Estrenos online: crítica de «Las nadadoras», de Sally El Hosaini (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Las nadadoras», de Sally El Hosaini (Netflix)

Este drama se basa en la historia real de dos hermanas que se fugaron de su Siria natal con rumbo a Alemania en un viaje peligroso lleno de complicaciones. Estreno de Netflix.

Un drama basado en la vida real, convertido en una historia inspiracional que utiliza todos los recursos clásicos del género, LAS NADADORAS es el tipo de película cuyas buenas intenciones están muy por encima de su calidad cinematográfica, una versión disneyficada (o habría que decir, en este caso, netflixada) de una historia seguramente mucho más difícil y compleja. Pese a eso, si uno acepta de entrada el modo que propone esta coproducción internacional, lo más probable que termine emocionándose con la saga de esta nadadora profesional siria y de su hermana que se escaparon de la guerra civil en su país para buscar mejor suerte en Europa.

La historia es conocida pero quizás convenga no revelar nada acá y que al espectador no se le de por googlear el nombre de Yusra Mardini –la nadadora en cuestión– porque se trata de una figura de esas que ya tienen su página propia en Wikipedia, entre muchas otras cosas. La película se basa en su autobiografía (su título de hecho podría constituir un spoiler en estos tiempos) y arranca mostrando a Yusra (Nathalie Issa) y a su hermana Sara (Manal Issa) en 2011, dos adolescentes felices y despreocupadas que viven en Damasco. El padre de ambas las entrena como nadadoras, pero es claro que tiene preferencia por Yusra, la menor, que es más seria, dedicada y tiene mejores marcas. Sara, que se fastidia con esa diferencia, le dedica menos atención al tema y prefiere ir de fiesta con amigos.

La otra diferencia entre ambas es que Yusra está más preocupada por los choques políticos que empiezan a surgir en la época. La película salta de ahí a 2015, cuando la guerra civil en su país está declarada y sobrevivir cada día es una tarea casi milagrosa. En una serie de escenas, El Hosaini deja en claro –de manera no muy sutil que digamos– lo violento y peligroso que se ha vuelto todo en Damasco. Y si bien la chica quiere enfocarse en nadar para representar a Siria en los Juegos Olímpicos y su hermana parece negar los problemas y tratar de pasarla bien, al final la familia toma la decisión de que ambas se vayan rumbo a Europa, a Alemania más precisamente, acompañadas por un primo de ambas. La idea es que el resto –madre, padre y hermana menor– se reúnan con ellas después.

La segunda de las tres partes en las que se divide narrativamente la película se centrará en el viaje en sí, en la manera en la que intentan llegar a Alemania a través del uso del peligroso «tráfico» de refugiados, con todos los problemas y dificultades de esos casos, incluyendo tener que subirse junto a una veintena de personas a una lancha muy pequeña y en mal estado con la que, se supone, deberían llegar desde Turquía a la isla de Lesbos, en Grecia. Será en esas circunstancias que las habilidades para la natación de ambas serán de enorme utilidad para no morir en el intento. El resto, bueno, ya lo verán…

LAS NADADORAS es una película que no deja ni un efecto dramático y emotivo sin utilizar (incluyendo la música, que pasa de lo épico a éxitos pop del momento), recursos si se quiere clásicos que pueden abrumar si uno se acerca esperando una historia contada en un tono más o menos realista. Pero eso no es lo que propone el film, sino un acercamiento «para toda la familia», Hollywood style, de una historia difícil como la que vivieron las hermanas. Y si bien hay escenas duras y difíciles –tampoco es un film para niños, pero sí uno que parece tener a un público adolescente como objetivo–, la película jamás abandona su tono jovial y esperanzador.

Lo primero es lo mejor que tiene para ofrecer. Pese a la dureza de la historia, hay bastante humor en ella, en especial a partir del personaje de Sara, que atraviesa todo de un modo un tanto más relajado (hay un chiste un tanto negro pero muy efectivo ligado al uso de los chalecos salvavidas de los aviones) que su hermana, más seria, volátil y preocupada. Su costado inspiracional, en cambio, se convierte en su talón de Aquiles. El Hosaini (y su coguionista Jack Thorne, que viene de escribir las sagas ENOLA HOLMES y HIS DARK MATERIALS) son tan insistentes en darle a la película un tono «lección de vida» que por momentos LAS NADADORAS parece un film auspiciado por UNICEF o instituciones de ese tipo.

Los evidentes problemas que tiene la película –su excesiva longitud, el inexplicable hecho de que las hermanas hablen buena parte del tiempo entre ellas en inglés, ciertos agujeros narrativos un tanto groseros– no impiden del todo que el espectador logre conectar con la historia y emocionarse, especialmente sabiendo que se trata de un caso real (spoilers en el link). Por más golpes bajos que la película acumule, LAS NADADORAS tiene una muy buena historia para contar. Y eso logra sobrevivir hasta el final.