Berlinale 2023: crítica de «Till the End of the Night», de Christoph Hochhäusler (Competencia)

Berlinale 2023: crítica de «Till the End of the Night», de Christoph Hochhäusler (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
24 Feb, 2023 03:51 | Sin comentarios

Esta combinación de melodrama y policial se centra en un detective y una ex prisionera trans que deben infiltrarse en una red de tráfico de drogas en Alemania. En competencia.

Una de las constantes de la (mal) llamada Escuela de Berlín es la de trabajar a partir de los géneros clásicos creando versiones muy personales y europeas (más precisamente alemanas) de formatos reconocibles, especialmente de las diversas formas del policial. De todos ellos, Christian Petzold, Dominik Graf y Christoph Hochhäusler están entre los más reconocidos. No casualmente los tres participaron de esa extraordinaria miniserie de tres episodios, uno dirigido por cada uno, llamada DREILEBEN y presentada aquí en 2011. Petzold es sin duda el más famoso de los tres, mientras que los otros filman para cine con poca frecuencia pero también hacen trabajos para la televisión.

TILL THE END OF THE NIGHT juega en un territorio mixto entre el cine y las series de televisión. Uno la puede ver como una apretada narración sobre una investigación policial que pone más el eje en las relaciones entre los personajes que en la resolución del caso en sí, en la que el director aplica un tono oscuro, denso, autoral, de indagación en territorios sexuales complejos y en historias de amor y traición que se desarrollan entre los protagonistas principales de la trama. Pero pensada de otro modo, ese mismo apretado texto fílmico podía haber respirado mejor en una miniserie de tres o cuatro episodios. El look lo tiene. Y las actitudes y comportamientos de los personajes serían un tanto menos bruscos y caprichosos, en cierto momento, de lo que lo son aquí.

Las primeras dos escenas son perfectas. El realizador de THE CITY BELOW siempre se caracterizó por un uso de la cámara preciso, casi poético en sus caligráficos movimientos. Los títulos se muestran mientras vemos un departamento vacío siendo pintado y terminado hasta parecer habitable y que luego es habitado por personas. En la escena siguiente vemos a Robert (Timocin Ziegler), un cocinero con cara de pocos amigos, recibir a Leni (Thea Ehre), su novia, con una fiesta sorpresa en esa casa. De a poco va quedando la impresión, por ciertos diálogos y cosas dichas fuera de campo, al pasar, que hay algo raro en esa pareja.

Al seguir a Robert y Leni en sus pasos siguientes las cosas empiezan a aclararse. Robert es en realidad un policía y Leni, que es trans, ha sido liberada de la cárcel a partir de un arreglo que le permite reducir su condena. Robert aparece como si fuera su agente de libertad condicional pero pronto queda claro que, por más tensa que sea su relación en el presente con Leni, algo pasó con ella años antes de ir presa por tráfico. Quizás su transición sexual haya tenido que ver con su separación.

Theo tiene que utilizar a Leni para introducirse en el mundo de Victor Arth (Michael Sideris) un productor musical que tiene un trabajo paralelo creciente vía internet que no es otra cosa que una versión online de la vieja venta de drogas y a quien la ahora chica conoce de las viejas épocas en las que usaba otro nombre. Y es así como se van haciendo amigos sociales de Victor y su pareja para luego compartir más y más cosas (Arth contrata a Robert como chofer y pronto está juntos lidiando con mafiosos rusos), mientras intentan sacar información para la policía.

Pero, además de la paranoia de Victor, lo central pasará por la tensa relación entre la propia pareja. Robert no está seguro de querer o no a Leni –se ve que le gustaba más cuando era hombre– y luego de cada momento afectivo o cariñoso aparece una brutal y violenta pelea. Y a Leni esos arranques bruscos de su ¿ex novio? le producen entre miedo, espanto y fastidio. ¿Son verdaderamente un equipo lo suficientemente preparado para este trabajo de agentes encubiertos que les han encomendado? ¿O sus propias tensiones internas explotarán haciéndoles perder el camino avanzado?

Durante gran parte de su desarrollo, TILL THE END OF THE NIGHT propondrá un noir refinado al que los temas de identidad de género le dan una actualidad que transporta los códigos del policial romántico de la vieja época a situaciones más ligadas a los comportamientos actuales. La trama policial en sí, convengamos, es un tanto confusa y en algún punto pasa a ser secundaria. Como todos los thrillers sobre infiltrados la principal tensión pasará por ver si son o no descubiertos, algo que parece siempre muy probable en función de lo mal que Robert y Leni se llevan. Y sobre el final se apurarán los pasos de una manera que no logra ser del todo efectiva y que necesitaría un mayor o mejor desarrollo.

El realizador filma, como siempre, con un elegante regodeo por los encuadres refinados y un tanto caprichosos que le dan a sus películas un toque distintivo. Los protagonistas, en tanto, elevan cada una de sus escenas con una extraña química de amor/odio que le agrega misterio al relato. Timocin Ziegler es un manojo de nervios, secretos y violencia contenida en el rol de Robert mientras que Thea Ehre, como Leni, es de esos personajes que parecen más inocentes de lo que son. Ella misma le confiesa a la mujer de Víctor que sabe qué es lo que tiene que hacer para que los hombres no se sientan mal y hagan lo que ella quiere. Y no es un comentario casual. La sonrisa amable e inocente de las víctimas puede ser también una manera de «combatir al patriarcado».