Series: crítica de «El consultor», de Tony Basgallop (Amazon Prime Video)

Series: crítica de «El consultor», de Tony Basgallop (Amazon Prime Video)

por - Estrenos, Online, Series, Streaming
01 Mar, 2023 04:16 | 1 comentario

Christoph Waltz protagoniza esta serie centrada en un misterioso hombre que se hace cargo de una empresa de videojuegos cuando su creador es asesinado. En Amazon Prime Video.

Una buena premisa y un buen protagonista pueden darle mucho gas a una serie. Con «gas» me refiero a minutos (episodios) de vida, atención del espectador, la sensación de que uno va a ver algo atractivo, diferente, quizás hasta original. Además de esas dos cosas, EL CONSULTOR tiene un arranque excepcional, con dos o tres escenas concatenadas que prometen mucho. Lamentablemente, como pasa en la mayoría de estos casos, ese «gas» no alcanza para sostener los ocho episodios de la temporada. Pero al menor genera un divertimento aceptable si uno no tiene demasiadas pretensiones.

El buen protagonista es Christoph Waltz. Si bien ya lo vimos más de una vez hacer versiones de este mismo personaje entre pícaro, malvado y un tanto perverso, el sistema le sigue funcionando si la situación lo amerita. Waltz es un actor que precisa de escenarios un tanto excesivos, de un tono pasado de rosca y alejado de cualquier tipo de naturalismo. El suyo es un juego casi teatral de pausas, guiños y fraseos peculiares, los de un actor que parece saborear cada momento en el que la cámara lo enfoca y así se lo hace saber a los espectadores y al resto del elenco. De hecho, da la impresión que los demás actores no trabajan con él sino para él. Son sus sparrings, sus partenaires, los que les devuelven la pelota para su lucimiento.

La trama transcurre en el marco de CompWare, una empresa que se dedica a los videojuegos y cuyo líder es un joven coreano de 20 años conocido como Sang, el clásico genio adolescente de la programación convertido en solitario gurú. En la primera escena, su asistente Elaine (Brittany O’Grady, de THE WHITE LOTUS) lleva a un grupo de chicos fanáticos de los juegos creados por él a visitarlo y uno de los niños no tiene mejor idea que asesinarlo mediante varios balazos. ¿Por qué? Su enigmática respuesta es: «El Diablo me lo hizo hacer«.

Corte a Regus Patoff (Waltz), un elegante y extraño hombre que llega a CompWare unos días después del crimen con la misión de hacerse cargo de la empresa. Nadie sabe quién es ni porqué se adjudica ese rol ni les dejaron información alguna del tema. De hecho, Regus entra como dueño de casa pero ni siquiera sabe a qué se dedica la empresa. Y es ahí que Elaine y Craig (Nate Wolff), un programador de la empresa, empiezan a investigar quién es este hombre y si sus reclamos de autoridad tienen algún asidero.

Todo parece indicar que sí, ya que el hombre presenta un contrato firmado por Sang en el que le da esa potestad, hecho unas semanas antes de su sorpresivo crimen. Pero hay algo que no cierra ahí. ¿Quién es realmente ese hombre que no encuentran siquiera en Google? ¿Para quién trabaja? ¿Qué quiere hacer ahí? ¿Tuvo algo que ver con la muerte de Sang? Y es ahí que, preocupados pero también tentados por la curiosa manera de actuar de Patoff, Craig y Elaine –juntos y por separado, con modos distintos– van intentando resolver el entuerto.

El punto de partida de esta comedia negra del creador de SERVANT es original y si bien uno no tarda en suponer quién puede ser el hombre (la serie tampoco lo oculta demasiado), el juego se sostiene más que nada porque la intriga está puesta en cómo la empresa y las personas que la integran van mutando a partir de sus actitudes. Patoff despide gente, promueve caprichosamente a otras, se pone exigente con los menos pensados, los enfrenta entre sí, les exige cosas ridículas y a veces tiene gestos generosos. Y si bien su procedencia es misteriosa, en el fondo lo más extraño es entender qué es lo que intenta hacer ahí.

La serie va perdiendo fuerza en su segunda mitad, girando con teorías y pistas de una manera un tanto inocua, sin decidirse a abandonar la comedia o mantenerla, abriendo subtramas en otras locaciones que así como vienen desaparecen. Pero de todos modos el destino final sigue siendo inquietante, especialmente por el modo en el que los elementos que, potencialmente, son del orden de lo fantástico se mantienen a rienda corta dentro de algo medianamente «creíble».

En ese sentido, EL CONSULTOR puede ser vista –un poco a la manera de la muy superior SEVERANCE— como un feroz crítica al capitalismo, con personajes poderosos y de incomprobables procedencias que hacen y deshacen empresas, que juegan con la vida de las personas y las llevan a enfrentarse entre sí en pos de «sanear» tal o cual compañía. Ese concepto –hacer crecer las ganancias, bajar las pérdidas– termina siendo el regidor de esta curiosa serie. Pero no solo se aplica a lo económico sino, de modo aún más perverso, a aquello que los economistas llaman «el capital humano».