Festivales: crítica de «Mereces un amor», de Hafsia Herzi (varias plataformas)
La opera prima dirigida y protagonizada por la actriz de «Cous cous» es un drama íntimo acerca de una joven que trata de recuperarse de un fracaso amoroso. Se exhibe como parte de la programación de #MyFrenchFilmFestival.
El debut como directora de Herzi –actriz que se hizo famosa a partir de la película de Abdellatif Kechiche COUS COUS, allá por 2007– la tiene como excluyente protagonista. Presentada en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2019, MERECES UN AMOR cuenta una historia bastante sencilla de manera íntima y personal. No hay nada demasiado original ni novedoso en su trama pero está realizada con honestidad y franqueza, lo cual le permite superar sus limitaciones narrativas.
La película cuenta la vida de Lila (Herzi) luego de enterarse que su novio, Remi (Jérémie Laheurte), con el que tiene una complicada relación, la está engañando con Myriam (Myriam Djeljeli). La escena es intensa: Lila se entera que él está en la casa de la chica –que es una ex novia–, va hasta ahí, lo espera en la calle y, cuando sale, se termina armando todo un escándalo público entre los tres. La situación no daría para más entre ambos, pero Lila sigue enamorada de Remi y no solo le cuesta poner fin a la relación sino que hasta amenaza a Myriam de hacerle la vida imposible si lo vuelve a ver.
El asunto recién parece tranquilizarse un poco cuando él decide irse de viaje a Bolivia solo, aunque Lila no quiere dar por terminado el asunto ahí tampoco. A tal punto que, por consejo del simpático Ali (Djanis Bouzyani, en el típico papel del amigo gay de la heroína pero igualmente muy gracioso), contrata a un brujo para que lo haga volver a enamorarse de ella. De a poco, sin embargo, y al enterarse de ciertos detalles de la estadía de Remi en Bolivia, Lila empieza a soltar y, empujada por sus amigos, a abrirse a nuevas posibilidades románticas.
Pero Herzi no plantea los sucesos de MERECES UN AMOR en modo comedia romántica. Si bien lo que sigue de ahí en adelante es una serie de citas –la mayor de las veces poco relevantes o frustrantes, en algunos casos hasta potencialmente divertidas o patéticas–, la actriz/directora se acerca a casi todas esas situaciones de una manera estrictamente dramática: Lila la está pasando mal y la idea de andar lidiando con potenciales intereses románticos le resulta entre desgastante y dolorosa.
Es así que Lila va probando distintos «formatos» de encuentros. Algunos, callejeros. Otros, a través de aplicaciones. También se verá con alguien que conoce en una fiesta, con el hijo del dueño del bar al que ella siempre va y algunas otras situaciones que no conviene adelantar en esa especie de recorrido de «rebote» que parece estar atravesando. Pero es obvio que –pese a algunos momentos amenos que vive– la chica no la está pasando nada bien y la duda que vuelve a surgir es qué sucederá cuando Remi regrese de su paseo sudamericano.
Poniendo la cámara siempre muy cerca de su rostro, Herzi se muestra a sí misma siempre apesadumbrada y bastante tímida, alguien que no parece darse cuenta el efecto que provoca en muchos tipos (la cara de Charly, un también tímido aspirante a fotógrafo, cuando ella acepta posar para un retrato no tiene precio) y que no parece saber muy bien cómo salir del enredo emocional en el que está metida.
La película tiene dos pequeños problemas que, a mí entender, no le permiten alcanzar todo su potencial. El más obvio es el personaje de Remi. Si bien las leyes de la atracción son indescifrables (y el tipo es innegablemente carilindo), es un personaje tan desagradable, mentiroso y «chanta» que resulta frustrante que Lila dependa tanto de él y de sus humores. El otro es más relativo y tiene que ver con cierto narcisismo que algunos podrán ver en la actriz/directora que se retrata en plan melancólico en todas las poses y ángulos posibles, como si toda la película fuera una serie de historias de Instagram titulada «qué mal que la estoy pasando«.
Si bien es una crítica entendible que se le puede hacer a la película, creo que MERECES UN AMOR es bastante más que un retrato autocompasivo. O que, si lo es, igualmente logra llegar a ciertas verdades acerca de las frustraciones de una persona (en este caso, una mujer) a la hora de lidiar con ex parejas tóxicas y una vida amorosa posterior insatisfactoria que la deja en un círculo vicioso del cual le es muy difícil escapar. El poema atribuido a Frida Kahlo que da título a la película le dará a MERECES UN AMOR el que acaso sea su momento más emotivo y el que indica que quizás, para Lila, haya un posible camino de salida.
MERECES UN AMOR está disponible en la página de #MyFrenchFilmFestival y en las plataformas que programan sus contenidos, como Qubit y Filmin, en todos estos casos gratis en América Latina.