Estrenos online: crítica de «Ustedes», de Kenya Barron (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Ustedes», de Kenya Barron (Netflix)

Un joven blanco (y judío) se enamora de una chica negra (y musulmana), pero su boda se complica por problemas con sus familiares en esta comedia romántica que protagonizan Jonah Hill, Lauren London, Julia Louis-Dreyfus y Eddie Murphy. En Netflix.

Comedia romántica con algún toque de «experimento social», USTEDES cuenta una historia tradicional solo que envuelta en nuevas ropas, preferentemente de marcas de moda en los barrios hipster de Los Angeles. Es un Romeo y Julieta en plan racial/religioso, un ¿SABES QUIEN VIENE A CENAR? medianamente aggiornado para ser comprendido por millennials. Es la historia de un romance interracial en la cual un treintañero judío del Oeste de los Angeles se enamora y se quiere casar con una chica afroamericana del sur de la misma ciudad, situación que genera una serie de conflictos familiares en cada uno de los casos.

Jonah Hill, coguionista y uno de los productores del film, interpreta a Ezra Cohen, que trabaja en una financiera pero está más interesado en hacer podcasts con Mo (Sam Jay), una amiga negra con la cual hablan de música, moda, cine y otras cosas que conforman lo que ellos llaman «la cultura». Ezra es un apasionado del hip-hop y de todo lo que esté ligado a la cultura negra pero, en el fondo, es un chico judío de vida acomodada que, en la realidad, poco y nada tiene que ver con ese mundo. Accidentalmente conoce a Amira Mohammad (Lauren London), una vestuarista afroamericana, a la que invita a salir. Entre ellos las cosas van muy bien y muy pronto ya están pensando en irse a vivir juntos y, ¿por qué no?, casarse.

Para eso, claro, deben conocer a los respectivos padres. Y aquí la cuestión se torna más complicada. Por el lado de Ezra, sus padres (Julia Louis-Dreyfus y David Duchovny) se presentan amables y fascinados por tener una «cuñada negra», pero algo de esa sobreactuación progre les resulta irritante y desubicada, en especial a Amira. El caso de los padres de Ezra es aún más complicado. Akbar (Eddie Murphy) no quiere saber nada con que su hija se case con un hombre blanco (y judío, ya que ellos son musulmanes) y hace lo posible por boicotear la relación, más que nada haciendo sentir a Ezra que no tiene nada que ver ni conoce el mundo que cree conocer. Y algo de razón tiene…

La película va girando de tono. Empieza siendo una especie de comedia que describe de un modo inteligente esas diferencias pero pronto, a la hora de los choques familiares, decide apostar por algo más clásicamente humorístico, con los enredos imaginables ante esos cruces familiares. Más adelante se pondrá más dramática pero irá perdiendo la frescura, enredada en convenciones de guión que ya eran viejas cuando Shakespeare empezaba a escribir. USTEDES pierde para entonces todo el mundo de sutiles detalles y referencias que permitían ver bien y entender los motivos de esa difícil relación para volverse una comedia romántica más banal de lo necesario.

Dirigida por Kenya Barron con un estilo excesivamente televisivo (el creador de BLACK-ISH y otras series mete separadores y clips musicales como si fuera una sitcom), la película funciona de a ratos, en escenas específicas en las que se iluminan algunos de sus talentosos protagonistas. El personaje de Dreyfus tiene incómodos momentos en los que la actriz luce su capacidad para jugar en el borde del cringe –algo parecido, pero virado al absurdo, pasa con Duchovny– mientras que Murphy la tiene más complicada ya que su personaje se toma demasiado en serio a sí mismo y muchos de sus intercambios con Hill se sienten más agresivos y tensos que graciosos.

Algo parecido pasa con la pareja protagónica. Si bien cada uno de ellos tiene su costado querible y simpático, nunca da la impresión de que realmente hay una pareja ahí. Son, más que ninguna otra cosa, un experimento social transformado en una película. Es por eso que USTEDES nunca termina de funcionar del todo bien. Promete una ingeniosa y moderna mirada sobre este tipo de relaciones interraciales –con todo lo que eso conlleva en los Estados Unidos al menos–, pero termina discutiendo problemas complejos reduciéndolos a su mínima expresión. Es cierto: son las reglas simplificadoras de la comedia romántica. Pero no siempre funcionan como deberían.