Estrenos online: crítica de «La calle del terror (Parte 1): 1994», de Leigh Janiak (Netflix)

Estrenos online: crítica de «La calle del terror (Parte 1): 1994», de Leigh Janiak (Netflix)

El primer film de esta trilogía de terror intenta homenajear a la vertiente «slasher» del género con resultados no del todo logrados pero dejando abierta la posibilidad a que sus secuelas (precuelas, en realidad) terminen por redondear mejor la propuesta.

Primera en estrenarse pero no en la cronología de los hechos que narra, LA CALLE DEL TERROR (PARTE 1): 1994 se adapta de una serie de novelas del popular escritor R.L. Stine que intenta aplicar una trama clásica de terror slasher a un público adolescente actual. Si bien las películas de ese género suelen tener en la mira a esa generación, a esta claramente se le puede aplicar esa mirada de film para teenagers, encadenando a esos dos subgéneros en uno. Y si bien, como dice el título, la historia transcurre en el ahora lejano 1994 en el que la internet estaba en pañales y las redes sociales ni siquiera aparecían en el horizonte, uno no puede evitar ver a la película casi como un film-gore un tanto light para los adolescentes de hoy.

Dirigida por Leigh Janiak, la primera parte de la saga se centra en una suerte de rivalidad histórica entre dos barrios vecinos: Shadyside y Sunnyside. Como su nombre (en inglés) lo indica y como queda claro en la presentación, en la primera de ellas han venido sucediendo, históricamente, hechos trágicos y violentos que la han vuelto el lugar menos deseado para vivir en todos los Estados Unidos. Contrariamente, la vecina Sunnyside representa el «sueño americano» en todas sus posibilidades. Allí son todos ricos, jóvenes y bellos. No hay dramas ni violencia ni problemas. De un lado y del otro de las vías, como diría la metáfora, son dos mundos muy distintos.

Aquí hay un grupo de adolescentes que empieza a aterrorizarse cuando se comete un violento crimen en un shopping de la ciudad. Un hombre enmascarado mata violentamente a jóvenes en un lúgubre mall a la hora de cierre y a partir de allí los adolescentes de la ciudad entran en pánico. Mezclando historias de amor entre dos chicas (Deena y Samantha) con rivalidades entre las dos muy diferentes ciudades vecinas, FEAR STREET va habilitando la posibilidad de que ese implacable asesino nocturno no sea una persona real sino algo más inasible, místico, quizás ligado a algún secreto o malvada bruja (teoría que empuja el hermanito nerd de Deena) que viene atosigando a Shadyvale hace ya siglos, algo que se seguirá explorando en el resto de la saga.

Janiak no sale demasiado de las fórmulas para el género. Y acaso lo único que distingue a su película de otras similares es la cantidad de sangre y algunas escenas inusualmente cruentas que aparecen aquí o allá, especialmente una que hará temblar a los que le temen a ciertos implementos de esos que se encuentran en las viejas carnicerías. Esas escenas funcionan como las generadoras de tensión (miedo sería mucho decir) para una trama que, queda claro, recién se empieza aquí a interpretar y que será desarrollada a lo largo de las otras dos películas, las que cronológicamente transcurren antes.

Y si bien tanto la película como la saga en sí funcionan como un homenaje a la vertiente slasher del cine de terror, salvo por las escenas antes mencionadas, es poco lo que uno puede rescatar aquí como para compararla con los clásicos. Ni siquiera con SCREAM, película de los ’90 que revivió por un tiempo el subgénero. Es, a lo sumo, un mecanismo que funciona como disparador narrativo ya que pronto empezarán a aparecer elementos que la acercan a una película de terror bastante más convencional de los últimos tiempos. En ese sentido, no alcanza a generar la nostalgia por un tipo de cine que sí logró la primera temporada de STRANGER THINGS, serie con la cual a esta saga de películas le gustaría verse comparada… especialmente en los resultados económicos.

El otro gancho «de época» pasa por la música (Radiohead, Portishead, Garbage, Nine Inch Nails, en plan John Hughes pero de los ’90), usada aquí de un modo casi tan agotador en términos de referencias como se hacía en la reciente CRUELLA. Por lo demás, se trata de un film funcional y pedestre cuyo mayor mérito, quizás, sea el de tomarse en serio a sí mismo y habilitar la posibilidad de crear una nueva franquicia para chicos de 12 a 15 años a los que los Michael Myers, Freddy Kruegers y Jason Voorhees de este mundo les han quedado como reliquias de un pasado que pertenece en realidad a sus padres.


NOTA: LA CALLE DEL MIEDO (PARTE 2): 1978 se estrenará el 9 de julio y el viernes 16 será el turno de LA CALLE DEL MIEDO (PARTE 3): 1666. Siempre en Netflix.