Cannes 2021: crítica de «Emergency Declaration», de Han Jae-rim (Fuera de competencia)
Un hombre se mete en un avión cargando un virus mortal y con intenciones criminales en este thriller de acción coreano pasado de rosca –y de duración– sobre un tema un poco cercano y doloroso para ser usado como entretenimiento.
Un clásico de la programación de Cannes son las superproducciones coreanas que suelen presentarse, usualmente, fuera de competencia o en la sección de medianoche. Ejemplos hay muchos, como THE SPY GONE NORTH; THE GANGSTER, THE COP, THE DEVIL; THE VILLAINESS, THE WAILING, TRAIN TO BUSAN o THE CHASER, entre otras, algunos de las cuales se convirtieron luego en clásicos. Este año le tocó ese honor a esta curiosa película centrada en un viaje en avión que lleva adentro… un virus suelto que está matando de a poco a los pasajeros. ¿Extraña elección para esta circunstancia? Probablemente. ¿Es buena la película? No, realmente no.
Todo empieza con un joven con cara de inocente (el cantante y actor Im Si-wan) que claramente busca problemas en un aeropuerto, preguntando en cada aerolínea qué vuelo lleva más gente. Finalmente –al ser descubierto por una niña cuando él está ocultando algo en su cuerpo en un baño y luego ser mal mirado por el padre de ella– se decide a arruinarles el viaje e ir con ellos a Hawaii. Una vez allí sabremos bien sus intenciones. Posee en un virus mortal, lo suelta en el baño del avión y el resto ya se lo imaginan. Pronto los pasajeros empezarán a contagiarse. Y feo.
Como el tipo había amenazado en redes sociales hacer algo así, pronto la policía encabezada por el Sargento Koo –Song Kang-ho, el actor de PARASITE y tantas otras– descubre quién es el bioterrorista, cuál es su historia y qué tipo de peligrosidad posee el virus que ha desparramado. Conectan con el vuelo –en el que, caray, viaja la esposa del policía– y de allí en adelante se abren más subtramas. Una, más ligada al suspenso respecto al vuelo en sí y si puede aterrizar en algún lado. La otra, el intento de descubrir –sí, en cuestión de horas– qué es el virus y si existe una vacuna para contrarrestarlo.
En casi 150 minutos de película hay para todo. Dramas humanos –el padre de la niña (Lee Byung-hun) es un ex piloto que quedó traumatizado por un aterrizaje forzoso y que se verá obligado a tomar las riendas también acá–, un mínimo misterio ligado a experimentos biológicos –quizás esta parte del relato se achicó post-pandemia real–, los riesgos que toma el policía en cuestión para resolver asuntos importantes a fuerza de golpes y hasta una potencial serie de conflictos internacionales con otros países que no quieren saber nada con recibir a un avión lleno de infectados. En medio de todo, el avión gira como si fuera un trompo.
Si bien la película es lo suficientemente absurda y excesiva para no ser tomada muy en serio ni comparada con lo que sucede en el mundo real, hay algunas fuertes coincidencias que la transforman en algo casi ridículo. Más que nada, tomando en cuenta que ahora todos somos un poco expertos en estos temas y muchas de las soluciones que aparecen aquí causan más risa que tensión o emoción. Es probable que, sin ese contexto, uno podría pasar por alto un montón de caprichos de la película –el género «desastre aéreo» habilita absurdos de todo tipo–, pero el problema de EMERGENCY DECLARATION va mucho más allá de lo mal que lidia con el tema virus. Sus problemas son, principalmente, de otro tipo.
Y si bien es habitual además que muchas superproducciones coreanas cambien varias veces de género –drama, comedia, thriller, suspenso– y hasta de personajes principales durante el transcurso de sus siempre largos metrajes, aquí hay una inconsistencia fuerte respecto a los dramas humanos que deberían darle cierto peso y carnadura dramática al relato. En un momento, todo es una larga serie de coincidencias y salvaciones de último segundo. Y, por más acostumbrado que uno esté a los caprichos y la amplitud del cine de género en sus versiones asiáticos, a Han Jae-rim le cuesta controlar su «vuelo cinematográfico» y el asunto se le va claramente de las manos.
Es una película que, por lo que ha comentado el director en entrevistas, se escribió antes de la pandemia pero se filmó durante su primera etapa. Será interesante saber si la película funcionará comercialmente –al menos en Corea– al lidiar con un tema que está demasiado cercano a la realidad como para jugar de esta manera tan «comercial» con él. ¿Alguien querrá ver hoy un thriller sobre un avión en el que se esparce un virus que puede matar a la gente en cuestión de horas? Difícil saberlo. Es una película un tanto fuera de lugar, descolgada, que pasa de una incómoda primera mitad –la más ligada al virus en sí– a una casi absurda segunda hora, cuando se convierte en algo más parecido a un ejemplar de cine catástrofe. Una película quizás muy convencional pero que, dadas las circunstancias, se ha convertido en una rareza.