Estrenos online: crítica de «¿¡Soy lo bastante negro para ti!?», de Elvis Mitchell (Netflix)

Estrenos online: crítica de «¿¡Soy lo bastante negro para ti!?», de Elvis Mitchell (Netflix)

Este documental recorre la historia del cine afroamericano en Hollywood poniendo especial énfasis en el furor del género «blaxplotation» en los años ’70. Estreno de Netflix.

Uno de los más reconocidos críticos de cine estadounidense, Elvis Mitchell, que es afroamericano, presenta una pieza de análisis histórico audiovisual que analiza la historia del cine hecho por realizadores negros y para el público negro a través de las décadas. Se sabe: dos de los más grandes clásicos del cine de Hollywood de todos los tiempos son películas racistas (EL NACIMIENTO DE UNA NACION, brutalmente, y LO QUE EL VIENTO SE LLEVO, un tanto menos) y los directores y actores negros han participado muy poco en esa «época de oro» del cine, con excepciones como la realizadora Alice Guy-Blaché u Oscar Micheaux, y figuras que solo tenían papeles secundarios (mirados de modo condescendiente o hasta agresivo) en el cine comercial, además de unas pocas estrellas (como Paul Robeson) que actuaban en un circuito segregado de cines.

De ahí hasta fines de los ’60 la historia del cine hecho por directores contando historias de la comunidad afroamericana ha sido mínima. Y Mitchell, en una pieza documental que bien puede verse como un texto sobre el tema apoyado con imágenes y algunas entrevistas, va repasando esa historia, esos directores y esas películas en las cuales había un poco más de participación de actores negros y tramas más conectadas con la vida real en la comunidad. Pero siempre fueron títulos ocasionales y algunas figuras (como Harry Belafonte, Sydney Poitier o Sammy Davis Jr.) que, al menos desde su imagen, parecían «aceptables» para el público blanco.

Pero todo empezó a cambiar a fines de los años ’60 en relación a los cambios políticos progresistas que sucedían en Estados Unidos en la época, con la lucha por los derechos civiles y la oposición a la guerra de Vietnam. Las historias afroamericanas empezaron a aflorar en pequeñas películas de género que tomaban sus historias de los formatos clásicos (cine de gangsters, principalmente, de acción y de suspenso) pero con protagonistas negros, orgullosos, desafiantes y seguros de sí mismos de una manera que antes raramente se los veía en el cine.

El llamado «blaxplotation» se convirtió en un subgénero exitoso, con bandas sonoras ad hoc que eran tan o más populares que las películas (hechas por James Brown, Isaac Hayes, Marvin Gaye, Curtis Mayfield o Earth, Wind & Fire, por citar solo algunos) y que modificaron también la forma de promocionar las películas a partir de lanzar antes algunos de sus temas musicales. Películas como SHAFT y SUPER FLY, por citar solo las más conocidas, son casi tan populares por sus álbumes que por las historias que musicalizan.

Pero Mitchell no hará acá, estrictamente, una historia del blaxplotation. La película va más allá del subgénero (del que se critica que, por lo general, era financiado por estudios, dirigidos por realizadores blancos y el dinero que recaudaban no volvía a la comunidad artística afroamericana) para incluir dramas, comedias, películas políticas y una gama de títulos que hicieron que la primera mitad de los ’70 el cine negro fuera popular y exitoso. Ayudó también que Hollywood estaba en crisis, el cine independiente (blanco) tenía muy buenas críticas y reputación pero no tanta taquilla y recién con la llegada de Steven Spielberg, George Lucas y compañía, la industria y los espectadores reconectaron masivamente y el «blaxplotation» empezó a desaparecer de las pantallas.

Con entrevistas a Harry Belafonte, Zendaya (¿?), Laurence Fishburne, Whoopi Goldberg, Mario Van Peebles, Samuel L. Jackson y Billy Dee Williams, entre otros, Mitchell se mete en las zonas menos conocidas del blaxplotation (para no llenar esta crítica de títulos, les dejo acá un completo Top 50 del subgénero) y los actores más famosos de la época (Richard Roundtree, Jim Brown, Pam Grier, Fred Williamson, Yaphet Kotto) pero también se escapa del género estricto para hablar de las películas de Gordon Parks, Ossie Davis, Bill Gunn, Charles Burnett o Melvin Van Peebles, entre otras, tanto dramas sociales como films un tanto más militantes, pasando por figuras populares de la época como Richard Pryor o el propio Dee Williams, antes de STAR WARS. Ese plus le da a ¿¡SOY LO BASTANTE NEGRO… una perspectiva superadora a la de ser solo un fan service del tipo de películas que usualmente festejan cineastas como Quentin Tarantino.

Armada en función de celebrar la lucha por la visibilidad, por el reconocimiento y para destacar la importancia que para cualquier comunidad tiene verse a sí misma en la pantalla en roles positivos, la película de Mitchell tiene suficiente material y apuntes que servirán aún para los que conocemos la historia del cine afroamericano en Hollywood. Para los que solo conocen el cine de esta época, un tanto más abierta y receptiva a actores, directores e historias afroamericanas es un buen recordatorio que las cosas no siempre han sido así. Y que, más allá de que suene como un cansino reclamo «políticamente correcto», las críticas a la manera en la que Hollywood ha tratado al cine afroamericano tienen su base y su sustento histórico. Salvo por esa rara primavera de los ’70, en la que todo el mundo tarareaba las canciones y celebraba a los héroes (policías, gangsters, pimps) del blaxplotation.