, la actuación de Anya Taylor-Joy es sencillamente excepcional, y la trama no te suelta. Se vive intensamente la soledad del personaje y como trata de protegerse con su caballo de batalla, el ajedrez. Algunas escenas y sobre todo el final te calan hondo, a punto de soltar una que otra lágrima, sin caer en excesos. La producción es de lujo, vestuarios, música, locaciones. No defrauda. Una gratísima sorpresa en tiempos de pandemia.
Muy buena la actuación de Anya, me atrapó. Me gusto como era la relación con Alma…sobretodo cuando le dijo a Beth » tal vez no no sea una buena esposa, pero si puedo ser una buena madre» era una relación de madre e hija fuera de serie para esos años en que se desarrolla esta historia. Hasta llegué a pensar que era Real, más no lo es.
Me quedo con la ultima afirmación del Sr. Lerer y no me he creido no poder encontrar a la jugadora de Lexington en el buscador.
Muy buena …….no recomendada para Amantes del Ajedrez
Me agradó la serie… Una pena que no haya salido de una verdadera Beth, … La ambientación de época está genial.