Berlinale 2023: crítica de «Suzume», de Makoto Shinkai (Competencia)

Berlinale 2023: crítica de «Suzume», de Makoto Shinkai (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
04 Abr, 2023 08:27 | Sin comentarios

Una adolescente recorre todo Japón tratando de evitar terremotos en esta película animada de aventuras del realizador de «Your Name». En competencia.

La primera película japonesa de animación en competir en la Berlinale desde el clásico EL VIAJE DE CHIHIRO, de Hayao Miyazaki, SUZUME es un paso más en la carrera de Makoto Shinkai (YOUR NAME, EL TIEMPO CONTIGO) en su camino para ser considerado el sucesor de aquel gran maestro. Si bien lo suyo tiende más a la espectacularidad que a la sutileza, ambos tienen una fabulosa manera de hacer congeniar personajes comunes y accesibles con universos bizarros, surrealistas y ligados a los elementos de la naturaleza. Su presencia en la competencia de Berlín quizás sea más decorativa y promocional que otra cosa –la película ya fue estrenada con éxito en Japón y esto funciona como lanzamiento mundial–, pero eso no quiere decir que no merezca ese lugar.

SUZUME se centra en un tema que en Japón es central, casi un eterno trauma nacional: los terremotos que acechan constantemente al país. Se calcula que hay miles por año, muchos de ellos pequeños pero que constantemente provocan destrucciones de todo tipo. De hecho, el más importante y brutal de todos ellos –se calcula que provocó más de 150 mil muertos– fue hace cien años, en la región de Kantō. Suzume es el nombre de una adolescente que vive con su tía –su madre murió– y que está empezando a algo así como rebelarse. Por una serie de curiosas circunstancias, la chica se verá involucrada en la tarea de evitar esos terremotos de un modo que solo puede definirse como parte de la mitología.

Yendo al colegio, Suzume se topa en su pueblo con Souta, un adolescente un tanto más grande, que le gusta a primera vista. Decide seguirlo y acaba en una ciudad en ruinas, donde descubre una enigmática puerta que conduce a un aparente mundo paralelo. Sin darse cuenta, al abrirla libera a algo así como el espíritu de los terremotos, una especie de gigante gusano que empieza su tarea de provocar uno. Pero pronto se dará cuenta que Souta está allí con el objetivo de cerrar esa puerta y así impedir que eso suceda. Pero para poder hacerlo necesita de un elemento particular (una llave con forma de piedra) que, luego de tomar la forma de un inocente gato al que luego llamarán Daijin, se escapa del lugar.

Gran parte de SUZUME consistirá en una road movie en la que la chica y su adorado Souta perseguirán a este gato por todo Japón tratando de evitar que pueda generar más y más terremotos. Pero tienen un problema extra: utilizando sus poderes, Daijin convierte a Souta en una vieja silla escolar a la que le falta una pata. Y eso transformará el viaje en una persecución de una niña y una silla a un gato que habla del que logran saber donde está porque se vuelve viral por las redes sociales. Sí, así como lo leen.

La zona en la que Suzume vive también fue epicentro de otro gran terremoto –el de 2011– y los ecos de ese evento se sienten en el lugar y en sus habitantes. En un recorrido que se vuelve más espectacular y cósmico con el correr de los minutos, con una animación cada vez más imponente y visualmente impactante, Shinkai va haciendo un arriesgado paralelo entre el coming of age personal de esa niña, un trauma que la acecha del pasado y su necesidad, digamos, de salvar al país de la destrucción como un modo de reparación que en el fondo es personal.

Todo esto, que suena muy serio, es la excusa para un relato de acción y aventuras, lleno de momentos cómicos y livianos, pensado para un público infantil y adolescente (además de los fans del animé de todas las edades) y visualmente muy bello, en especial en su primera mitad, cuando se mantiene a una escala un tanto más humana que puramente mitológica, algo que retomará sobre el final, cuando la inmensidad de la potencial destrucción se relacione más directamente que antes con su historia personal. Así como lo público y lo privado se conectan, en SUZUME lo más épico puede ser parte también de lo más íntimo de la vida de alguien.