Festivales/Estrenos/Estrenos online: crítica de «Madres paralelas», de Pedro Almodóvar (Netflix)

Festivales/Estrenos/Estrenos online: crítica de «Madres paralelas», de Pedro Almodóvar (Netflix)

En su nuevo melodrama, el realizador de «Dolor y gloria» cuenta la historia de dos mujeres que quedan conectadas tras haber parido el mismo día en la misma clínica madrileña. Con Penélope Cruz, Milena Smit y Aitana Sánchez-Gijón.

Dos temas con poca relación en apariencia son conectados por Pedro Almodóvar en MADRES PARALELAS, su nueva película que se estrena en cines de la Argentina el 3 de febrero, se verá en Netflix a partir del 17 del mismo mes y que se presentó como película de clausura del Festival de Mar del Plata. Por un lado, el film es un melodrama con un dejo de thriller que se ajusta de manera más tradicional a los clásicos relatos del realizador manchego: la historia de dos mujeres, madres solteras y primerizas cuyos respectivos bebés nacieron el mismo día en la misma clínica madrileña. Y, por otro, un drama sobre la apertura de fosas comunes de las víctimas del franquismo.

La que conecta ambos universos paralelos es Janis (Penélope Cruz, que ganó merecidamente el premio a mejor actriz en el Festival de Venecia por este rol), una fotógrafa que está tratando de conseguir apoyo económico para buscar los cuerpos de las víctimas del régimen en su pueblo natal. A partir de esa búsqueda, ella inicia una relación con Arturo (Israel Elejalde), un antropólogo forense que se dedica a este tipo de trabajos. Janis queda embarazada y quiere tenerlo, pese a su oposición (Arturo está casado) y reclamos.

En la clínica a la que va a parir conoce a Ana (Milena Smit), una adolescente de 17 años cuyo embarazo no deseado causó un caos en su desmembrada familia. Hoy vive con su madre, una actriz (Aitana Sánchez Gijón) que está más preocupada por su problemática carrera profesional que por prestar atención a hija y nieta. Y si bien la chica tiene una buena posición económica que le permite sobrevivir, la maternidad en sí no le resulta en principio nada fácil.

A partir de un comentario casual primero y de la sensación que Arturo –con el que Janis se separó en buenos términos– tiene al ver a la bebé recién nacida, Janis se realiza un estudio genético que le asegura, con un cien por ciento de probabilidades, que la bebé no es hija suya. Y ahí se inician las sospechas de que, quizás, algo raro sucedió en la clínica y su niña pudo haber sido cambiada con la de Ana, lo cual dará pie al eje central del relato: la incómoda, amable pero rara y potencialmente tensa relación entre ambas mujeres.

MADRES PARALELAS tendrá sus mejores momentos al centrarse en las idas y vueltas de esa relación, con sus secretos, sus mentiras, su combinación entre sororidad y potencial conflicto en puerta, en torno a la revelación de lo que pudo haber ocurrido allí más otras complicaciones que se sumarán. La relación entre una mujer de 40 y pico y una chica adolescente, dos mujeres con más diferencias que similitudes aparentes, irá abriendo las puertas también para que la película regrese al tema inicial que parecía olvidado en el relato, el ligado a las fosas comunes.

Si bien es destacable que Almodóvar conecte con temas de la realidad política española de una manera más directa que lo usual, en esas escenas se lo nota al realizador un tanto fuera de su elemento, yendo por las historias de los familiares de las víctimas del franquismo de una manera un tanto pedestre y convencional. Pero el problema no es necesariamente ese sino la manera un tanto forzada de conectar ambos asuntos. Es cierto que los lazos familiares, la sororidad de las víctimas, las heridas traumáticas del pasado, la heroica y poco reconocida labor de las mujeres y la conexión entre familias genéticas y sustitutas están presentes en ambas subtramas pero la película nunca logra hacerlas coexistir de manera dramáticamente creíble.

De todos modos, y especialmente cuando se centra en las dos mujeres hermanadas y potencialmente enfrentadas, MADRES PARALELAS se adjunta muy bien a la filmografía del director de VOLVER, poniendo en juego tanto las diferencias generacionales y hasta ideológicas de sus dos protagonistas como su capacidad para ser empáticas respecto a la suerte de la otra. Ahí aparece la actualización temática del melodrama clásico, un asunto que Almodóvar no solo maneja muy bien sino que domina como el especialista que es, uno de los principales responsables de que este género se haya revitalizado de la manera en que lo hizo desde que el realizador español hace cine.