Estrenos online: crítica de «Regreso al espacio», de Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Regreso al espacio», de Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi (Netflix)

Este documental cuenta la historia de SpaceX, la empresa creada y dirigida por Elon Musk con el objetivo a largo plazo de llevar a la humanidad a otros planetas. Estreno de Netflix.

Resulta complicado que una película como esta no sea vista como una larga publicidad de SpaceX, la compañía del hombre más rico del mundo, Elon Musk, que ha logrado volver a poner astronautas estadounidenses en el espacio con equipamiento propio después de nueve años. Los directores de FREE SOLO –experimentados y ganadores del Oscar– pueden hacer todas las piruetas posibles para tratar de enfocar la narración en las historias de los dos astronautas que hicieron el viaje en cuestión en 2020 pero es claramente difícil no verlo a Musk como el hombre que tiene el corte final. Y no solo de la película.

De todos modos, la historia tiene la épica suficiente como para que uno logre, por momentos, olvidarse de que está viendo un infomercial lujoso de dos horas. REGRESO AL ESPACIO resume la historia de los problemas que tuvieron programas como el Challenger, el Columbia y el cierre de operaciones de la plataforma de lanzamiento para presentar una situación casi de abandono de la antes orgullosamente exitosa NASA.

Aquí aparecen Musk y sus millones. Mucho antes de ser el multibillonario que es hoy (igual, dinero no le faltaba), el hombre decidió invertir hace 20 años en los viajes al espacio con un objetivo a largo plazo que es convertir a Marte en un planeta habitable para la humanidad, en función de lo que podría ser un futuro limitado de la Tierra como un lugar vivible.

Se puede pensar cualquier cosa de Elon –que es un delirante, un ególatra, un megalómano y que está enredado en una competencia con otros billonarios como Jeff Bezos– pero lo cierto es que el pronóstico quizás no sea del todo errado y haya que pensar en otros lugares para llevar a la humanidad dentro de menos décadas de las que suponemos.

La película contará durante su primera mitad los complicados pasos para que las naves pudieran funcionar, regresar y, lo más difícil, volverse reciclables, permitiendo que vuelvan a ser usadas y así reducir mucho los presupuestos de los viajes espaciales. Más fracasos que éxitos hay en esta fase, pero el bolsillo es lo suficientemente amplio como para seguir probando y tratando de conseguir un contrato con la NASA, privatizando de ese modo la conquista del espacio, algo que a la vez tiene connotaciones problemáticas.

La segunda hora seguirá paso a paso el lanzamiento, en medio de la pandemia, del Dragon Demo-2, con los astronautas Doug Hurley y Bob Behnke al mando de la nave. Los realizadores saben ir planteando los constantes desafíos que tiene el viaje en todas sus etapas, desde el lanzamiento hasta el regreso final, presentando todas las complicaciones y reveses con los que pueden encontrarse, incluyendo el más simpático recuento de sus días en el International Space Station donde se retoma el inevitable tema de la vida sin gravedad. Y, en función de las vidas familiares de los astronautas y de algunos accidentes del pasado, el regreso a la Tierra se vuelve casi una película de suspenso, por más que uno conozca el final.

Sin hacer cuestionamientos a la lógica de la exploración privada del espacio (de hecho, cuando el mítico Neil Armstrong lo hace, se lo califica como alguien anticuado), el documental deja en claro que no está narrado desde una posición externa o independiente. Es un buen producto de marketing, realizado por dos cineastas que saben como construir películas de acción a partir de situaciones reales (tanto FREE SOLO como THE RESCUE están disponibles en Disney+) y que logran disimular más o menos bien que el documental es, en realidad, una cuidada y prolija publicidad.