Series: crítica de «El encargado», de Mariano Cohn y Gastón Duprat (Star+)
Guillermo Francella interpreta al encargado de un coqueto edificio porteño que empieza a manipular a los propietarios cuando se entera que lo quieren despedir para construir una piscina.
A esta altura no tiene mucho sentido volver a insistir con la enorme distancia que tengo respecto a la mirada del mundo que plantean los trabajos de la dupla Cohn-Duprat, los realizadores de EL HOMBRE DE AL LADO y CIUDADANO ILUSTRE, entre otras películas. Lo han hecho en toda su filmografía y lo mantienen en EL ENCARGADO, la serie que crearon, codirigen (a veces con colaboración de un tercero) y coescriben. Es un mundo de «perro-come-perro», donde todo consiste en ver quién es más vivo para cagar al de al lado y cuál perverso nos cae mejor que otro. Es un mundo sin empatía alguna con el género humano (bah, salvo con los chicos, algunos ancianos y muy pocos más), donde gana el más turro, el más inteligente para chantajear a los demás y el que nos cae más simpático dentro de una galería, para usar un término de la serie, de «soretes». Así han sido todas sus películas y así es su manera de entender la ficción (o el mundo): como una guerra sucia, permanente, entre los seres humanos, un universo en el que una serie de personas horrendas tratan de sacar ventaja de otras igual o más horrendas.
Dicho esto, vayamos a la serie en sí, que funciona dentro de un género al que podríamos llamar comedia negra solo que dentro del registro un tanto más ampuloso y, sí, televisivo que obliga al espectador a tener que generar alguna empatía con los personajes: uno puede ver una película en la que dos personajes horribles se miden y pelean entre sí durante 90 minutos pero es más difícil sostener eso horas y horas. Y aquí el que debería generarnos esa simpatía es Eliseo, fundamentalmente porque está interpretado por Guillermo Francella, alguien que maneja a la perfección ese tono que le permite ser bastante «turro» y a la vez querible. O más o menos querible.
En lo concreto, Eliseo es un tipo repulsivo. Se queda con una comisión de los que trabajan en el edificio coqueto de Belgrano del que es encargado, incomoda a la gente en la calle porque sí, miente respecto a la muerte de su mujer, espía a los vecinos y, como lo muestra la promo de la serie, les sonríe a todos pero en realidad los desprecia. Bueno, a la mayoría. Claro que al ir conociendo a muchos de ellos uno tiende a entender a Eliseo. Si él es un tipo oscuro, muchos de ellos parecen serlo más. Mienten, son tramposos, explotadores, falsos progres, militares con detención domiciliaria, empresarios corruptos y otras yerbas clásicas del grotesco porteño. Y si no es suficiente con verlos para odiarlos, luego sucede algo que exacerba más esa situación y nos coloca (o debería colocarnos) del lado de Eliseo.
El presidente del consorcio, un tal Matías (Gabriel Goity, perfecto también en su rol de garca con carnet), quiere construir una piscina con solarium en el techo del edificio. Y eso, que cuesta mucho dinero, incluye tener que tirar abajo la casa en la que Eliseo vive (ahí en la terraza) y, en consecuencia, despedirlo después de treinta años de «fiel servicio» y reemplazarlo por una empresa tercerizada de limpieza. Eliseo pone cara de entender el asunto (parte de su estrategia permanente, lo mismo que contar historias reales y después poner cara de «era broma») pero en realidad lo saca de quicio, lo subleva. Le pagarán lo que corresponde, insisten, pero el hombre no tiene pensado dejar su lugar en el mundo. Y los once episodios de la serie se centrarán en los trucos y trampas que Eliseo inventará para ir torciendo los votos de los propietarios antes de la asamblea en la que se decidirá si se hace o no el solarium y si, en consecuencia, lo echan.
Básicamente, es un disparador para que Eliseo vaya operando uno por uno a los propietarios con trucos bastante sucios que incluyen mentir casi todo el tiempo, meterlos en problemas para luego sacarlos y con eso ganarse sus votos, chantajearlos con fotos (por algún motivo un par de chicas lesbianas, una artista visual y la pareja políticamente correcta del edificio son los que más lo fastidian, bastante más que el militar condenado a prisión domiciliaria) o con secretos que sabe de ellos y así. Todo vale porque los otros, aparentemente, son peores que él. Bah, lo quieren echar y eso le da supuestamente derecho a hacer cualquier cosa.
Y así funciona la cosa, durante once episodios en los que hay algunos momentos graciosos y algunas buenas ideas. Las conversaciones de Francella con un encargado virtual del edificio de enfrente interpretado por Diego Barassi son ingeniosas aunque no están del todo aprovechadas, las charlas y observaciones que comparte con el portero del edificio de al lado también y la relación que el tipo tiene con una amable jubilada interpretada por Pochi Ducasse aporta momentos simpáticos. Ah, y la entrada del edificio es bellísima. Pero lo demás es como una versión en negro de LOS SIMULADORES: un tipo que trata de manipular a los demás para sacar ventaja propia justificado por la supuesta crueldad y desinterés de la mayoría de los propietarios por su futuro.
No se entiende demasiado bien qué piensa la serie de Eliseo ni tampoco si esto puede leerse como una suerte de enrarecida versión de una lucha de clases. Es bastante evidente que es un tipo impresentable (hay un par de situaciones que resuelve de maneras que deberían llevarlo a la cárcel) pero a la vez se lo muestra tierno con los chicos, con algunos de los que trabajan en el edificio (con las mujeres más que con los hombres) y con una cierta dedicación por la seguridad y el cuidado de los propietarios, aunque más en función de su propio beneficio que por interés real en los otros. Es una propuesta que, en lo fundamental, plantea que no existe nada parecido a la bondad o al interés por los demás y que cualquiera que pretenda serlo en realidad está ocultando algo. Dicho de otro modo: si alguien se hace el bueno, en realidad está pensando en sacar algún beneficio para sí mismo.
EL ENCARGADO es una de esas series que pueden extenderse por años y años, siempre que se encuentren trucos, trampas y traiciones en las que involucrar a Eliseo y a los distintos dueños. Como ciertas series y telenovelas de décadas previas que transcurrían en galerías comerciales o edificios –o la actual ONLY MURDERS IN THE BUILDING pero sin la ternura, el ingenio ni el genial toque de intriga que aquella tiene–, es una serie en la que se puede seguir eternamente catalogando crueldades varias del prototípico porteño chanta, maltratador, turro o variaciones de aquello. Tendrá momentos graciosos, sin duda, pero es un mundo en el que algunos no quisiéramos tener que vivir. Ni en la realidad ni en la ficción.
Esta pelicula describe la realidad mas allá de alguna excepción los encargados son la lacra de los edificios que se llevan un altísimo porcentaje de las expensas a cambio de muy poco.
Francella creo que te quedaste corto, apoyo total, te admiro. Gracias un abrazo!
Está muy buena la serie.
Se podría llamar El Engarcado…
Muy buena representacion de la argentina, por eso estamos como estamos, los encargados no existen en el mundo, igual que los cobradores de peajes, los despachantes de combustibles, los cajeros de tiendas, los cobradores de estacionamiento, los trapitos, los jubilados sin aportes……..
Es precisamente eso (y esa pertenencia que describís por espacios laborales) lo que más logra la serie. Esa pertenencia resignada, como la empleada doméstica que hereda el lugar laboral de su madre, sin aportes y con el único reconocimiento de ser «la chica que trabaja en casa» y no la doméstica. Y ante esa clasificación de servidores y servidos, algunos, muchos, optaràn por la resistencia cínica y el juego de vivir como si parecieran aceptar las reglas de ese ecosistema inmodificable. O la resignación hasta sin siquiera reconocerla, como la empleada doméstica completamente fiel a sus patrones, aunque desprecian su clase cada vez que abren la boca (Goiti y flia)
Por último, no es argentina, es el capitalismo en todo el planeta
El crítico moralina lo hizo de nuevo.
La serie es buena, entretenida por los solo 30 min de cada episodio, comparto la crítica sobre la insufrible mirada del mundo de los creadores, pero es lo que hay, Cohn/Duprat relatan la parte fea de la vida, de la que todos y todas tenemos un poco pero no taaanto y todo el tiempo. Los autores llegan hasta donde su talento les da: no son genios. Es una serie no la vida.
Muchos aspiramos a encontrar cierta pátina inteligente en las críticas de Lerer. Pero su problema es el que ha atravesado siempre a la crítica de arte en la Argentina: no poder superar las fobias o tabúes personales, sobre todo cuando se sustentan en sus propios valores ideológicos. Cohn y Duprat superan lejos la media artística de la masa de gente dedicada al cine. Cualquiera de nosotros conoce historias como esta o peores, lo que hicieron es tan ocurrente o divertido como en su momento los productos de Chaplin, Fellini o Spielberg. Cabe recordar acaso (y no pocos se han dado ya cuenta) que lo que vemos es sólo ficción. No se pueden sacar conclusiones académicas de onda sociológica de algo creado detrás del paraguas de ¡Disney! para recaudación en ondas de streaming. A veces pienso que los críticos de arte necesitarían también no sólo correctores de estilo u ortográficos sino coachs con los cuales constatar que van a emitir algo que anda algo de contramano. Saludos.
La crítica es la crítica. Ponerme a desmenuzar la visión de Diego sobre la serie me resulta incompatible con la necesidad de leerla, que fue la razón por la que entré al sitio. Es hasta morboso de mi parte decir que no coincido: necesito ser mejor que lo que me nace, que es eso. La serie me fascina, básicamente porque la siento entretenida, muy ágil y notablemente actuada. Los guiones pueden ser un poco forzados, pero mucho menos que los de «Sucession» a la cual todos alabamos con deslumbramiento. Y sí, hay cosas de cierta ideología (la banal, la grietistica) que en este caso, me divierten mucho. Quizá porque estoy de un lado. Y por ahí Lerer no. No es su culpa, ni la mía.
A propósito, no hay un aire demasiado parecido de las cortinas musicales de ambas series, Succesion y esta? Y un aroma a plagio de la magistral entrada a clima del tema de succesion?
El capitulo final de la serie me dejó un sabor muy amargo y una sensación de malestar que la crítica de Lerer me ayudó a entender.. Comparto plenamente sus opiniones sobre la concepción del mundo y los seres humanos que exteriorizan los autores. Considero en lo personal muy importante por parte de Diego Lerer expresar su posición ética sobre la obra y los autores y no limitarse a la critica tradicional de por sí muy valiosa.
Tengo un gran respeto por las críticas y la trayectoria de Diego LERER. Al mismo tiempo coincido en algunas críticas que Diego hace en cuanto que muchas veces al espectador le cuesta encontrar alguna empatía con los personajes del binomio COHN-DUPRAT porque son demasiado oscuros como en EL HOMBRE DE AL LADO (para mi gusto la mejor película que hicieron) o en el caso de EL CIUDADANO ILUSTRE (no tan buena como la anterior) . Lo que sucede con el transcurso del tiempo es que se repiten y se vuelven más irregulares sus películas. Así pasó con MI OBRA MESTRA y con COMPETENCIA OFICIAL y me dejaron dudas sobre como podían ser al escribir y dirigir series..
El año pasado vi NADA y mis sospechas se confirmaron, no me gustó tanto como otras de sus obras. Sin embargo, al ver la muy buena serie de COPPOLA dirigida por ARIEL WINOGRAD con guión del binomio decidí darles una nueva oportunidad y vi la temporada 1 de EL ENCARGADO.
El balance que hago es bueno. Es cierto que el personaje de FRANCELLA debería generar empatía y por momentos da bastante asco pero hay muchos en ese consorcio que son peores. Lo que me sorprendió es que hay más contrapeso y equilibrio en la historia con personajes como BEBA (la excelente actriz POCHI DUCASE), el tierno MIGUEL (el muy buen actor GASTÓN COCCHIARALE), la buena onda del personaje de PAOLA (la buena actriz MORO ANGHILERI). En fin, es una historia divertida aún mostrando las peores miseria humanas en los personajes que muy bien interpretan GUIILERMO FRANCELLA y GABRIEL GOITY. Bien, esta vez, por COHN-DUPRAT (7/10)
Increíble el comentario de Lerer. Que medida que esta mal filmada, mal actuada, que no es creíble, buehhh, pero que le de un ataque de moralidad, más que crítico de cine parece un pastor evangélico opinando de Despediida de Solteros o Porkys…..