Series: reseña de «The Dropout: Episodios 1-3», de Elizabeth Meriweather (Star+)
Esta miniserie cuenta la historia de Elizabeth Holmes, la fundadora de la compañía tecológica-farmacéutica Theranos que proponía revolucionar el mundo de la medicina y terminó en un estrepitoso fracaso. Con Amanda Seyfried, Naveen Andrews, Stephen Fry y William H. Macy. En Star+.
De todas las series basadas en casos reales, acaso una de las tendencias más notorias es la de historias de empresarios que se metieron en negocios millonarios y, en algún momento, se dieron la cabeza contra la pared. Solo en marzo apareció una biografía del fundador de Uber, en breve se verá otra del creador de WeWork y hoy Star Plus estrena THE DROPOUT, sobre la fundadora de la compañía tecnológica-medicinal Theranos. Y si bien las historias de ascenso y caída son parecidas, la que manejan acá Meriweather y el director de la mitad de sus episodios, el experimentado Michael Showalter (THE BIG SICK), es la más directa e inmersiva, sin optar por el tono absurdo, humorístico o un tanto exagerado de otras. Curioso, porque Showalter viene de la comedia y porque, en algún momento, el papel lo iba a interpretar Kate McKinnon, la brillante comediante de Saturday Night Live.
Acaso el cambio de tono estuvo ligado al casting. Al ser reemplazada por Amanda Seyfrid (MAMMA MIA!), el personaje pasó a ser más oscuro y enigmático, una joven mujer emprendedora que se metió en un negocio más por prepotencia y deseo de ser billonaria que por realmente tener idea qué es lo que quería hacer y cómo. Elizabeth Holmes es una chica fría y obsesiva que fue testigo del despido de su padre de una empresa grande (Enron, de precipitada y famosa caída) y que decidió que su sueño en la vida era ser como su ídolo Steve Jobs… como sea.
La chica entró a la Universidad de Stanford pero en segundo año, entusiasmada con un proyecto que se estaba trabajando en el laboratorio allí, decidió dejar la carrera (de ahí viene el título de la serie) para crear su propia compañía, llamada Theranos. ¿A qué se dedicaría Theranos? A producir un aparato que cualquier persona pudiera comprar, llevarse a su casa, colocar una gota de sangre en una tarjeta, insertarla en él y el programa correría todo tipo de tests de salud, sin necesidad de ir a clínicas, sacarse sangre decenas de veces y depender del sistema de salud. Un «auto-test» cómodo y rápido que te pueda decir cómo está tu salud en todo momento.
El problema es que la chica se lanzó a tratar de conseguir inversores y convenios con laboratorios cuando el aparatito en cuestión estaba lejos de funcionar y sin saber si en algún momento podría hacerlo. A lo largo de los tres primeros episodios que se estrenaron el 3 de marzo (son ocho, en total), lo que THE DROPOUT cuenta son los inicios de Theranos y los cada vez más frustrados intentos de Holmes y su equipo de hacer funcionar el sistema. El problema es que, a falta de resultados verdaderos, para cumplir con sus compromisos y seducir inversores, Holmes decidió que lo mejor que podía hacer era inventarlos, falsearlos. «Truchearlos«, diríamos acá.
A la par, la serie sigue su complicado recorrido personal. Una chica sin amigos, obsesionada por el éxito, celosa de todo y de todos e insegura por su condición de mujer joven en un mundo dominado por «machos alfa», Elizabeth se enredará con un hombre mayor, millonario, llamado Ramesh Balwani (Naveen Andrews, el Sayid de LOST) con el que tendrá una relación complicada, mientras lidia además con inversores llenos de dudas, familiares nerviosos, vecinos competitivos (William H. Macy), su propio equipo que no confía en ella (Stephen Fry, entre otros), bruscos profesores universitarios (Laurie Metcalf) y rivales de otras compañías que miran con desconfianza lo que está haciendo. Y esas advertencias, en lugar de hacerla frenar o reflexionar, les daban aún más empuje para vender a todos. Y si el producto funcionaba o no, parecía ser lo de menos…
Holmes se volvió una celebridad en vida, aún antes de su caída, por ser una mujer emprendedora con un proyecto revolucionario que podría, según sus propias palabras, cambiar el mundo de la medicina para siempre. Y, a la vez, por su personalidad enigmática, su voz grave y profunda (que fue «armando» con el paso del tiempo frente al espejo) y esa forma entre distante y antipática de relacionarse con todos, casi una sociópata en potencia incapaz de sentimientos como la empatía. THE DROPOUT consigue mostrar su peligrosa manera de actuar comprendiendo, a la vez, las presiones recibidas que quizás la llevaron a apresurar un proyecto que, con otros tiempos, podría haber funcionado.
Ya se anunció que Adam McKay hará una película sobre Holmes como Jennifer Lawrence como protagonista, que hay un documental en proceso y que HBO tiene encaminada otra serie sobre el personaje. Quizás sea demasiado. Su historia es fascinante (esta serie, de hecho, se basa en un podcast que ya se hizo sobre ella), pero el personaje es demasiado opaco para ameritar tantos focos. A diferencia del descontracturado y exótico Adam Neumann (de WeWork), Holmes es una persona cerrada y misteriosa, afectada al máximo e incapaz de darse cuenta de la peligrosidad de sus actos. Acá no se trata de venta de edificios o una aplicación para autos. Aquí lo que se pone en riesgo es la vida de la gente.
Pero gracias al trabajo de Seyfried uno puede llegar a ver la vulnerabilidad y la confusión de esta chica aún antes de convertirse en el personaje un tanto monstruoso que aparentemente terminó siendo. La actriz de BIG LOVE y MEAN GIRLS logra sacar al personaje de la caricatura y permite que el espectador entienda los motivos que la llevaron a hacer prácticamente todo mal. THE DROPOUT no justifica sus actos ni mucho menos. Solo muestra que el propio sistema es, también, el que se encarga de producir monstruos.
Ya existe un documental muy bueno de HBO sobre este caso (esta en HBO Max)… The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley.