Estrenos online: crítica de «Robert Downey Sr.», de Chris Smith (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Robert Downey Sr.», de Chris Smith (Netflix)

En este documental, el actor Robert Downey Jr. bromea, homenajea y repasa la vida y la obra de su padre, realizador de clásicos del cine under de los ’60 y ’70. Estreno de Netflix.

Un homenaje y despedida a su padre, en los términos y hasta con la estética de los films que el hombre dirigió, ROBERT DOWNEY SR. tiene como protagonistas principales al personaje que le da título al documental y a su más famoso hijo actor. Si bien ninguno de los dos Downey (ni Sr. ni Jr.) dirigen la película, se trata de un asunto claramente familiar, una manera que el actor de IRON MAN encontró para acompañar a su padre en sus últimos años, lidiar con algunos asuntos personales y, a la vez, dar a conocer su obra. De todos modos, considerando el estilo humorístico, anárquico y satírico de los films de su padre, SR. casi nunca se convierte en un documental clásico, sombrío ni pesado. Al contrario, durante gran parte de su metraje la película lidia con la cercanía de la muerte en tono de comedia.

El padre de Robert Downey Jr. fue un cineasta típico de los años ’60, de esos que empezaron a hacer cine como parte de la contracultura de la época, sin otro ímpetu que burlarse del establishment, criticarlo mediante el humor y, a la vez, retratar su tiempo desde la mirada de un neoyorquino pícaro, gracioso y anárquico (sus películas podrían ubicarse en algún punto intermedio entre las primeras de Woody Allen y las de John Waters, pero aún más caóticas) que solía hacer sus películas de modo muy casero, incluyendo a su familia en muchas de ellas. Y ese es el background de Downey Jr., quien conservó y perfeccionó esa veta humorística de su padre, algo que es más que evidente si se analiza su estilo actoral.

ROBERT DOWNEY SR. se organiza como el detrás de la escena del propio documental, con escenas siendo filmadas, discutidas, cortadas por bromas y con una simpática «distracción» que está puesta en el control que Sr. quiere tener de lo que se filma, generando una especie de corte alternativo al que su hijo y el director de la película, Chris Smith (AMERICAN MOVIE), quieren hacer. Es así que el documental avanza por la vida y la obra del padre del actor centrándose en muchas de sus películas (la más conocida es PUTNEY SWOPE, de 1969, pero ha hecho decenas, entre las que se cuentan GREASER’S PALACE, CHAFED ELBOWS y su fallido intento por hacer una película de estudios, titulada UP THE ACADEMY) y también en su vida, cuyas claras complicaciones son tratadas aquí de un modo bastante liviano.

Downey Sr. pasó más de una década conviviendo con fuertes adicciones, algo que su hijo heredó y que claramente marcaron a fuego la vida personal de cada uno y la relación entre ellos. Pero SR. no está hecha con intenciones de cargar las tintas ni echar culpas sobre aquello sino que se lo cuenta de manera franca y honesta, sin excesiva carga dramática ni sentimental. «Nacemos, hacemos cosas y nos morimos», dice Jr. en algún momento. Y ese, de algún modo, es el espíritu de esta película cuyo lado «terapéutico» está ligeramente disimulado en capas de humor y chanzas familiares.

La película incluirá a los pequeños hijos y la mujer de Jr., a la esposa de su padre –y a los recuerdos de sus dos anteriores, fallecidas– y mostrará la intimidad de ambos en un proceso de producción marcado por la lenta pero progresiva aparición del Parkinson en la vida de Robert Sr. El documental puede ser un poco caótico y desorganizado, pero respeta sin dudas el tono que solían tener las películas del padre, algo que queda claro al verse escenas de muchas de ellas hechas en los ’60 y ’70. Y esa sabia decisión permite que SR. tenga una bienvenida ligereza en función del tema que toca.

Quizás lo más importante de la producción, algo que empieza a quedar claro cuando la enfermedad comienza a ser un poco más visible y evidente, es haber entendido que el propio «rodaje» bien podía servir como excusa no solo para que el hijo acompañe al padre durante sus últimos años sino también para mantenerlo ocupado, activo, editando su propia historia, planeando tomas, ángulos de cámara y discutiendo sobre esas decisiones con Smith y, especialmente, con su hijo. Así, ROBERT DOWNEY SR. logra emocionar sin jamás traicionar el espíritu del proyecto, el de un homenaje de un hijo no solo a la vida de su padre sino a su forma de entenderla y mirarla.