Estrenos online: crítica de «Misión de rescate 2», de Sam Hargrave (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Misión de rescate 2», de Sam Hargrave (Netflix)

El mercenario Tyler Rake regresa para rescatar a una mujer y a sus hijos de las manos de su marido, un violento gángster georgiano que controla un ejército mafioso, dentro y fuera de la cárcel. Estreno: 16 de junio en Netflix.

Esto es más o menos así. Hay tres escenas de acción en toda la película. ¿Les parece poco? Esperen un segundo. La primera dura más de media hora y se presenta –claramente no lo es, pero no importa– como un largo plano secuencia que pasa por media docena de lugares y situaciones. Luego hay un respiro y viene otra, un tanto más corta y sin el truco del plano continuo pero de alto nivel de violencia y espectacularidad. Otro respiro y una tercera escena: más breve, íntima, directa y violenta. Y una coda. Y se acabó la película.

MISION DE RESCATE 2 tiene claro qué es lo que gustó de la primera parte y no tiene ningún problema en ir a buscar lo mismo, cambiando locaciones y algunas cosas, pero reteniendo lo esencial: escenas de acción violentas, cercanas, cuerpo a cuerpo; pero también gigantescas, explosivas, llenas de efectos especiales. La historia es tan mínima que se puede resumir en dos renglones. Pero no importa demasiado. Cuanto más sencillo todo, más claros los objetivos.

Tras sobrevivir al final de la primera película un tanto milagrosamente, Tyler Rake (Chris Hemsworth) se pasa unas cuantas semanas en coma y luego, en una casa en medio de la campiña, algo así como retirado, recuperándose de las heridas, llevado allí por Nik y Yaz Khan (Golshifteh Farahani y Adam Bessa) y con la supuesta intención de despedirse de este tipo de trabajos. Obvio que no podrá. Poco después se llegará hasta allí un hombre misterioso (nada menos que Idris Elba), con una misión: rescatar a Ketevan (Tinatin Dalakishvili), la hermana de la ex mujer de Tyler de las manos de su marido, Davit Radiani (Tornike Bziava), un violento gangster georgiano que maneja un ejército dentro de la prisión.

Davit tiene un hermano, Zurab (Tornike Gogrichiani) y entre ambos controlan a los Nagazi, esta mezcla de ejército y mafia local estilo yakuza del Este de Europa. Y el tipo trata a Ketevan de manera cruel y violenta, teniéndola encerrada junto con sus hijos, el adolescente Sandro (Andro Jafaridze) y la pequeña Nina. Y eso es todo, amigos. Rake, los Khan y algunos mercenarios más se mandarán a la más peligrosa cárcel georgiana a hacer la «extracción» que da título a esta saga, matarán a Davit y de ahí empezarán a ser perseguidos por Zurab y su ejército.

La escena propiamente de la extracción arranca a los 15 minutos de película, se extiende por casi media hora e incluye una serie de combates en la cárcel, sigue en coches, en trenes y en el medio aparecen helicópteros, corridas y otras vueltas de tuerca, todo en un supuesto plano secuencia que, si bien está trucado decenas de veces, mantiene en vilo al espectador. Un poco como sucedió con la primera película, una vez que esa escena termina lo demás casi sobra. Ni la trama ni las otras escenas de acción están a su altura o causan su impacto.

Habrá alguna sorpresa, revelación y aparición de un personaje importante en la vida de Rake, pero en lo central, luego de la extracción, tendrán que lidiar con la venganza de Zurab, que sabe donde está Rake, su gente, su cuñada y sobrinos –Sandro no sabe muy bien a que bando serle fiel y, como buen adolescente de película de Hollywood, su confusión y fastidio son usados para meter en problemas a todos–, lo cual no es otra cosa que una excusa para un par de escenas de acción más. La siguiente será también bastante espectacular, pero uno quedó agotado tras la primera y lo demás medio que sobra.

A diferencia de la primera, MISION DE RESCATE 2 tendrá un final más claro que da a entender que esto va en camino a convertirse en una saga (Elba no está ahí haciendo poco y nada por casualidad ni pasó de visita) ya que todo está armado como para continuar en un estilo, si se quiere, ligado a la saga JOHN WICK. Es que, además de copiar el estilo de combates y de escenas de acción derivadas del cine asiático de la saga de Chad Stahelski, da la impresión que Hargrave y los hermanos Russo (Joe es guionista, los dos producen) también van a por un universo similar que, de a poco, empieza a revelarse. Continuará, claro que continuará…