Estrenos online: crítica de «Hermanos de sangre: Malcolm X y Muhammad Ali», de Marcus A. Clarke (Netflix)
Este documental de Netflix se centra en la breve relación de amistad entre el líder político y el carismático boxeador que fue bruscamente cortada por divisiones internas en la Nación del Islam.
Durante los pocos años en los que se conocieron y trataron, el entonces Cassius Clay y Malcolm X trabaron una fuerte aunque breve amistad. Y HERMANOS DE SANGRE (BLOOD BROTHERS) intenta recuperar esa historia contar una relación que empezó bien y terminó muy mal. Con entrevistas a hijas de ambos y a muchas otras personas que los conocieron y trataron (el hermano de Ali quizás sea el más relevante) junto a materiales de archivo de la época, muchos de ellos poco vistos, Clarke divide su narración en dos partes que luego se unen, siguiendo a cada uno de los personajes por separado y en sus momentos en común.
Quizás lo más revelador de la historia sea la manera en la que profundiza en el costado religioso del luego llamado Muhammad Ali –nombre que se cambia precisamente por este giro en su vida–, tema que no siempre ocupa mucho espacio en sus biografías, que suelen estar más centradas en lo deportivo. Lo que HERMANOS DE SANGRE cuenta es la fuerza de su devoción a la Nación del Islam, que creció en él tras su experiencia en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, dónde pudo comprobar la diferencia del trato allí en relación al racismo cotidiano que sufría en su país y especialmente en Kentucky, el estado en el que nació.
Conectándose con Malcolm X –estrella creciente dentro de la Nación del Islam y en el ámbito político– y también con el principal líder nacional de ese grupo religioso/militante, Elijah Muhammad, Ali fue integrándose más y más a esta particular agrupación que lo recibió con los brazos abiertos en función también de la difusión que la entonces joven estrella del boxeo podía darles. Fue así que conectó con Malcolm, cuyo carisma le iba permitiendo ganar popularidad dentro y fuera del movimiento.
Esos años de amistad y de encuentros en varias ciudades de los Estados Unidos terminarían bruscamente cuando, tras una serie de disputas internas, Malcolm X fue echado de la Nación del Islam por su líder principal y Ali aceptó esa decisión, alejándolo por completo de su vida. Malcolm sería asesinado poco tiempo después (en 1965, muy probablemente por miembros del propio grupo) por lo que jamás hubo tiempo de reparar y curar heridas entre ambos.
Salvo por su pelea contra Sonny Liston de 1964 y algunas escenas de sus triunfos previos en Roma, BLOOD BROTHERS deja por completo de lado la ya muy visitada carrera pugilística de Ali. Y esa decisión le da a la película no solo un mayor grado de originalidad sino que permite conocer aún más ese lado del boxeador, metiéndose en sus contradicciones y hasta analizando si hubo o no arrepentimiento de su parte luego de lo sucedido.
El otro gran protagonista, por supuesto, es Malcolm X, a quién este correcto y efectivo documental venera, dejando en claro que no solo fue un adelantado en relación a los modos proactivos de acción política de los afroamericanos que hoy son habituales en el Black Lives Matter (se oponía a la convivencia pacífica que promovía Martín Luther King y que él consideraba una integración mentirosa) sino también en otros aspectos como los ligados a los abusos sexuales, que criticaba abiertamente cuando nadie lo hacía. Quizás haya sido ese costado de su personalidad, más que el otro, el que acabó con su vida.