Berlinale 2023: crítica de «The Teachers’ Lounge», de Ilker Çatak (Panorama)

Berlinale 2023: crítica de «The Teachers’ Lounge», de Ilker Çatak (Panorama)

por - cine, Críticas, Festivales
18 Feb, 2023 03:05 | comentarios

A partir de unos robos en una escuela primaria se inician una serie de investigaciones que complican la vida de una profesora de matemáticas. Con Leonie Benesch.

En el colegio en el que Carla enseña matemática y educación física, los profesores y el personal están preocupados. Hace un tiempo que hay una serie de robos de dinero que no logran resolver y están empezando a ponerse paranoicos. A su modo, tratan de que los alumnos colaboren con ellos pero esa solicitud de alguna modo los transforma en potenciales delatores, lo cual a Carla le resulta éticamente problemática. ¿Pero cómo solucionar el entuerto?

Las autoridades del colegio y la profesora tienen miradas distintas sobre la situación. Ellos no dudan en entrar al aula y pedirles a los alumnos que muestren el contenido de sus billeteras, algo que a ella le horroriza. Pero a la vez el colegio tiene que mantener un frente en común y no mostrar dudas frente a los potenciales «ladrones». ¿Cómo harán para lidiar con eso? Pronto la propia profesora empieza a dudar de todos. ¿Y si son profesores o empleados los que roban en lugar de los chicos?

Para ver si tiene razón Carla (Leonie Benesch) tomará una decisión complicada. Luego de hacerlo muy visible para todos los presentes en la sala de profesores, dejará su billetera con dinero en el bolsillo de su saco y se irá a dar clases. Hará otra cosa más, igual o más complicada: dejará su computadora abierta con la cámara filmando lo que sucede en la silla que está adelante, en la que está el dinero en cuestión. Al volver de clases, previsiblemente, le falta plata. Y lo que alcanza a ver ahí –un brazo, con una determinada prenda, tomando el dinero– le alcanza para suponer quién es. La va a buscar y la acusa. Y ahí empiezan los verdaderos problemas.

THE TEACHERS’ LOUNGE es una más que interesante propuesta para pensarla y debatirla, ya que imagina una situación compleja en la que no hay soluciones ni salidas fáciles. De la acusación en adelante, las cosas se complicarán más aún en toda la escuela: ¿es ético poner una cámara así sin que nadie lo sepa? ¿Se puede acusar a alguien con la prenda como única evidencia? ¿Qué consecuencias mayores tiene ese modo de trabajar con los alumnos y de educarlos en un sistema de delación?

Pronto todo se volverá una especie de guerra. Por un lado, entre alumnos y profesores, especialmente con Carla. Es que por más esfuerzos que ella pone en ser «comprensiva», peor le va. Y, a la vez, entre los profesores y autoridades, ya que no se ponen de acuerdo respecto a qué actitud tomar ante la situación. No aparecen ni los dineros ni los culpables. Y la acusada no solo asegura que no es ella sino que se vuelve agresivamente en contra de sus acusadores, involucrando a otra gente en el medio. Gente que quizás no tiene tantos elementos para manejar la situación.

Si bien la tensión que va generando el hecho por momentos se vuelve un tanto excesiva –hay un clima de nervios y violencia que parece más salido de un policial o de un hecho criminal más severo que de una situación así–, Çatak logra darle a la película una interesante ambigüedad. Acá no hay héroes ni villanos, al menos no en términos absolutos. Hay distintos grupos de personas que van tomando actitudes discutibles pero, a la vez, entendibles a partir de su específica situación en el ecosistema escolar. Los chicos empiezan a rebelarse contra la autoridad, los profesores no tienen en claro qué hacer (y no se ponen de acuerdo entre ellos) y esa simpática escuelita que vimos al principio en la que todos cantaban una canción para decir «buen día» se va transformando en un lugar donde hay golpes, empujones, gritos, vidrios rotos y agresivas amenazas.

Potente e inquietante, aunque con algunos momentos innecesariamente sobrecargados de intensidad, DAS LEHRERZIMMER (tal el título original de la película y sí, «Lehrer» quiere decir maestro en alemán) funciona a la vez como extraña metáfora de un país que vivió este tipo de cultura de la delación y la sospecha –en distintas etapas y por diferentes signos políticos– y que hoy mira con cuidado cualquier asunto que pueda estar ligado a los prejuicios raciales o inmigratorios. Aquello de vigilar y castigar sigue estando presente y no sólo en las escuelas alemanas.