Series: reseña de «A Small Light – Episodios 1/2», de Joan Rater y Tony Phelan (Disney+ y Star+)

Series: reseña de «A Small Light – Episodios 1/2», de Joan Rater y Tony Phelan (Disney+ y Star+)

Esta serie de ocho episodios –los dos primeros ya están disponibles– se centra en Miep Gies, la joven holandesa que ocultó a Ana Frank y a su familia cuando los nazis llegaron a Amsterdam. En Star+ y Disney+.

La historia de Ana Frank ya ha sido repasada varias veces en la historia del cine. Películas como MY BEST FRIEND ANNE FRANK, del año pasado (disponible en Netflix), utilizaba el punto de vista de su mejor amiga para contar la conocida historia. En A SMALL LIGHT la decisión es aún más lateral y el personaje de Ana se vuelve casi tangencial a la trama principal. Esta serie producida por NatGeo y disponible en paralelo en las dos plataformas de Disney hace eje en Miep Gies, que podría ser vista como un personaje relativamente secundario en las historias que se centran en la pequeña Ana.

Interpretada por la británica Bel Powley, Gies es una chica holandesa, no judía, que necesita conseguir trabajo ya que, de no hacerlo, su familia no tiene mejor idea que casarla con su hermano. ¿Cómo? «Es legal», le explican, ya que ella es adoptada de una familia austríaca. Hay una segunda intención detrás de esto: su hermano es gay y es una forma de ocultar posibles rumores. Pero los dos, aunque se llevan bien, no quieren saber nada con este arreglo por lo que a la joven Miep no le queda otra que buscar trabajo, aunque reconoce no tener habilidades para ninguno.

Al final termina, más por persistencia y actitud que otra cosa, consiguiendo uno en Opetka, la pequeña empresa que maneja un tal Otto Frank (Liev Schreiber), un hombre recién transplantado de Alemania, en la que, entre otras cosas, venden productos para hacer mermeladas. De a poco Miep aprende a hacerlas, por lo que Otto le da el trabajo de secretaria que buscaba. Pero lo más importante allí es otra cosa: Frank es judío y su familia está por llegar desde Alemania, también escapándose de los nazis. Corre 1933.

Pasa el tiempo, Miep se casa con Jan (Joe Cole) y sigue trabajando para la familia Frank. Pero la amenaza nazi es más y más presente. Se teme que invadan Holanda y que no haya resistencia posible. Los locales confían en la neutralidad de la reina y aseguran que nada sucederá, pero no será así. Los nazis entrarán a Holanda y en pocos días controlarán todo. Es ahí que Otto le pide a Miep un favor muy riesgoso para todos: que lo esconda a él y a su familia (incluyendo su mujer y sus hijos, entre ellos Anne) en el altillo del local, ya que en los Estados Unidos no les han dado la visa. Decidida, Miep lo hace, dando comienzo allí a la aventura de ocultar a los Frank de los nazis. Todo esto sucede en el primer episodio.

No será fácil el asunto de ocultarlos, ya que pronto no son solo los Frank los que están ahí sino que empiezan a sumarse más personas. Y Miep no solo tiene que ocuparse de que no sean descubiertos –ni ellos ni ella– sino, fundamentalmente, en comprar comida de más o conseguir tarjetas de racionamiento extra sin levantar sospechas en el pueblo, las oficinas o los mercados. A la vez, al ser la única que sale a la calle, es la que transmite a los que están escondidos lo que va sucediendo afuera. Y las noticias no son buenas, ya que en el segundo episodio empiezan las deportaciones crueles y violentas. Y por más que exista un atisbo de resistencia uno sabe ya que las cosas no terminarán bien.

Creada por dos de los guionistas y productores de la serie GREY’S ANATOMY, A SMALL LIGHT tiene algo de LA LISTA DE SCHINDLER en el modo de poner el eje en una persona que no es judía y que toma la riesgosa decisión de salvar –o tratar de salvar– a la mayor cantidad de gente posible. En el segundo episodio se produce un conflicto para Miep ya que su dentista, también judío, le pregunta si conoce algún escondite y ella debe lidiar con la idea de sumarlo al ya poco espacio en el que viven todos los demás. A la par, la joven trata de seguir con su vida, su trabajo, cuidar su matrimonio y hasta cada tanto divertirse con sus amigos. Pero las cosas se ponen cada vez más difíciles.

En el interín, Anne (Billie Boullet) es un personaje menor, parte del hogar y luego del escondite, más preocupada por la pérdida de su gato, por comer algún postre –el menú a veces son solo papas– y fastidiada por no saber qué pasa afuera. De a poco la realidad la irá abrumando. Es que, a diferencia de los que circulan por la ciudad –o los adultos que ya pasaron la experiencia en Alemania–, la chica no tiene idea de lo que está sucediendo realmente. Por momentos tanto Anne como los otros personajes jóvenes tienen actitudes más propias de adolescentes un poco más modernos que los típicos de la época, caprichosos y desoyendo a los padres. Es una decisión para captar a un público más actual que poco tiene que ver con los comportamientos de los chicos de esa edad entonces.

Más allá de esas incongruencias y de un estilo narrativo y audiovisual en exceso tradicional para el relato, A SMALL LIGHT sorprende porque la perspectiva permite un ángulo que agrega ingredientes inusuales a este tipo de historias, empezando por el humor y una inicial ligereza que luego se irá perdiendo. Y el otro gran secreto es Powley, la actriz inglesa de THE MORNING SHOW y DIARY OF A TEENAGE GIRL, que le da al personaje de Miep una frescura, vitalidad y honestidad que llaman la atención. Quizás ocho episodios sean muchos para este ángulo de historia, pero a juzgar por los dos ya estrenados es claro que estamos ante una serie pensada y hecha de una manera sutil, inteligente y seguramente muy emotiva.