Festival de Cine Francés: crítica de «Kompromat, el expediente ruso», de Jérôme Salle

Festival de Cine Francés: crítica de «Kompromat, el expediente ruso», de Jérôme Salle

por - Ciclos, cine, Críticas
08 Mar, 2023 11:36 | Sin comentarios

Un diplomático francés apostado en Siberia es apresado por la policía secreta rusa por una causa en apariencia armada y no le queda otra que intentar fugarse de allí. Inspirada en un caso real. En el Festival de Cine Francés.

Un poco thriller, un poco drama, otro tanto film romántico con un toque de trama de espionaje, KOMPROMAT es todas esas cosas y ninguna a la vez. Un film que cuenta una historia bastante tradicional solo que utilizando algunos recursos de guión un tanto inusuales, es una historia basada en un hecho real que, uno imagina, fue alterada para cumplir con ciertos códigos del film de persecución y fuga, algo que nuestro protagonista tendrá que hacer a lo largo de media película.

Mathieu (Gilles Lellouche) es el director de la Alianza Francesa en una ciudad de Siberia, a mediados de 2015. Como consejero cultural francés, el hombre no tiene mejor idea que presentar allí una obra de danza contemporánea cuyas escenas homoeróticas incomodan y hasta enojan a los locales. Uno puede preguntarse cómo es que un agregado cultural francés en Siberia puede no darse cuenta del potencial problema de la puesta, pero la película no lo hace. Mathieu es francés, culto y si los rusos tienen algún problema con sus ideas sobre el arte, asunto de ellos.

Pero no, no es así. Si bien KOMPROMAT ya nos muestra de entrada al hombre en prisión y en algún momento de su fuga, resulta igual un tanto llamativo que el tipo no reciba un reto o una reprimenda oficial sino, directamente, la visita de una decena de matones que se lo llevan de los pelos delante de su pequeña hija. El hombre termina en una cárcel y descubre que lo acusan de pedofilia y abusos a su hija. Cuando sus compañeros de celda se enteran de esto, bueno, ya se imaginan lo que pasa.

Mientras Mathieu está en prisión la pregunta qué él se hace –y también el espectador– es de qué lo acusan, realmente. ¿Será solo por ese ballet homoerótico? ¿Tendrá que ver con haber conocido y bailado en público con Svletana (Joanna Kulig, la actriz de COLD WAR), que es la nuera de un capo de la FSB, la ex KGB? ¿Algo habrá pasado con su esposa, que toma distancia de él apenas es acusado? ¿O creerán los rusos que el tipo es un espía? A juzgar por el ingenio con el que resuelve algunas situaciones uno podría creer que quizás lo sea. Pero, en relación a otras tonterías que comete, parece más bien ser exactamente quien dice ser: un agregado cultural.

Mathieu es puesto en prisión domiciliaria y allí, al darse cuenta que la condena ya está asegurada por pruebas en apariencia falsas y que será durísima, toma la decisión de escaparse. Y más de media película se centrará en esa fuga, narrada con algunos engaños y elipsis en el guión que obligan al espectador a repensar qué es lo que está pasando cada tantos minutos. Y, más que nada, hacerse la pregunta obligada: ¿es Mathieu una víctima total de las circunstancias o hay algo más atrás de eso?

La película tiene inevitables y típicos momentos de suspenso clásicos de toda fuga y persecución, pero su grado de credibilidad va desapareciendo con el correr de los minutos, especialmente en función de las actitudes y pasos en falso que da Mathieu (que no puede parar de comunicarse por celular con Svletana y usa internet cuando lo tiene prohibido) y lo poco que eso repercute en sus perseguidores. O los servicios de inteligencia rusos son muy malos o el guionista se tomó bastantes libertades con eso de la plausibilidad.

La película plantea, como tema interesante pero no del todo desarrollado, cómo los choques culturales pueden producir fricciones impensadas. Un jerarca ruso le dice en la cara a Mathieu que odió la obra y que odia todo lo que él representa, que es algo así como «los valores decadentes del mundo occidental». Lo que es normal en Francia es escandaloso en Rusia. Y algo similar parece pasar con los modos y formas de la justicia. Pero la película deja eso de costado y se ocupa más del minuto a minuto de la fuga. Y eso, que estaría muy bien de resultar creíble (admito que algunas cosas me tomaron por sorpresa, más que nada por la decisión del guión de suprimir información importante), no termina de funcionar del todo bien aquí, dando como resultado un combo de drama y thriller internacional que se deja ver pero que no logra emocionar ni impactar visceralmente.


Jueves 16/3 a las 16:20 y Sábado 18/3 a las 19. En el Cinépolis Recoleta.