Estrenos online: crítica de «Misterio a la vista» («Murder Mystery 2»), de Jeremy Garelick (Netflix)
Adam Sandler y Jennifer Aniston regresan como una pareja de detectives amateurs que, en esta ocasión, debe resolver el secuestro de un amigo millonario. Estreno de Netflix el 31 de marzo.
Here comes Brooklyn», es el grito de guerra de Nick Spitz (Adam Sandler) cuando se convierte en un insospechado –hasta para él mismo– héroe de acción. Digamos que pelear no es lo que mejor hace –en realidad no queda muy claro qué es lo que hace bien más allá de adorar a su esposa, comer mucho y tratar de pasarlo lo mejor posible–, pero a la hora de tener que defenderla de una situación peligrosa, el barrio dice presente y es capaz de boxear a cualquiera. Su mujer Audrey (Jennifer Aniston) parece tener algunos talentos un poco más a la vista: acierta un tiro con armas de vez en cuando –Nick no lo hace nunca– y tiene algún ingenio para atar cabos y resolver crímenes más por casualidad que por otra cosa.
Nick y Audrey eran los protagonistas de MISTERIO A BORDO y, por esas cosas de la traducción, ahora están al frente de MISTERIO A LA VISTA (en el original son MURDER MYSTERY 1 y 2). Después de los eventos de la primera película, esta dupla de detectives y/o investigadores privados amateurs se ven envueltos en otra serie de malos entendidos y crímenes en este caso ligados al secuestro de Maharajah (Adeel Akhtar), el millonario británico de ascendencia india amigo suyo, en medio de su casamiento. Es que Maharajah invita a la pareja a su isla privada para su boda con Claudette (Melanie Laurent, sí, la de BASTARDOS SIN GLORIA), pero en medio del suculento y lujoso evento el hombre desaparece y pronto están pidiendo rescate por su vida.
Como en todo misterio criminal de la vieja escuela que se precie hay muchos posibles sospechosos. La mismísima novia francesa, que puede querer quedarse con sus millones. Una ex novia y su amiga (Jodie Turner-Smith y Zurin Villanueva), celosas y tratando de hacer dinero fácil. La hermana del secuestrado (Kuhoo Verma), llevada por la incómoda relación entre ambos. Un socio de Maharajah, un ex futbolista latino llamado Francisco (el español Enrique Arce), sus guardaespaldas y hasta la propia pareja protagónica, de las que todos los demás empiezan a sospechar. Impedidos de investigar por esas sospechas, la familia convoca a Miller (Mark Strong), un especialista en la materia que hasta escribió famosos libros sobre este tipo de negociaciones. Pero pronto parece que hasta el propio Miller puede estar involucrado.
MISTERIO A LA VISTA se traslada de esa isla a París y se quedará allí el resto de sus simples, alocados, no particularmente originales y medianamente entretenidos 90 minutos. Es claro que después de ver JOHN WICK 4 cualquier «destrucción» que se haga de esa ciudad parecerá poca cosa, pero no es intención de Sandler y su equipo competir en espectacularidad. Si bien hay una persecución por las calles de la ciudad y una escena culminante en la Torre Eiffel, el peso del asunto estará puesto en las situaciones cómicas en las que la pareja se va metiendo en su intento por entregar el dinero a los secuestradores, primero, y en los problemas en los que se enredan luego cuando ese rescate no sale como lo tenían pensado.
Hace unos días Sandler se quejaba, de manera simpática, de las constantes malas críticas que ha recibido durante una carrera en la que, dice, se ha dedicado a entretener a la gente y su público se lo ha reconocido. No es que el actor de BILLY MADISON sienta que sus películas deban ser admiradas –es evidente que hasta él sabe cuales son las limitaciones de la mayoría de sus propuestas–, pero a la vez también es cierto que nunca se ha valorado lo suficiente la dedicación que ha puesto a lo largo de su carrera a hacer reír a generaciones de espectadores.
Más allá de esas grandes y valiosas películas por las que sí se lo reconoce y valora (me refiero a PUNCH-DRUNK LOVE o UNCUT GEMS, entre unas pocas más), Sandler es también un talentoso «laburante» del género, alguien que permanentemente piensa nuevas fórmulas e imagina potenciales situaciones cómicas para satisfacer a sus fans. Sí, es cierto, lo hace con sus amigos, en locaciones exóticas, llenando su cuenta bancaria y seguramente pasándosela muy bien, pero nunca falla a la hora de dar todo en la pantalla, Brooklyn-style.