Estrenos online: crítica de «X», de Ti West (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «X», de Ti West (Amazon Prime Video)

Un equipo de filmación se ve enfrentado a peligros inesperados en medio del rodaje de una película pornográfica en una cabaña perdida de Texas. Con Mia Goth, Jenna Ortega y Brittany Snow. En Amazon Prime Video.

En X lo monstruoso es un tema de debate, indefinible pero a la vez natural. ¿Hay monstruos en la película de Ti West? En términos de género cinematográfico se podría decir que sí, pero si uno –como lo hace la propia película– le escapa a ciertas convenciones, finalmente se dará cuenta que no, que la «monstruosidad» aquí es un hecho bastante natural de la vida: la aparente incompatibilidad entre la vejez y el deseo sexual. La primera de las hasta ahora dos películas de esta saga (la segunda se llama PEARL y más en puerta) recupera los movimientos del clásico slasher de los ’70 para llevarlo a un terreno humano, salvaje pero basado en emociones y sensaciones reconocibles.

Hasta la mitad o más de sus 105 minutos hay muy poco aquí que pueda considerarse como parte de una película de terror si uno obvia la escena inicial (unos policías entrando a un caserón lleno de muertos y de sangre) y el formato claramente deudor de películas de género de los años ’70, en especial LA MASACRE DE TEXAS. En función de su tema, hay aquí también algo del sucio celuloide del cine erótico o directamente pornográfico de la década, tono que también se homenajeaba en BOOGIE NIGHTS. El par de influencias no es caprichoso: X coquetea con la película porno y el cine slasher sin ser, finalmente, ninguna de las dos cosas. Quizás sea exagerado definirlo como un drama con ribetes trágicos, pero en el fondo eso es a lo que más se le parece.

Los protagonistas son un grupo de tres hombres y tres mujeres que, como vimos en tantos mediocres homenajes al clásico de Tobe Hopper, se dirigen a un paraje perdido y solitario en medio de Texas en un plan que incluye trabajo pero también diversión. Maxine Minx (Mia Goth, que es también coguionista) y Bobby-Lynne Parker (Brittany Snow) trabajan en un club de strippers en Houston y son parte del elenco de «The Farmer’s Daughter», una película pornográfica que un productor con aspecto de cowboy llamado Wayne Gilroy (Martin Henderson) filmará en esa locación alejada de todo.

Lo acompañan Jackson Hole (Scott Mescudi, conocido en el mundo del hip hop como Kid Cudi), la estrella porno masculina de la película que está en pareja con Bobby-Lynne; RJ Nichols (Owen Campbell), el director con ínfulas de artista que desea filmar algo más que una simple sucesión de escenas sexuales («como los franceses», dirá en un momento), y su novia Lorraine Day (Jenna Ortega, la estrella de MERLINA), que ayuda con el sonido y que mira a todos los demás con una mezcla de asco y sorpresa. Claramente es un mundo al que no le interesa y en el que, al menos en principio, no quiere participar.

Al llegar al lugar se topan con los (muy) ancianos dueños de la casona que alquilaron, Howard (Stephen Ure) y Pearl (Goth, irreconocible bajo capas de maquillaje). El los recibe con un arma en la mano ya que se olvidó de haberles alquilado el lugar, lo cual abre la puerta para futuros conflictos. Pero esos vendrán del lado menos pensado. Mientras el grupete avanza con la filmación de la película porno (las escenas están inteligentemente incorporadas al relato con el formato típico de ese tipo de films) y todos parecen disfrutar y relajarse, la que vive todo con una mezcla de celos, envidia y hasta dolor es Pearl, que ahora será una anciana que apenas puede caminar pero que no ha perdido su deseo sexual, uno que su marido por motivos de salud aparentemente no puede saciar.

De ahí en adelante, incorporando homenajes varios –y muy directos– a PSICOSIS y a EL RESPLANDOR, entre otros clásicos, West empezará a soltar las riendas del relato de terror, lo más parecido a un slasher geriátrico que se ha visto en la historia del cine. Pero más allá de los momentos de suspenso y de humor negrísimo que se acumulan en la segunda mitad del film, West nunca pierde de vista que la principal tensión en X pasa por la relación entre el sexo y la vejez, la manera en la que Pearl sabe que en otra época habría podido ser parte de esos juegos eróticos (y hasta de una película como la que filman) y que hoy es vista por ellos casi como una carga, una viejita extraña que siempre ronda la casa y mira a todos un poco raro.

X hará incrementar el contenido violento de la película hasta bordear el gore pero en todo momento le da al espectador la sensación de que no hay verdaderos villanos en la historia. O, que si los hay, más probablemente sean los miembros del equipo de filmación. El problema con eso es que uno no siente particular tensión al ver a estos personajes en riesgo, pero West es consciente del asunto y muchas de las muertes más brutales están resueltas con sorpresivas e inesperadas dosis del más macabro humor. De todos modos, más allá de los guiños a otras películas y de la atmósfera de género, lo que termina prevaleciendo en X, con lo que uno se queda como sensación una vez concluida la película, es una suerte de tristeza ligada a los efectos del paso del tiempo. No tanto en los que envejecen sino en los que miran la vejez como algo con lo que jamás tendrán que lidiar en sus vidas.