Festivales: crítica de «El Planeta», de Amalia Ulman (Sundance)

Festivales: crítica de «El Planeta», de Amalia Ulman (Sundance)

por - cine, Críticas, Festivales, Online
01 Feb, 2021 10:07 | Sin comentarios

La opera prima de la artista multimedia hispano-argentina es una comedia ligera que sigue las desventuras y las penurias económicas que atraviesa junto a su madre en la ciudad de Gijón.

No muy conocida entre el mundo de la cinefilia pero sí famosa como artista visual/multimedial, la argentina Amalia Ulman viene siendo premiada y exhibida internacionalmente desde hace ya varios años. Radicada en España desde pequeña –y luego instalada, sucesivamente, en el Reino Unido y en Estados Unidos–, Ulman ha hecho del arte performático su campo de acción utilizándose a sí misma como territorio artístico y jugando con la biografía, los falsos avatares, play acting en redes sociales y otros modos multidisciplinarios del arte (por acá pueden leer más sobre ella y su obra). En su opera prima como directora y protagonista, Ulman no se sale del todo del formato. Se trata de una minimalista comedia con elementos autobiográficos que ella misma protagoniza junto a… su madre Alejandra.

EL PLANETA transcurre en Gijón y el título es el nombre de un bar clásico de la ciudad asturiana en la que Amalia vivió gran parte de su vida y al que, en la ficción, madre e hija suelen timar económicamente en plan pagadios. En un estilo que recuerda al de Miranda July –cuya carrera de algún modo podría ser un modelo e inspiración de la de Ulman– y que tiene algunas similitudes con los del argentino Martín Rejtman o la propia Ana Katz, que participa de este mismo festival, la película puede definirse como una comedia asordinada acerca de las desventuras de Amalia (o Leonor, que es el nombre de su personaje) y su madre Ale (o María, en la ficción) a lo largo de una serie de días en la ciudad asturiana.

La película transcurre en los años posteriores a la crisis y si bien no tiene un desarrollo narrativo tradicional podría definirse como la historia de los rebusques de Leonor y de su madre para sobrevivir en medio de la malaria económica mediante pequeños engaños que les permiten hacerse (o ahorrarse) algunos dineros mientras tratan de evitar, a la vez, ser echadas de la casa que habitan. La principal responsable de ellos es María, que se la pasa cometiendo pequeños robos de objetos en locales. EL PLANETA juega un poco también con la complicada vida amorosa de Amalia/Leonor –que tiene un par de citas con un chico que tiene algún que otro secreto– y con sus intentos de avanzar en el mundo del arte mediante sus contactos en Gran Bretaña, donde estudia.

Los disparates económicos y las pequeñas aventurillas en las que, juntas o separadas, se meten (en un caso, Leonor se ofrece como prostituta ante un cliente que interpreta el realizador Nacho Vigalondo, pero las cifras que el hombre maneja no le convencen), conforman el grueso de esta liviana y amable narración, cuyo eje narrativo más directo y simpático es poder aprovechar y ver la visita de Martin Scorsese que se haría presente en el Teatro Campo Amor de la vecina ciudad de Oviedo para recibir el Premio Princesa de Asturias que le dieron en verdad en 2018. Aunque para eso María –a la que le gusta gastar lo que no tiene en ropa– crea que es necesario comprarse un buen vestido para la ocasión.

Rodada en blanco y negro y con un tono que recuerda también a cierto cine indie neoyorquino de décadas pasadas, en sus breves 75 minutos EL PLANETA funciona como carta de presentación, al menos en el mundo del cine, de una artista que ya tiene un lugar ganado en otros ámbitos y que ha hecho una serie de instalaciones a partir de sus experiencias personales, incluyendo un accidente de tránsito que le ha causado serios problemas en las piernas y que le tomó años recuperarse. De algún modo, la película forma parte de esa misma línea que combina verdadera y falsa autobiografía.

EL PLANETA, que funciona además como un homenaje a los paisajes y lugares típicos de la ciudad asturiana –aún en su declinación económica–, muestra a la vez el talento como actrices que madre e hija poseen. Con un look que recuerda al de una joven María de Medeiros y –al menos por lo que se ve en la película– casi sin trazos de acento argentino (en su madre se notan bastante más), Ulman se presenta en el cine con una comedia amable pero con un regusto oscuro y dramático que, si bien no puede considerarse del todo original, por lo menos resulta distinta dentro del muchas veces previsible panorama hispanoamericano. La artista ya anunció que planea hacer su próximo film en el norte argentino y será interesante ver su manera de encarar el regreso al país.