Series: crítica con spoilers de «The Boys: Temporada 3», de Eric Kripke (Amazon Prime Video)

Series: crítica con spoilers de «The Boys: Temporada 3», de Eric Kripke (Amazon Prime Video)

Combinando acción, drama y sátira política, la serie basada en la novela gráfica de Garth Ennis terminó otra inteligente y divertida temporada. Por Amazon Prime Video.

La tercera temporada de THE BOYS llevó hasta el extremo las tensiones, la violencia, el drama y el humor que la serie ha tenido a lo largo de su existencia. SPOILERS DE ACA EN MAS. El previsible y esperado choque entre el supuesto equipo conformado por Billy Butcher y Soldier Boy frente a Homelander terminó siendo bastante más complicado que lo esperado a partir de la revelación de que el blondo superhéroe/supervillano no solo es su heredero como líder de los Siete sino que es, literalmente, el hijo biológico del descongelado ¿héroe? de antaño. Al combo padres e hijos se suma la convenientemente utilizada aparición de Ryan –el hijo de Homelander con la mujer de Billy– en el enfrentamiento final, creando un caos cruzado en el que hasta último momento no se sabía de qué lado se pondrían unos y otros.

El ángulo paterno-filial y familiar se extiende a casi todos los demás personajes. Mother’s Milk desea liquidar a Soldier Boy por su rol en la muerte de sus padres y, a la vez, tiene una complicada relación con su hija Janine a partir de su devoción (instigada por su padrastro) por Homelander y la cultura de los superhéroes que, él sabe, no tiene nada que ver con la realidad. Y a Soldier Boy también lo atormentan las continuas humillaciones de su propio padre. Los hermanos son un punto importante también, tanto para A-Train como para Butcher (uno en el presente, otro en el pasado), lo mismo que las relaciones de pareja (entre Starlight y Hughie, entre Frenchie y Kimiko). Serán esas «debilidades» las que complicarán las decisiones a tomar de cada uno de ellos a lo largo de la serie pero especialmente en el enfrentamiento final de la temporada.

Entre los últimos desarrollos de una serie que basculó entre la sátira política y la brutal saga de enfrentamientos físicos, quizás los más destacados tuvieron que ver con los últimos días de Noir y la ingeniosa manera de manejar su dañada psiquis a través de dibujos animados. Y si bien el «herogasm» fue un descontrol pasado de rosca en todo sentido, sirvió para poner al frente un concepto que siempre parece olvidarse en las historias de superhéroes, el de las «pérdidas colaterales». En esta temporada, THE BOYS le presta más atención –no siempre, claro– a «el día después», a lo que sucede cuando alguien junta las piezas rotas de alguna explosión o violenta escena de acción que dejó un tendal de muertos en el camino.

El final nos deja a un Butcher (Karl Urban) rehumanizado –bah, un poco– a partir de su protección de Hughie y su «sacrificio» al seguir inyectándose la aparentemente mortal dosis de Temp. V para combatir a los dos supes, a Soldier Boy freezado esta vez por la CIA, a Noir brutalmente asesinado, a Maeve retirada en la campiña, a Deep separado (bah, reunido con sus moluscos), a A-Train físicamente recuperado, a Starlight abandonando ¿definitivamente? a Vought y al resto de los protagonistas más o menos en su lugar, incluyendo a Homelander, que va camino en transformarse en lo más parecido que la serie tuvo o tiene a un dictador.

Todo parece indicar –por el final de esta temporada– que la siguiente seguirá explorando el lado político de THE BOYS. Recordemos que a lo largo de estos ocho episodios vimos cómo Homelander iba ganando más y más poder a partir de notar que sus fans aceptaban y toleraban cualquier cosa que él hiciera, al mejor estilo de lo que sucedió con Donald Trump en los Estados Unidos. Al final de la temporada esta tolerancia crece aún más y todo parece indicar, a partir de la candidatura a vicepresidente de Victoria Newman –tras un oportuno asesinato político–, que la lucha ahora se moverá para el lado electoral, siguiendo también lo que fueron similares procesos en el mundo real.

Kripke se ubica muy cerca, a veces demasiado, de las noticias que vienen sacudiendo a los Estados Unidos en los últimos años, transformando a Homelander en la versión «comic book» de Trump: alguien que no respeta las reglas, que toma decisiones inconsultas, que solo está pendiente de su popularidad, que se saca de encima a cualquiera que no lo apoye y que tiene, finalmente, un enorme grupo de seguidores dispuestos a bancarlo hasta las últimas consecuencias, incluyendo –parece ahora– a su hijo. Apuesto que la cuarta temporada tendrá su versión ficcional de lo que fue el ataque al Congreso de los seguidores del ex presidente el 6 de enero de 2021. Todo parece indicar que la cosa va por ese camino.

La cercanía con la realidad sociopolítica da para grandes momentos de humor. La breve y oportuna conversión de A-Train en militante afroamericano es una de ellas, así como el uso paródico de las redes sociales como fuente de información, la utilización del concepto de fake news con el que Homelander y los suyos desacreditan cualquier intento de crítica y las muy ingeniosas parodias de avisos publicitarios, películas, programas de televisión (el conductor del noticiero de Vought está inspirado en uno de Fox News) y la llamada «cultura de la celebridad», incluyendo un divertido cover de «Imagine» que parodia al tipo de cosas que se hacía durante la pandemia. En ese sentido, el breve papel de Paul Reiser será muy divertido para los nostálgicos del Hollywood de los ’80.

Pese a lo disfrutable y divertida que fue la temporada, da la impresión que lo que mejor podría hacer Kripke y su equipo es no extender demasiado más la vida de la serie. La cuarta bien podría ser la última temporada o, como mucho, una quinta. Da la sensación que la propia lógica de los personajes y del mundo que observa y satiriza puede empezar a volverse repetitiva en algún momento. Algo de eso ya sucede –bromas u observaciones que parecían muy ingeniosas cuando la serie empezó ahora bordean lo reiterativo–, pero un buen cierre de la historia principal sería el final ideal de la cuarta temporada de THE BOYS. Después, ya se anunció, saldrán varios spin offs que los más fanáticos y obsesivos seguirán. Este universo ya se ha convertido en un vendedor IP y ya no habrá nada que lo detenga. Y ya que la serie está instalada en el mismo mundo que parodia, Kripke debería también tener una broma preparada sobre eso para el final.