Estrenos online: crítica de «Quiero que vuelvas», de Jason Orley (Amazon Prime Video)
En esta simpática comedia romántica, un hombre y una mujer que fueron dejados por sus respectivas parejas arman un plan para reconquistarlas. Con Charlie Day, Jenny Slate, Scott Eastwood y Gina Rodríguez. Estreno de Amazon Prime Video.
Como todos los febreros, al acercase el Día de San Valentín, aparecen las comedias románticas. Las pocas que se hacen y que no se dirigen en exclusiva al público adolescente. No solo se ha vuelto una rareza que existan sino que es aún más raro es que sean buenas, que funcionen. QUIERO QUE VUELVAS (I WANT YOU BACK, en el original) funciona. No siempre, no en todo momento, pero es simpática, tierna, tiene algunos momentos muy divertidos y dos protagonistas carismáticas que le otorgan a este film de Jason Orley lo que las películas de este tipo necesitan: química.
Charlie Day (el actor de QUIERO MATAR A MI JEFE y de la interminable serie IT’S ALWAYS SUNNY IN PHILADELPHIA, que ya lleva 15 temporadas y tiene contrato para tres más) y Jenny Slate (la ex comediante de SATURDAY NIGHT LIVE y actriz de series como PARKS AND RECREATIONS y HOUSE OF LIES, que es muy parecida a la realizadora Ana Katz) son la evidencia de que estas películas sobreviven gracias a dos cosas: un guión lo suficientemente ingenioso y simpático, y dos carismáticos protagonistas con talento para la comedia y que logren transmitirle al espectador ese algo intangible que es una conexión entre ellos.
Day encarna aquí a Peter, un tipo afable y bonachón que, en medio del festejo de un cumpleaños familiar, se topa con la mala noticia de que su novia Anne (Gina Rodríguez) lo va a dejar tras seis años de noviazgo porque lo ve un tipo algo «quedado». En paralelo, la chispeante Emma (Slate) recibe una similar noticia de su novio Noah (Scott Eastwood, casi una copia «desenvejecida» de su papá Clint) en medio de un almuerzo en un restaurante. Las dos rupturas tienen otra cosa en común: están ligadas a la aparición de terceros en discordia. Y en ambos casos las cosas salen a la luz al momento de romper.
Ni Peter ni Emma resisten bien a la noticia. Lloran, están angustiados, depresivos, muy tristes. Lo que no tienen idea es que trabajan en el mismo edificio, a tres pisos de distancia, y un día se encuentran casualmente llorando en las escaleras. Se cuentan sus problemas, se convierten en amigos («Las Hermanas Tristeza», se llaman), se emborrachan y comparten historias de sus exes en una serie de encuentros. Es evidente que hay química entre ambos pero están tan obsesionados con sus respectivos exes que lo primero que hacen es armar un plan para recuperarlos.
El plan consiste en romper sus otras relaciones. Emma tiene que meterse en la vida de Anne y Logan (Manny Jacinto), su nueva pareja, tratando de conquistar al tipo. Y Peter tiene una tarea en apariencia más sencilla. Como parece obvio que con su look le será difícil competir con el atractivo Noah y «sacarle» a su nueva novia Ginny (Clark Backo), su plan es hacerse amigo de él e ir convenciéndolo de volver con Emma. Ninguna de las dos cosas será sencilla y gran parte de QUIERO QUE VUELVAS se irá en los enredos generados por este típico pero bien armado paso de comedia.
Allí Orley dará rienda suelta a algunas situaciones divertidas e incómodas, salidas alcoholizadas que terminan mal (hay un muy divertido cameo de Pete Davidson ahí), una curiosa propuesta de armar un menage a trois y, hasta los raros intentos de Emma de ser parte de una versión musical escolar de LA TIENDITA DEL HORROR forzada por las circunstancias de su misión. Y de ahí en adelante –más allá de algún giro o vuelta de tuerca de más– los condimentos son los esperables en una comedia romántica clásica.
No esperen grandes sorpresas aquí. La película tiene una estructura muy similar a comedias románticas clásicas como CUANDO HARRY CONOCIO A SALLY o cualquier otra trama en la cual dos amigos que se ayudan a atravesar sus respectivas dificultades se dan cuenta después que lo más importante que tienen es al otro. Y en este tipo de relatos las reglas están para alterarlas un poquito, reflejando el espíritu de cada época, pero no para romperlas. QUIERO QUE VUELVAS –el título tiene su doble interpretación– es una amable heredera de esa excelente y un poco olvidada tradición del cine estadounidense, que hoy parece relegada a sobrevivir cobijada en el Día de San Valentín y no mucho más.