![Series: reseña de «El fin del amor – Episodios 1/3», de Erika Halvorsen (Amazon Prime Video)](https://i0.wp.com/www.micropsiacine.com/wp-content/uploads/2022/11/elfindelamor.webp?fit=1920%2C1082&ssl=1)
Series: reseña de «El fin del amor – Episodios 1/3», de Erika Halvorsen (Amazon Prime Video)
La serie basada en el libro de Tamara Tenenbaum tiene como protagonista a Lali Espósito como una chica que vive con un pie en la comunidad judía ortodoxa y otro como una célebre cronista de la vida moderna. Con Vera Spinetta, Verónica Llinás y Julieta Giménez. En Prime Video.
Esta adaptación del libro de Tamara Tenenbaum elige contar, a modo de memoir personal y escrito por la autora junto a Halvorsen, el recorrido de una chica que ha dejado por completo de lado su historia dentro de la comunidad judía ortodoxa para convertirse en una exitosa columnista radial, periodista y profesora universitaria pero que, en un momento determinado de su vida, decide intentar reencontrarse con esa parte de sí misma que ha negado y ocultado hasta a sus personas más cercanas. Eso sí, sin dejar de ser quien es ahora, lo cual no siempre es sencillo de combinar.
Lali Espósito vuelve a mostrar sus excelentes dotes como actriz y comediante y si bien cuesta un poco verla como una chica judía, al rato se transforma en un problema menor, ya que le pone el cuerpo y mucho carisma a un personaje que se encuentra en una encrucijada de su vida personal. Tamara parece estar en un buen momento: le va bien en su trabajo, es reconocida y respetada, tiene un grupo de amigas íntimas muy sólido y está de novia con Fede, un chico con el que parece llevarse muy bien.
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Pero un día en la facultad se reencuentra con una compañera del colegio, una chica judía ortodoxa que sigue aún en ese mundo y que la invita a su casamiento. Ella primero se burla de la situación pero luego le tienta volver a ese universo que fue central a toda su infancia y adolescencia. Y al hacerlo, en compañía del confundido Fede (que tenía muy pocas referencias respecto al pasado de Tamara, o eso parece), se da cuenta que eso también es parte de ella y que no puede dejarlo por completo de lado.
En el medio de ese viaje, Tamara sigue con sus columnas de opinión sobre temas espinosos, con su desparpajo sexual y su modo de vida muy alejado de los fuertes límites de la ortodoxia judaica. Su madre, Ruth (Verónica Llinás, como siempre, extraordinaria) la se lleva bien con ella y no le molesta para nada que haya cortado con ese lado de su vida. Y otras cuestiones familiares se irán revelando a modo de flashbacks.
Esas cosas que pasaron en su familia la llevaron a ir dejando de lado todo eso, pero cuando empieza EL FIN DEL AMOR Tamara se da cuenta que, quizás sin quererlo, se metió sola en otra suerte de prisión, una ligada a una pareja fija con la que vive en la casa de él. Y si bien no está casada ni planea estarlo, la revelación que dispara sus desventuras a lo largo de la serie pasa por caer en la cuenta que nunca termina tomando decisiones por sí sola sin estar pendiente de lo que él o algún otro u otra pensará.
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Ese viaje de autodescubrimiento es el que empieza relatando EL FIN DEL AMOR en sus primeros tres episodios, dirigidos por la española Leticia Dolera y la argentina Constanza Novick de una manera muy efectiva, lograda, fresca, graciosa y bastante espontánea y natural. Se trata de una serie actual que lidia de una manera que parece sensible e inteligente con las raíces de la protagonista pero a la vez la muestra embarcada en un viaje de descubrimiento personal (y sexual) en las antípodas de su historial religioso.
Ya verán a partir de algunas escenas de sexo en el segundo y el tercer episodio que EL FIN DEL AMOR es bastante directa y hasta arriesgada para los estándares de la producción nacional televisiva. Pero la serie incluye esos recorridos dentro de un camino que incluye costados familiares y otros ligados a observaciones sociales o económicas que son parte de la profesión elegida por la escritora. En cierto sentido se puede ver los episodios de la serie como los materiales que darán contenido a sus columnas.
El elenco está extraordinariamente bien, empezando por Espósito pero también con notables actuaciones de Vera Spinetta y Julieta Giménez como sus mejores amigas, la citada Llinás, Mariana Genesio Peña (en el hermoso personaje de Ofelia, clave en el episodio 3), la amiga Sarita (Brenda Kreizerman), bobe, zeide y demás personajes de la cole. Puede compartir cierto universo con el cine de Daniel Burman pero el punto de vista femenino y generacional es muy pero muy distinto. El barrio del Once, bajo la mirada de Tamara/Lali, poco tiene que ver con el que se ve, a simple vista, si uno recorre las calles Paso o Larrea entre Lavalle y Viamonte. La «comunidad» puede ser parecida, pero la perspectiva es muy distinta.
Debe reconocerse que EL FIN DEL AMOR busca algo diferente a una miniserie costumbrista sobre la crisis de la mediana edad y las amistades femeninas en el marco de la comunidad judía.
A diferencia del cine de Daniel Burman, que va más a lo seguro, en EL FIN DEL AMOR el espectador encontrará otra perspectiva, más acorde con la realidad de la mujer que hoy vivimos y logrará, en algunos momentos, tener cierta empatía con el personaje central de Tamara que busca algo nuevo en una vida intensa em donde no se halla feliz.
A esto se le agrega un elenco que pone ganas, empezando por Lali Espósito que vuelve a demostrar que es una buena en serio y también merecen destacarse la muy buena actriz que es Vera Spinetta, la gran Verónica Llinás y Mariana Genesio Peña que en el tercer episodio se luce
Sin embargo, a medida que avanza, comienzan a notarse las debilidades del guión que se acentúan cuando la historia se torna pretenciosa y bien le vendría un baño de humildad.
De conjunto, puede verse si grandes pretensiones (6/10)