Series: reseña de «Iosi, el espía arrepentido – Episodios 1/3», de Daniel Burman (Amazon Prime Video)

Series: reseña de «Iosi, el espía arrepentido – Episodios 1/3», de Daniel Burman (Amazon Prime Video)

Esta muy efectiva serie de suspenso se centra en el caso real de un agente de inteligencia que estuvo infiltrado durante muchos años en la colectividad judía en la Argentina. Con Gustavo Bassani, Natalia Oreiro, Alejandro Awada, Daniel Kuzniecka, Carla Quevedo y Juan Leyrado. Estrena Amazon Prime Video el 29 de abril.

La combinación entre vendedores de telas del barrio porteño del Once y una trama de espionaje puede parecer a simple vista rara, pero acaso no lo sea. Desde las épocas de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, el barrio ha ido incorporando cada vez más a su fisonomía cierta simbología ligada a la seguridad, al misterio, a lo policial. Cámaras y casillas de seguridad, personal (de civil o no) recorriendo la zona, los ya conocidos postes, los controles, las rejas. Muchos de ustedes no habían nacido –como se suele decir en Twitter– pero hubo una época en la que la vida de la comunidad judía en la Argentina no estaba tan marcada por ese tipo de protección y cuidado. Los que tenemos cierta edad lo recordamos bien. Pero sucedieron los atentados y la historia cambió. O, al menos, se hizo visible.

IOSI, EL ESPIA ARREPENTIDO no es, estrictamente, una serie sobre los atentados sino una que va hacia un lugar más profundo. Dentro de su trama de suspenso y espionaje, es una serie cuyo eje no es otro que el antisemitismo. Es el problemático motor que moviliza a los personajes, especialmente al protagonista. Si bien la serie arranca más cerca de la actualidad, en 2007, donde vemos al tal Iosi –como bien lo spoilea el propio título– ya arrepentido de sus largos años como agente de inteligencia encubierto dentro de la comunidad judía, cuando se retoma la historia desde los años ’80 vemos que el hombre, en ese entonces llamado José, vive rodeado de una cultura de desprecio a los judíos.

Eso lo atraviesa en su hogar familiar de Entre Ríos, ya que su madre se ha casado en segundas nupcias con un hombre de la colectividad al que él desprecia –en uno de los más claramente «ficcionalizados» giros de la serie, basada en un caso real– y se hace aún más notable en la Policía, en la que se prepara y entrena para ser oficial. Interpretado por el muy versátil Gustavo Bassani (un actor de teatro casi sin experiencia en cine y TV), José demuestra ser más inteligente y capaz que muchos de sus pares y pronto es reclutado por sus superiores para el Servicio de Inteligencia. Y el antisemitismo de todos ellos (jefes y personal raso) parece unirlos más que cualquier otra cosa.

Es así que José se convierte en Iosi, corta lazos con toda su familia, se inventa una nueva historia de vida y se va infiltrando de a poco en esa más abierta colectividad judía de los ’80. ¿El objetivo? Aunque parezca mentira –ya que es una de esas teorías conspirativas con las que uno no imagina trabajando a un equipo supuestamente serio dedicado a la Inteligencia–, en la SIDE están obsesionados con el «Plan Andinia», uno de esos mitos que ya existían antes de internet y que suponía que los judíos tenían intenciones de quedarse con la Patagonia argentina y chilena y armar otro estado propio allí. Es para averiguar qué pasa con eso que José/Iosi empieza una nueva vida como infiltrado.

A lo largo de los primeros tres episodios que fueron adelantados a la prensa, IOSI, EL ESPIA ARREPENTIDO irá contando los avances y enredos del infiltrado en el seno de la comunidad. Su conexión con clubes, agrupaciones políticas, líderes de todo tipo (y color ideológico), sus romances, los típicos riesgos de ser descubierto y puesto en evidencia, sus reportes a sus superiores y así. Todo en función de ir descubriendo los secretos que, suponen, la colectividad maneja para quedarse con la mitad de la Argentina. En el interín –lo cual lleva a pensar que el Plan Andinia no es otra cosa que una excusa–, Iosi conoce y describe a sus superiores cómo es la Embajada y la AMIA, entre otras cuestiones. Todo eso sucede en la segunda mitad de los ’80, casi una década antes de los atentados.

La serie irá y vendrá en el tiempo. El otro pivot será el año 2007 y ahí ya veremos a un Iosi que aparentemente ha cambiado de bando, luchando contra lo que parecen ser sus anteriores aliados y colaborando con quienes eran sus espiados. ¿Cómo y por qué se produjo ese arrepentimiento? ¿Qué pasó en todos esos años además de los conocidos atentados? Eso es algo que la serie irá, imaginamos, revelando a lo largo de sus restantes episodios. O lo pueden leer –en una versión con algunas diferencias– en el libro homónimo de Miriam Lewin y Horacio Lutzky publicado en 2015.

Viniendo de Burman, un cineasta y ahora «creador de contenidos audiovisuales» para distintas plataformas, un material como este puede parecer raro. No tanto por el universo que retrata (Burman es un experto en la comunidad judía y más específicamente en el barrio del Once, como se ve en muchas de sus películas, incluyendo EL ABRAZO PARTIDO, ESPERANDO AL MESIAS y EL REY DEL ONCE) sino por el tono de suspenso y hasta brusca violencia que tiene la serie. Y a juzgar por estos tres episodios, su adaptación al género está más que lograda, creando un clima de intriga, misterio y tensión que se sostiene en todo momento. El realizador se maneja con bastante seguridad dentro de una trama a lo BRASCO, EL TOPO, THE AMERICANS o hasta LOS INFILTRADOS, agregándole los condimentos locales esperables (más allá de que buena parte del Once esté filmado en Montevideo) y el color específico de la colectividad judía.

Lo ayuda mucho un elenco encabezado por el sorprendente Bassani y por una Natalia Oreiro –en el rol de su «contacto»– que parece estar pidiendo una serie propia interpretando a una agente secreta internacional. El personaje es detestable (es su superiora, una mujer antisemita hasta la médula y bastante cruenta), pero la actriz la interpreta con una frialdad a prueba de, bueno, ya verán… Otros roles importantes –al menos en estos primeros episodios– recaen en Alejandro Awada, Daniel Kuzniecka, Mirella Pascual, Carla Quevedo, Marco Antonio Caponi y Minerva Casero. Y más allá de algún exceso de caracterización, en general todos conectan con el tono propuesto por Burman y Sebastián Borensztein, que dirige algunos episodios y que es el principal guionista de la serie.

Sí, por momentos los diálogos son un poco «expositivos» y hay algunas escenas o situaciones que no están del todo bien manejadas (¿por qué un espía supuestamente tan capacitado por momentos actúa de manera tan sospechosa?), pero son parte de los códigos de los relatos de espionaje, que con el objetivo de generar suspenso tienden a meter a sus protagonistas en más problemas que los necesarios. Pero más allá de estos asuntos menores, IOSI, EL ESPIA ARREPENTIDO es una serie atractiva, promisoria y muy a tono con el formato elegido. La ayuda también su estructura en dos tiempos, ya que permite que uno pueda identificarse un poco más con un protagonista que de otra manera sería demasiado desagradable.

Si la historia de José/Iosi es o no tal como se la cuenta –en la serie, en el libro, en la vida– es secundario. Por momentos uno puede pensar en EL IRLANDES, la película de Martin Scorsese que tenía también a un hombre que confesaba haber estado involucrado en crímenes pesados, y darse cuenta que lo principal es que funcione dentro del contexto del relato, más allá de cuanto haya de ficción o forzada justificación en eso que cuenta. Y la serie no solo lo hace sino que habilita a hablar de ese tema tan complejo como es el antisemitismo en la Argentina y el peso que eso pudo haber tenido en los atentados a las instituciones judías en la década del ’90. Las teorías conspirativas, los prejuicios y los miedos llevan a la desconfianza y muchas veces al terror. Lo veíamos entonces y, algoritmos mediante, ahora lo vemos aún más.