Berlinale 2023: crítica de «Sur l’Adamant», de Nicolas Philibert (Competencia)

Berlinale 2023: crítica de «Sur l’Adamant», de Nicolas Philibert (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
24 Feb, 2023 12:18 | Sin comentarios

El documental del director de «Ser o tener» toma como eje un centro de atención diurno para personas con trastornos psiquiátricos ubicado en París, en una estructura flotante sobre el río Sena. En competencia.

El veterano realizador francés, que se consagró hace ya más de 20 años con ese excelente documental que fue SER Y TENER, participa en la competencia de la Berlinale con SUR L’ADAMANT, centrado en las vidas, las experiencias y los testimonios de un grupo de personas con algún tipo de desorden psiquiátrico que se reúnen a diario en el lugar que le da nombre a este documental, un centro de atención diurno que tiene la forma de una estructura flotante ubicada sobre el río Sena, en pleno Distrito 4 de París, cerca de la Gare de Lyon.

El documental recién da esa información sobre el cierre. Durante sus 109 minutos lo que hace es presentar a una serie de diversos personajes que pasan buena parte de sus días allí haciendo actividades sociales, recreativas, conversando con pares, psiquiatras, psicólogos y manteniéndose ocupados, activos y entretenidos. Philibert va directo a los hechos: su cámara se acerca a las personas y sin conducir entrevistas de un modo clásico pero tampoco a modo de observador «mosca en la pared» nos permite ir escuchando las historias, los deseos y hasta las patologías de los participantes.

La película incluye también segmentos más observacionales clásicos en los que la cámara reporta actividades hechas en conjunto, como una especie de asamblea organizativa de tareas o varios momentos en los que cuentan dinero hasta el último centavo, aunque jamás se explica qué es esa plata ni de dónde sale. Sin duda Philibert y su pequeño equipo –se nota que la película se filmó en plena pandemia– se acercan con cariño y respeto a estas personas que, encima en esa época de duros aislamientos, necesitan más que nada apoyo y compañía. Y eso se siente en el tiempo que le dedica a cada historia, testimonio o comentario, aún a costa de que sean excesivamente largos o repetitivos.

Son esos momentos en los que la ética del documentalista choca con conceptos más modernos de «entretenimiento» o «tensión dramática». En Philibert gana lo primero y eso consiste muchas veces en prender la cámara, hacer silencio y dejar que los personajes vayan expresándose del modo y en el tiempo que puedan hasta detenerse por su cuenta y no mediante el corte de montaje. Algunos (la mayoría) lo hacen de modo muy verborrágico y otros optan por el silencio, la música, la pintura (hay muchos y muy buenos artistas entre los pacientes) o hasta la expresión física. Lo mismo pasa por la manera de estar filmados, con una cercanía que parece estar al borde de lo excesivo, pero sin intención morbosa ni nada parecido.

Lo que le falta al documental es algo parecido a una estructura. Si bien hay un ciclo de cine que se empieza a organizar en una de las primeras escenas y finalmente se está por inaugurar al final del recorrido, lo demás parece un rejunte bastante azaroso de testimonios sueltos y acciones dispersas en el tiempo (el espacio es único ya que la película casi nunca abandona el Adamant) que no logran construir algo concreto en términos narrativos. Es como si al film le faltara más trabajo de guión o quizás el propio realizador se dio cuenta que la propia lógica de los testimonios no era muy compatible con estructuras dramáticas claras ni mucho menos tradicionales.

Si bien es cierto que la colección de testimonios y situaciones puede tornarse repetitiva –por momentos uno imagina que la película podría durar tres o cinco horas–, SUR L’ADAMANT transmite de principio a fin el respeto y el humano interés del cineasta por los queribles seres que fue conociendo a lo largo de esos meses de investigación y rodaje. Y si bien pasan casi desapercibidos, también hace lo mismo con respecto a las personas que trabajan allí. Se trata de un espacio de contención, un lugar en el que se entiende aquello de que «nadie se salva solo» y que las personas necesitan de los otros para poder sobrevivir.