Berlinale 2023: crítica de «The Shadowless Tower», de Zhang Lu (Competencia)

Berlinale 2023: crítica de «The Shadowless Tower», de Zhang Lu (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
18 Feb, 2023 07:33 | Sin comentarios

Este film chino se centra en un periodista y escritor que inicia una relación con una fotógrafa mientras busca a un misterioso hombre ligado a su pasado familiar.

La primera escena de THE SHADOWLESS TOWER (traducible como «La torre sin sombra») deja en evidencia el tema, la trama y el tono de esta muy buena película china que combina drama y comedia para acercarse a una complicada historia familiar. Gu Wentong, el protagonista, está con su hija, su hermana y el marido de ella en medio de un cementerio, en camino hacia la tumba de su madre. Al llegar se encuentran con que alguien ha dejado flores pero no tienen idea quién puede ser ya que no hay ningún familiar o ser cercano que aparezca como «candidato». Pero la duda incomoda. Cuando se ocupan de preparar todos los elementos para una ceremonia que parece larga y compleja, la hermana de Gu da por terminado bruscamente el evento después de tres reverencias. A la salida su cuñado le entrega en secreto un papel con un número de teléfono y le dice que no se lo comente a nadie. Y así como vinieron, se marchan.

De a poco va quedando claro que la película seguirá al tal Gu (Xin Baiqing). Su hija, a la que llama Smiley (Wang Yiwen), vive con su hermana y cuñado (de la ex esposa, al menos al principio, se sabe poco) y él se dedica a su profesión de escritor. Más bien de periodista dedicado a escribir sobre comida y restaurantes. El hombre recorre lugares más bien tradicionales, se topa con cocineros que le dicen que la comida que les gusta a los de su generación ya no atrae a los jóvenes y Gu se va sintiendo un poco fuera de lugar. La que lo mantiene, digamos, despierto es Ouyang Wenhui (Huang Yao), la fotógrafa que lo acompaña en sus recorridas. Graciosa, chispeante, ocurrente, logra sacarle alguna sonrisa al usualmente atribulado Gu. Y lo motiva a no quedarse estancado.

Es entonces que el tipo decide llamar a ese número que le dieron. Y escucha allí la voz de un hombre mayor, pero no se atreve a hablarle. Así lo hace una y otra vez, sin animarse a romper el hielo pese a que el hombre del otro lado pregunta una y otra vez quién es. De a poco la película se irá centrando, en paralelo, en la relación entre Gu y Ouyang –en sus salidas al cine, en su elección de un cuarto de hotel, en sacar y ver fotos– y en la indecisión de Gu a la hora de animarse a hablar con esa voz al otro lado del teléfono.

Si bien da la impresión, de entrada, que la película será un largo film histórico sobre una saga familiar (al principio una espera el inevitable flashback y los 145 minutos que dura invitan a pensar en un formato de ese tipo, pero eso nunca llega) pronto THE SHADOWLESS TOWER prueba tener un espíritu más cercano al de las novelas de Haruki Murakami, especialmente BURNING, que adaptó al cine Lee Chang-dong, película que los dos protagonistas van a ver en una escena. Entre el drama familiar, la comedia romántica y la poética mirada sobre los secretos y mentiras que abruman a una persona va pasando de una manera cálida y humanista esta bella y melancólica película.

Zhang Lu (FUKUOKA) es un experimentado director que ronda los 60 años y que crea un gran personaje en Gu, un hombre amable pero a la vez taciturno, que siempre bebe de más y luego se disculpa por lo que pudo haber dicho o hecho. Y es gracias a Ouyang que el hombre logra salir de ese estado de apatía e indecisión. Hacer ese llamado es el principio, conectar finalmente con la persona del otro lado más aún, pero lo central es abrirlo de nuevo a las experiencias vitales y a recomponer otros lazos un tanto descuidados.

La película está llena de detalles ocurrentes, desde un vecino modelo de Gu que sufre por no conseguir trabajo pero sigue practicando en los pasillos de su edificio como si fuera una pasarela, la gente con la que Gu se cruza en la calle (uno ejercita caminando para atrás), un hombre que solo viaja en bicicleta no importa cuántos kilómetros tenga que hacer, algún viejo DVD con imágenes sorprendentes y la torre en cuestión, quizás el elemento más evidentemente metafórico de todo el film (a la mitad del día nada hace sombra), pero uno que de igual manera se transforma en un recurso emotivo, genuino y noble. Se trata de una película que abarca mucho pero lo hace de una manera liviana, casual, generando las mayores emociones con las cosas más pequeñas. Aún en la enorme Beijing, hay lugares donde la vida sigue teniendo una escala humana.