Espanoramas 2023: crítica de «La voluntaria», de Nely Reguera (Sala Lugones)

Espanoramas 2023: crítica de «La voluntaria», de Nely Reguera (Sala Lugones)

por - Ciclos, cine, Críticas, Festivales
21 Jun, 2023 07:45 | Sin comentarios

Este drama de la directora de «María (y los demás)» se centra en una médica retirada que va a colaborar con una ONG en un centro de refugiados en Grecia y se mete en problemas. Con Carmen Machi.

Una mirada inteligente, distinta y en cierto sentido original a las historias centradas en la problemática de los refugiados que llegan a Europa, LA VOLUNTARIA –como su título lo indica– elige centrarse en el otro lado de la trama. Más precisamente en las experiencias de una mujer, una doctora recientemente jubilada, que se ofrece para ir a colaborar con una ONG en Lesbos, Grecia, ayudando en un campamento de refugiados que han llegado de Oriente Medio y están allí, esperando algún cambio o mejoría en su situación. Interpretada por la popular Carmen Machi, Marisa es una amable y cariñosa mujer, bienintencionada pero sin experiencia en el tema, que una vez allí lidia con las diferencias entre la realidad y sus necesidades personales, creando un conflicto para ella impensado.

Como muchos y muchas voluntarias, Marisa ha llegado allí también para lidiar con huecos y necesidades que le son propias. Una mujer sola y retirada, con sus hijos viviendo lejos –y no siempre atendiendo sus llamados y WhatsApps– y, especialmente, sin nietos, Marisa cumple con toda su buena voluntad el rol de colaborar con los niños del campo tanto en la escuela como ayudando en algunas actividades, pero tiene una actitud que se lleva mal con algunas de las estrictas reglas de la ONG, que los más jóvenes voluntarios respetan al punto de la frialdad y el desapego emocional.

Siendo doctora, a Marisa no le permiten curar a los niños o traspasar algunos límites muy estrictos creados para el funcionamiento de la ONG, algo que Carolina (Itsaso Arana), la más joven líder de la organización, se lo hace notar de una manera un tanto agresiva, en una caracterización del guión que quizás sea el único verdadero punto flojo de la película, puesto así quizás para que entendamos lo que lleva a Marisa a hacer lo que hace. Un poco a la manera de THE KINDERGARTEN TEACHER, la mujer se empieza a encariñar con Ahmed, uno de los niños del lugar, que no se despega de su perro, no va al colegio y, especialmente, no habla. Y la necesidad y el deseo de Marisa de ayudarlo empieza a tomar algunas características problemáticas.

LA VOLUNTARIA entra de modo inteligente en ese fino límite en el que la «militancia» social tiene en realidad características más propias de lidiar con deseos y frustraciones personales. Sus hijos no le prestan atención, sus amigas están pasándolo bien y en la suya, lo cual lleva a la solitaria mujer a transformar al niño en una especie de nieto y confundir ese deseo y «voluntarismo» casi egoísta en una causa social. De a poco vamos viendo que la mujer se desinteresa de lo que sucede alrededor y solo le preocupa la suerte del pequeño, contradiciendo el sentido de su supuesta misión allí.

Es interesante el modo en el que Reguera logra que, pese a lo casi monstruoso que puedan ser las actitudes de la protagonista (solo cambien el sexo de la señora y del niño e imaginen la misma historia desde esa perspectiva y será obvio), el espectador pueda hasta cierto punto entenderla. Y eso lo hace al poner a Machi –una comediante popular– en el rol principal, lo cual hasta cierto punto vuelve querible al personaje. Exagerar la frialdad del resto de los trabajadores sociales resulta un tanto obvio, es cierto, pero también ayuda en ese sentido. A tal punto que uno se pregunta quién realmente se está manejando bien en ese territorio. Claramente, ninguno.

Reguera no intenta retratar las experiencias de los refugiados y esa es otra gran decisión: la película tiene un punto de vista externo y se mantiene allí, generando las suficientes imágenes y situaciones que dan a entender las dificultades de sus vidas allí pero sin pretender ponerse en ese lugar. Más que nada, además, porque de a poco queda claro que a Marisa no es eso lo que más le preocupa, sino tener a mano a ese chico solitario y sin familia al que «usar» como nieto.

Sin ser cínica ni cruel, LA VOLUNTARIA se ubica en un lugar justo entre esa especie de «buenismo» que tiene cierto cine social –especialmente el más hollywoodense, con algún salvador externo que resuelve problemas de este tipo, o el de las recientes películas de cineastas como Ken Loach– y el más áspero y hasta burlón de cineastas como por ejemplo Ulrich Seidl que haría de un personaje y una situación así un manifiesto brutal acerca de la miserabilidad de la clase media de la Europa contemporánea. Sin escaparse de las convenciones formales y narrativas –y quizás con una extensión un tanto excesiva–, la película de la directora de MARIA (Y LOS DEMAS) se pregunta a quién queremos ayudar, realmente, cuando nos ofrecemos a hacerlo. Y la respuesta es un tanto complicada.


Funciones: Viernes 30 de junio a las 15 y martes 4 de julio a las 18. En la Sala Leopoldo Lugones.