Series: reseña de «Rumbo al infierno: Ep. 1-2», de Yeon Sang-ho (Netflix)
Esta nueva serie apocalíptica coreana se centra en lo que sucede cuando criaturas sobrenaturales vienen a aniquilar a personas en la Tierra y nace un culto religioso que hace crecer aún más el pánico entre la gente. Del director de «Estación zombie», son seis episodios que Netflix estrena el 19 de noviembre.
Unas semanas antes de aparecer el fenómeno de EL JUEGO DEL CALAMAR, todo parecía indicar que la serie coreana estrella del año iba a ser HELLBOUND o RUMBO AL INFIERNO, como se la conocerá en castellano. En el Festival de Cine de Toronto –donde vi los dos primeros episodios que allí se exhibieron– fue la carta fuerte de la compañía en el terreno de las series en lugar de la otra. Y por detrás tiene un nombre mucho más taquillero y rimbombante: Yeon Sang-ho, el director de ESTACION ZOMBIE (o TREN A BUSAN). Lo cierto es que el impresionante éxito de esa otra serie seguramente le jugará a favor, al menos en relación a las expectativas generadas por este nuevo producto de la muy activa industria coreana que ahora copa también el mercado internacional de las series.
Convengamos que RUMBO AL INFIERNO tiene muy poco que ver, estilísticamente al menos, con EL JUEGO DEL CALAMAR, pero a la vez conserva de ella la angustia por lo que parece ser un final cruento, sea mediante la aniquilación individual o global, y la brutalidad que los humanos somos capaces de ejercer entre nosotros mismos para evitar perecer, caiga quien caiga en nuestro intento por salvarnos. Hay algo entre trágico e inevitable en ambas series, casi apocalíptico, que las conecta. Aquí se trata, literalmente, de la aparente llegada de misteriosos seres celestiales (llamémoslos, «demonios») que vienen a llevarse a personas de la Tierra.
La serie comienza directamente con los hechos. Lo que parece ser un día normal en las calles de Seúl se ve interrumpido por unos ventarrones, el caos en plena calle y la aparición de unas monstruosas criaturas que vienen a buscar y a «llevarse» a una persona concreta –un hombre que parece tomar tranquilamente un café en un bar– al infierno o, más bien, hacerlo polvillo en vivo. Así, de un día para el otro, el mundo (o Corea) descubre la existencia real de seres sobrenaturales de esos que nos hablan los textos religiosos hace milenios. Pero ahora no hay misterio: todos los que se topan con el hecho tienen sus camaritas a mano, filman lo que ven y el caos social se desata.
HELLBOUND se centrará en una serie de personajes que tratará de evitar ser aniquilados por esas criaturas y de investigar qué es lo que está sucediendo pero, fundamentalmente, en ver cómo la sociedad reacciona ante un hecho de estas características que podría probar la existencia de los conceptos religiosos tradicionales. Esto, claro, lleva a todo tipo de delirios místicos y a la súbita fama de un marginal grupo religioso que, todo parece indicar, predijo que esto iba a suceder y ahora se ha convertido en un fenómeno masivo. La Nueva Verdad –tal el nombre de la secta– tiene todo para ser creíble, ya que debe ser la única que puede mostrar sin dudas que los acontecimientos místicos que predijeron realmente están sucediendo.
Sin spoilear demasiado diremos que la Nueva Verdad sabe que estos ángeles de la muerte vienen a buscar a pecadores en un día y una hora determinados (a alguien se le anuncia la fecha exacta de su «liquidación» y, mal que le pese, eso sucede), algo que prueba ser cierto. Y propone que la única forma de no ser condenados a ese infierno es comportándose de manera pura, recta y sin dobleces. Y, a la vez, sus más fundamentalistas miembros se dedican a «mandar al frente» a todo aquel que consideren pecador y apto para ser borrado de la faz de la Tierra.
Uno de los principales protagonistas es Jin Kyeong-hoon (Yang Ik-june), el clásico policía torturado con una vida personal complicada, que es el encargado de investigar los extraños sucesos. Al principio rechaza la idea de que se trate de un evento de características sobrenaturales, pero pronto se verá obligado a reconocer que algo extraño está sucediendo. No solo eso, sino que quizás esos eventos puedan explicar algo de su historia y, quizás, hasta condenarlo a ser una de las víctimas.
Otro de los protagonistas es el líder de la Nueva Verdad, Jeong Jin-soo (Yoo Ah-in), que pasa a transformarse, por un lado, en el jefe de un verdadero culto con millones de seguidores y, por otro, en un enemigo aún más temible que las propias criaturas del más allá, ya que va generando un fanatismo cuyas similitudes con algunos hechos y personajes del mundo real quizás no sean del todo casuales. Sus seguidores más extremos se toman al pie de la letra sus palabras y se disponen ellos mismos a denunciar y ejecutar a los pecadores, sin esperar a los pacientes ángeles del infierno que serán espectaculares en sus modos pero a veces se toman demasiado tiempo en actuar.
Y un personaje que tendrá especial fuerza también será una abogada, Min Hye-jin (Kim Hyun-joo), que trata de proteger a una mujer llamada Jungja Park (Kim Shin-rok), cuya muerte ya ha sido anunciada por estas criaturas y que empieza a ser perseguida y brutalizada por los medios por un pecado claramente menor (de hecho ni siquiera cuenta como tal en la vida real). Ambas se convierten en las enemigas número uno de Jeong, al punto de que para el momento del «llamado» a Jungja, el hombre ayuda a que se monte un espectáculo mediático/televisivo armado para poder filmar en vivo la aparición de estos brutales y bestiales vengadores que vienen a buscarla.
Violenta, negra, desesperanzada, con la misma energía despiadada que tenía esa película en la que la gente era capaz de hacerle cualquier cosa a los otros seres humanos con tal de sobrevivir a los zombies, con muy poco espacio para cualquier tipo de compasión, HELLBOUND parece (insisto, vi solo dos episodios y se estrena mañana) ser una de esas series que reflejan bastante bien el mundo en el que vivimos. No serán criaturas malignas sobrenaturales las que han venido a atacarnos en pandemia pero la lógica de la llegada de esa «convivencia con la muerte» y la manera en la que mucha gente ha actuado al respecto son muy similares a lo que se ve aquí, aún cuando este proyecto está en la cabeza del director coreano desde hace muchos más años que el Covid-19. Es cierto, Asia tuvo otras epidemias previas que hicieron temblar a sus sociedades por lo que quizás, en algún sentido, estén conectadas. Sino de modo directo, al menos espiritualmente.
Esa mierda es muy turbia, y tétrico no la vean nunca
Coincido con el análisis realizado, y tras ver los seis episodios de la 1ra temporada, agrego que es muy inteligente el planteo, y muy inquietante para personas creyentes, ya que en cierto modo recupera en su trama el viejo argumento de Epicuro (en occidente, no conozco si en oriente hubo filosofos que plantearán esa perspectiva) acerca de por qué no hay que creer en dioses. Aún no vi la segunda temporada, espero que sea tan buena como la primera.
Esas series y dramas coreanos son pura basura, Netflix les ha dado fama, lo cierto es que son pura porquería y todos los actores se parecen. Jajaja!