Series: reseña de «El fin del amor – Episodios 1/3», de Erika Halvorsen (Amazon Prime Video)
La serie basada en el libro de Tamara Tenenbaum tiene como protagonista a Lali Espósito como una chica que vive con un pie en la comunidad judía ortodoxa y otro como una célebre cronista de la vida moderna. Con Vera Spinetta, Verónica Llinás y Julieta Giménez. En Prime Video.
Esta adaptación del libro de Tamara Tenenbaum elige contar, a modo de memoir personal y escrito por la autora junto a Halvorsen, el recorrido de una chica que ha dejado por completo de lado su historia dentro de la comunidad judía ortodoxa para convertirse en una exitosa columnista radial, periodista y profesora universitaria pero que, en un momento determinado de su vida, decide intentar reencontrarse con esa parte de sí misma que ha negado y ocultado hasta a sus personas más cercanas. Eso sí, sin dejar de ser quien es ahora, lo cual no siempre es sencillo de combinar.
Lali Espósito vuelve a mostrar sus excelentes dotes como actriz y comediante y si bien cuesta un poco verla como una chica judía, al rato se transforma en un problema menor, ya que le pone el cuerpo y mucho carisma a un personaje que se encuentra en una encrucijada de su vida personal. Tamara parece estar en un buen momento: le va bien en su trabajo, es reconocida y respetada, tiene un grupo de amigas íntimas muy sólido y está de novia con Fede, un chico con el que parece llevarse muy bien.
Pero un día en la facultad se reencuentra con una compañera del colegio, una chica judía ortodoxa que sigue aún en ese mundo y que la invita a su casamiento. Ella primero se burla de la situación pero luego le tienta volver a ese universo que fue central a toda su infancia y adolescencia. Y al hacerlo, en compañía del confundido Fede (que tenía muy pocas referencias respecto al pasado de Tamara, o eso parece), se da cuenta que eso también es parte de ella y que no puede dejarlo por completo de lado.
En el medio de ese viaje, Tamara sigue con sus columnas de opinión sobre temas espinosos, con su desparpajo sexual y su modo de vida muy alejado de los fuertes límites de la ortodoxia judaica. Su madre, Ruth (Verónica Llinás, como siempre, extraordinaria) la se lleva bien con ella y no le molesta para nada que haya cortado con ese lado de su vida. Y otras cuestiones familiares se irán revelando a modo de flashbacks.
Esas cosas que pasaron en su familia la llevaron a ir dejando de lado todo eso, pero cuando empieza EL FIN DEL AMOR Tamara se da cuenta que, quizás sin quererlo, se metió sola en otra suerte de prisión, una ligada a una pareja fija con la que vive en la casa de él. Y si bien no está casada ni planea estarlo, la revelación que dispara sus desventuras a lo largo de la serie pasa por caer en la cuenta que nunca termina tomando decisiones por sí sola sin estar pendiente de lo que él o algún otro u otra pensará.
Ese viaje de autodescubrimiento es el que empieza relatando EL FIN DEL AMOR en sus primeros tres episodios, dirigidos por la española Leticia Dolera y la argentina Constanza Novick de una manera muy efectiva, lograda, fresca, graciosa y bastante espontánea y natural. Se trata de una serie actual que lidia de una manera que parece sensible e inteligente con las raíces de la protagonista pero a la vez la muestra embarcada en un viaje de descubrimiento personal (y sexual) en las antípodas de su historial religioso.
Ya verán a partir de algunas escenas de sexo en el segundo y el tercer episodio que EL FIN DEL AMOR es bastante directa y hasta arriesgada para los estándares de la producción nacional televisiva. Pero la serie incluye esos recorridos dentro de un camino que incluye costados familiares y otros ligados a observaciones sociales o económicas que son parte de la profesión elegida por la escritora. En cierto sentido se puede ver los episodios de la serie como los materiales que darán contenido a sus columnas.
El elenco está extraordinariamente bien, empezando por Espósito pero también con notables actuaciones de Vera Spinetta y Julieta Giménez como sus mejores amigas, la citada Llinás, Mariana Genesio Peña (en el hermoso personaje de Ofelia, clave en el episodio 3), la amiga Sarita (Brenda Kreizerman), bobe, zeide y demás personajes de la cole. Puede compartir cierto universo con el cine de Daniel Burman pero el punto de vista femenino y generacional es muy pero muy distinto. El barrio del Once, bajo la mirada de Tamara/Lali, poco tiene que ver con el que se ve, a simple vista, si uno recorre las calles Paso o Larrea entre Lavalle y Viamonte. La «comunidad» puede ser parecida, pero la perspectiva es muy distinta.
Debe reconocerse que EL FIN DEL AMOR busca algo diferente a una miniserie costumbrista sobre la crisis de la mediana edad y las amistades femeninas en el marco de la comunidad judía.
A diferencia del cine de Daniel Burman, que va más a lo seguro, en EL FIN DEL AMOR el espectador encontrará otra perspectiva, más acorde con la realidad de la mujer que hoy vivimos y logrará, en algunos momentos, tener cierta empatía con el personaje central de Tamara que busca algo nuevo en una vida intensa em donde no se halla feliz.
A esto se le agrega un elenco que pone ganas, empezando por Lali Espósito que vuelve a demostrar que es una buena en serio y también merecen destacarse la muy buena actriz que es Vera Spinetta, la gran Verónica Llinás y Mariana Genesio Peña que en el tercer episodio se luce
Sin embargo, a medida que avanza, comienzan a notarse las debilidades del guión que se acentúan cuando la historia se torna pretenciosa y bien le vendría un baño de humildad.
De conjunto, puede verse si grandes pretensiones (6/10)