Estrenos online: crítica de «Una sombra en mi ojo», de Ole Bornedal (Netflix)
Este film bélico se centra en el complicado Operativo Carthage en el que la Fuerza Aérea Británica bombardeó la sede de la Gestapo en Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial.
Un film bélico con estructura de «cine catástrofe», la nueva película del realizador danés de VIGILANTE NOCTURNO lo lleva de regreso a su país para relatar un hecho histórico fuerte y doloroso que tuvo lugar en Copenhagen hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, la llamada Operation Carthage en la que la fuerza aérea británica intentó destruir la sede de la Gestapo en esa ciudad con algunas consecuencias inesperadas dentro de lo que se puede denominar, fríamente, como «daños colaterales».
El film abre explicando el contexto histórico. Es 1945 y la resistencia danesa viene hace años pidiéndole a la RAF británica que bombardeen esa sede, algo que ellos evitan hacer ya que el edificio que ocupa la Gestapo (llamado Shellhuset y propiedad de la Shell) está en el centro de Copenhagen, transformando al ataque en una operación de altísimo riesgo. Pero para entonces, con los vientos bélicos cambiando y los nazis en caída, aceptan hacerlo.
La película ocupará su primera mitad en presentar una excesiva serie de personajes en los días o semanas previos al ataque. De hecho, lo primero que vemos anticipa el riesgo de lo que vendrá después ya que un avión británico le dispara por error a un auto que lleva a unas chicas a una boda creyendo que era un coche con nazis. El que sobrevive, shockeado, a ese bombardeo es Henry (Bertram Bisgaard Enevoldsen), un niño que queda tran traumado con lo que sucede que pierde la capacidad de hablar. Y los médicos, digamos, más que ayudarlo lo torturan más.
Junto a Eva (Ella Josephine Lund Nilsson) y a su pequeña hermana Rigmor (Ester Birch), Henry va a una escuela de monjas en Copenhagen. Allí da clases Teresa (Fanny Bornedal, hija del director), una monja un tanto rebelde muy disgustada con los crímenes de los nazis y con la apatía de otras monjas al respecto. Teresa conoce a Frederick (Alex Høgh Andersen), un joven que trabaja en la policía secreta danesa colaborando con los invasores y hace lo imposible para tratar de convencerlo de cambiar de bando. Además de ellos, vemos a oficiales de la Gestapo y a los colaboracionistas torturar a miembros de la resistencia y a los pilotos británicos que se equivocaron con el accidente del principio. No tardaremos en darnos cuenta de que son capaces de cometer errores también en el operativo planeado contra la Shellhuset.
Junto a la presentación de todos los personajes y sus circunstancias específicas –todos se van reuniendo en la zona céntrica de Copenhagen, algunos en esa sede y los niños y las monjas en la cercana escuela–, la película mostrará el plan de acción de la RAF. Y no hace falta ser historiador ni saber del operativo en cuestión para darse cuenta que no será nada fácil bombardear un edificio en el centro de una ciudad sin los temidos daños colaterales.
UNA SOMBRA EN MI OJO está narrada con el clásico estilo de los films de la Segunda Guerra pero presenta una situación mucho más dura y grave de lo que usualmente se ve en esas películas, más que nada por la presencia de muchos niños y la sensación que uno tiene de que si se los muestra tanto por algo debe ser. Y si bien lo que allí sucedió es un hecho histórico conocido, no lo contaré aquí. Tras el breve y caótico operativo, Bornedal ocupará el resto del tiempo a narrar las consecuencias del hecho, poniendo más la atención en los errores que en los aciertos.
Se trata de una película que no disimula la gravedad de lo que sucedió. Más allá de algún personaje o situación específica, Bornedal va al fondo de los hechos, en escenas que son perturbadoras no tanto por lo violentas sino porque involucran a niños. Las historias previas de los personajes que arman el esquema narrativo de la película funcionan de un modo excesivamente tradicional, tratando de generar empatía por algunos de los involucrados. Y si bien en parte lo consigue se trata de un recurso demasiado convencional. Quizás una mayor atención al operativo específico o a sus consecuencias geopolíticas podía haber sido igual o más interesante de observar y analizar.
Una vez que se atraviesa la confusión de su extensa presentación de personajes, la película comienza a crecer en ritmo y potencia, si bien tiene algunas escenas y situaciones que no le aportan demasiado a la historia. Un director con bastante experiencia en Hollywood (dirigió algo llamado POSESION SATANICA allá por 2012), Bornedal tiene habilidad para hacer avanzar el relato de un modo efectivo, más allá de la previsibilidad de algunos giros dramáticos. Las escenas bélicas, sin ir más lejos, están muy bien resueltas si bien son curiosamente breves. Es que más que el operativo en sí, lo que al realizador le interesa es contar el costo humano de ese y de cualquier conflicto bélico.