Berlinale 2023: crítica de «The Survival of Kindness», de Rolf De Heer (Competencia)
En un futuro post-apocalíptico una mujer negra es abandonada en una jaula en medio del desierto y debe arreglárselas para volver a lo que queda de la civilización.
El futuro apocalíptico, género favorito de la pospandemia (y/o de las condiciones de rodaje de la pandemia) encuentra otro nuevo ejemplar en THE SURVIVAL OF KINDNESS, del australiano Rolf de Heer, un misterioso, silencioso y agobiante viaje de regreso de una sobreviviente tratando de encontrar eso que en algún momento supo ser una civilización. Como su título parece indicarlo, se trata de un relato en el que algunos sobrevivientes de un acontecimiento enigmático que hizo destrozos en el mundo (¿Una pandemia? ¿Calentamiento global? ¿Zombies otra vez?) tratan de unirse contra un enemigo misterioso que anda con máscaras de gas y hábitos muy poco amables.
Todo empieza con una mujer negra (de hecho, su nombre en los créditos es BlackWoman y la interpreta Mwajemi Hussein) que es abandonada por estos enmascarados que hablan con sonidos guturales en una jaula en medio del desierto australiano. A pleno sol, sin comida ni agua, da la impresión que la mujer mucho no sobrevivirá. Pero de a poco se las ingenia para ir encontrando la forma de abrirse paso, de liberarse, hasta que finalmente deja esa brutal forma de prisión. El problema ahora es otro: ¿adónde va?
Lo que la rodea es desierto por los cuatro costados y no hay muchas posibilidades de encontrar una salida. Pero la mujer va y va hasta que de a poco empieza a encontrar restos de civilización. Pedazos de casas, lugares y ciudades abandonadas, cadáveres, gente recién muerta y así. De hecho, las primeras personas vivas con las que se encuentran están también al borde de la muerte y ni siquiera se acerca a ellas, como si pudiesen ser contagiosas.
Conseguirá luego una máscara y, mediante algunos trucos, logrará hacerse pasar por los que parecen ser los soldados de vaya uno a saber qué causa. Y de ahí en adelante intentará encontrarse con otros y otras en similar situación para rebelarse o fugarse, aunque en ningún momento queda claro realmente si hay algún lugar mejor hacia el que ir.
De Heer toma de las narrativas post-apocalípticas tipo THE ROAD, las futuristas (australianas) tipo MAD MAX y hasta del clásico de Nic Roeg WALKABOUT, pero aquí todo se maneja en el terreno más amplio de la metáfora pura y dura. Casi sin diálogos –las pocas veces que alguien dice algo el otro no lo entiende y, ergo, tampoco hay subtítulos– ni forma de explicar qué pasó ni qué es lo que está pasando, uno imagina que se trata de una acumulación metafórica de varios males contemporáneos.
Está la pandemia, la sequía, la militarización de las personas y, a juzgar por las razas de los que se fugan, algún tipo de persecución inmigratoria, de minorías étnicas, raciales o religiosas. De Heer deja todo en el territorio del enigma creando una especie de futuro desolado y desamparado en el que el colapso puede haber venido de alguno o de todos esos lados a la vez.
Si bien no hay demasiadas explicaciones claras, durante buena parte del relato la película se sigue con interés por su preocupación por el detalle, por el paso a paso de cómo hace esta mujer para liberarse e ir, de a poco, consiguiendo zapatos, ropa, agua y encontrándose con gente. Una vez que empieza a «sociabilizar» y a reencontrarse con sus captores (bah, con gente enmascarada), THE SURVIVAL… empieza a volverse una película un tanto más mecánica y predecible. Igualmente enigmática, pero ya sin ese misterio casi ontológico que le imprime su primera mitad.
Y no, acá no hay zombies. Esos están todos en THE LAST OF US y otras series de televisión.