Series: reseña de «Better Call Saul – Temporada 6/Episodio 4», de Vince Gilligan y Peter Gould (Netflix)

Series: reseña de «Better Call Saul – Temporada 6/Episodio 4», de Vince Gilligan y Peter Gould (Netflix)

En un episodio centrado exclusivamente en las desventuras de Saul, Kim y, en menor medida, Gus y Mike, la serie da un paso clave hacia su recta final. Por Netflix.

Este episodio relativamente breve y en apariencia transicional de la nueva temporada de BETTER CALL SAUL quizás haya terminado siendo el más revelador e importante en lo que respecta a ir moviendo la aguja hacia una nueva etapa de la serie. Dirigido por Rhea Seehorn (la actriz que encarna a Kim Wexler), se trata de un episodio alejado por completo del mundo de los narcos –al menos de manera directa– y centrado en las actividades de Saul, Kim, Gus y Mike.

El tono del episodio, titulado «Hit & Run», es en principio un tanto más cómico que los recientes. Y Seehorn aprovecha esa cierta relajación dramática para proponer algunos apuntes curiosos de puesta en escena y uso de la cámara (ya verán cuáles, son bastante evidentes), además de la manera en la que está utilizada la música y las locaciones. Es, quizás, el episodio más «Albuquerque» de la serie en mucho tiempo.

No parece haber un eje central sino que el episodio consiste en mostrar un paso más de la evolución (o involución, como prefieran) de Saul hacia el costado más border de la ley. El título está dado por la idea detrás de la trampa que Saul y Kim le están armando al abogado Howard Hamlin (Patrick Fabian) para destruir su reputación, un extremadamente complicado engaño que viene en proceso hace varios episodios y que aquí incluye involucrarlo en una violenta situación con una prostituta. Ya verán cómo…

Ese truco da pie para otra continuación narrativa abandonada en el episodio anterior. Kim comprueba que sí, que la están siguiendo, y usará su franco estilo para tratar de poner un freno al asunto aunque al final termine dándose cuenta que las cosas no son exactamente como las imaginaba. En el proceso tendrá un primer encuentro (me sorprendió que fuera el primero, pero aparentemente es así) con Mike Ehrmantraut que da a entender algo que todos ya sabíamos: que todos se dan cuenta que ella, más que Saul, es la persona fuerte y decisiva en esa relación.

Otro momento revelador tendrá que ver con la escena que abre el episodio y sobre la que se regresa casi al final y que incluye también cuestiones de espionaje y algunas revelaciones específicas y sorprendentes sobre la vida personal de Gus Fring. El tema acá parece pasar porque Gus no está convencido que el mafioso Lalo Salamanca esté muerto y hace lo imposible por encontrarlo a lo largo y a lo ancho de la ciudad. Y protegerse, claro está.

Y el tema Salamanca habilitará el que, para mí, es el segmento clave del episodio. Al entrar en el juzgado, Saul se da cuenta que todos lo evitan, lo miran mal y hasta le retiran el saludo. Pronto alguno le dirá la razón: todos allí saben que es el abogado de un narco inescrupuloso que pagó la fianza y se fugó gracias también a sus «malas artes» como profesional. Y eso, que empieza frustrando y molestando a Saul, termina dando un giro inesperado más en su carrera.

Su mala fama será entre abogados y colegas, pero «en la calle» su nombre pasa a ser buscado por decenas de delincuentes de todo tipo que se enteraron del asunto y ahora saben que es un tipo en el que pueden confiar. Y, rápidamente, su «oficina del fondo» se llena de una larga fila de potenciales clientes que lo quieren como su abogado. Si hacía falta un golpe más para la transformación de Jimmy en Saul este nuevo giro se lo estaría dando.

Lo que sucede con Saul aquí no es tan distinto que lo que le pasaba temporadas atrás, siendo Jimmy. El rechazo de sus pares a partir de ciertas actitudes suyas, en lugar de amedrentarlo, terminan habilitándolo a meterse en territorios más pantanosos. Y Kim, en esta etapa de su vida, deja sus reparos rápidamente de lado y se suma a la idea de que se abra un nuevo local. Si vieron BREAKING BAD, ya saben a qué lugar me refiero.

Quizás, discretamente, este episodio marque también un punto de inflexión en la relación entre Saul y Kim. Así como él parece abrazar con todo su paso a la defensa de criminales, ella parece encontrar un sostén económico para dedicarse a sus casos pro-bono, algo que le permitiría seguir trabajando con personas de bajos recursos. ¿Marcará eso una diferencia? ¿Los alejará, los acercará? Sabiendo que falta poco para el final de la serie, es imposible no pensar todo lo que vemos en función del futuro de ambos. Puede ser reduccionista –la serie es mucho más que saber qué pasó con Kim–, pero es inevitable. Los creadores lo saben y juegan con nuestras expectativas.