Series: reseña de «María Marta: el crimen del country – Episodios 1/3», de Daniela Goggi (HBO Max)

Series: reseña de «María Marta: el crimen del country – Episodios 1/3», de Daniela Goggi (HBO Max)

Esta serie de ficción recupera el caso del asesinato de María Marta García Belsunce que conmueve a la Argentina hace dos décadas. Con Jorge Marrale y Laura Novoa. Desde el 17 de julio en HBO Max.

No pasó demasiado tiempo entre la versión documental de este caso y la nueva, de ficción, que estrena hoy HBO: un poco más de año y medio. Y eso le juega más en contra que a favor a esta serie que, al menos en sus primeros tres episodios, se ha dedicado a recolectar, de manera efectiva pero un tanto mecánica, los hechos y los puntos más importantes de la historia, una que –al menos los argentinos– ya conocíamos bastante bien aún antes de sus versiones para streaming. En ese sentido –bah, en muchos otros también– me hizo recordar bastante a THE STAIRCASE, un caso policial que derivó en dos series, una documental y una de ficción, sobre el mismo hecho. Curiosamente, la primera se conoció vía Netflix y la segunda vía HBO.

Las coincidencias no terminan ahí. Son hechos policiales bastante parecidos también. La serie norteamericana cuenta el caso (real) de una mujer que fue descubierta al borde de la muerte por su marido en su lujosa casa. ¿La asesinó él? ¿Fue un accidente? ¿Puede haber un tercero involucrado? ¿Qué secretos oculta la pareja y el mundo en el que viven? ¿Qué rol jugaron los medios en todo lo que pasó después? A eso le podemos agregar que el hombre fue a la cárcel por el crimen, pero luego hubo otro juicio que cambió todo y otras cosas bastante parecidas que no adelantaré acá.

Hay, sí, un par de diferencias que distinguen a una de otra. La primera de ellas es que entre el documental y la ficción de LA ESCALERA pasaron muchos años, lo cual sirve para separar los «eventos» y recuperar el deseo de volver a entrar en el asunto. Y la segunda, que la versión de ficción aprovechaba la «repetición» de la historia para explorar otras áreas del asunto, adentrarse más en los personajes, en sus conflictos, sus contradicciones y sus intrigantes personalidades. Y eso, al menos por ahora, no está pasando acá. O no lo suficiente.

MARIA MARTA hasta ahora ha contado una versión de la historia que todos conocemos sin demasiados cambios ni alteraciones, más allá de algunos nombres modificados por imaginables problemas legales. Está bien actuada, eficientemente realizada, logra que el ejército de personajes que la habitan sean reconocibles y hasta sabe manejar bastante bien una enredada serie de idas y vueltas en el tiempo, ya que el relato va y viene de la época del caso en sí (2002-2003) a ocho y nueve años después, siguiendo una investigación «amateur» del caso. Pero hasta el momento no ha conseguido marcar esa diferencia: ser otra cosa realmente diferente al documental.

Lo más parecido a una diferencia aquí –además del peso que le otorga a estas detectives/blogueras, que también existían en el documental– es una mirada que, al menos en principio, parece un tanto más amable con los García Belsunce. Aquí, por el momento, el guión parece poner más la «culpa» de las complicaciones procesales del caso en los medios y en las autoridades que en la familia en sí, cuyas acciones son vistas más como torpezas que como maldad, como inocencia que como conspiración, pituto incluido y todo. No es casual que se use el nombre real de la familia y no los del fiscal Diego Molina Pico (acá Marcos del Río), del periodista obsesionado por el caso (hasta aquí no se lo nombra pero tiene un look muy distinto al real) o de uno de los acusados, Nicolás Pachelo (interpretado por Nicolás Francella), acá llamado Matías Centeno.

Pero quedan cinco episodios más y la serie está a tiempo de ir alejándose del suspenso per se para adentrarse en los personajes, en sus personalidades, conflictos y relaciones. El elenco permite ese juego. Tanto Jorge Marrale como Laura Novoa son muy creíbles como Carlos Carrascosa y María Marta, mientras que en general el grupo familiar principal –que integran Carlos Belloso, Guillermo Arengo, Esteban Bigliardi, Ana Celentano y Arturo Bonín, entre otros– transmite bien los miedos, las tensiones y contradicciones de los personajes. Conocer más a las personas detrás del caso y no volver a repetir el día a día de lo que hicieron o dejaron de hacer sería la opción más deseable para que la ficción pueda complementar al documental y no solo ser una versión ligeramente modificada de los hechos.

Un buen ejemplo de esa apertura es lo que sucede con Muriel Santa Ana y Valeria Lois, que hacen crecer a esas curiosas «detectives» de la historia dándoles una fuerte personalidad a cada una. Quizás su peso en la historia real no haya sido tan importante como el de otros personajes, pero sirve como ángulo para ingresar al caso de una manera diferente, menos esquemática. Esas libertades que se puede permitir la ficción –que, es cierto, a algunos les molestan– son las que permiten a la vez generar nuevos puntos de vista y miradas sobre el caso.

Volviendo a THE STAIRCASE, es lo mismo que sucedía allí con la presencia de los documentalistas y de una nueva mujer del protagonista, ninguno de los cuales era parte importante de la primera versión, la documental. Tenerlos a ellos allí permitió que la ficción pensara la historia desde otro lugar e hiciera crecer sus posibilidades e interpretaciones. Con estos dos «detectives», Goggi y el equipo de guionistas evitan los pasos un tanto más rutinarios y conocidos de los personajes principales. Pero, insisto, tres episodios no definen una serie de ocho. Y todavía hay tiempo para innovar, un poco al menos, en esa otra área.

Pese a su trama un tanto reiterativa, MARIA MARTA: EL CRIMEN DEL COUNTRY funciona más que correctamente, servirá para que un tipo de público que no ve documentales (o no vio CARMEL, o no siguió el caso, o vive adentro de un tupper) conozca mejor la historia. O, quizás, hasta para luego volver a ver el documental y chequear las diferencias entre uno y otro. A la vez, casualidad o no (no lo creo), el estreno de la serie coincide con un nuevo juicio del crimen, lo que le dará al caso un renovado interés que, créase o no, lleva ya casi veinte años dándole de comer a mucha gente.