Estrenos online: «El pacto» («The Covenant»), de Guy Ritchie (Amazon Prime Video)
Este drama bélico se centra en un sargento de servicio en Afganistán y su relación con un intérprete afgano que arriesga su vida por él. Con Jake Gyllenhaal y Dar Salim. Estrena Amazon Prime Video el 21 de julio.
Para los parámetros del cine de Guy Ritchie se puede decir que EL PACTO es una película discreta, modesta, sencilla. Uno podría imaginar que, al tratarse de un relato bélico, el realizador de SHERLOCK HOLMES iría a poner la cámara adentro de una bala o romper las leyes de la gravedad con cuerpos despedazados girando por el espacio. Pero no. La seriedad que reviste el tema del que trata ha generado que el director británico se limite a filmar las escenas de acción –que no son tantas, después de todo– de una manera más bien tradicional. Hay explosiones, enfrentamientos y persecuciones, sí, pero lo que se busca más que nada es apelar a la emoción.
Sin ser una gran película, THE COVENANT se acomoda relativamente bien dentro de la larga saga de relatos sobre la guerra en Afganistán, poniendo en este caso el eje en las relaciones que existen entre los militares estadounidenses y los intérpretes locales que trabajaron para ellos durante las dos décadas en las que estuvieron allí. Relaciones complicadas y utilitarias en más de un sentido, pero que en casos como el que aquí se narra –que no se basa en un hecho real pero sí combina anécdotas de varios– tienen llamativas dosis de humanidad, compañerismo y algo así como honor a la palabra empeñada.
Jake Gyllenhaal, un muy buen actor que siempre le da un plus de credibilidad a todo lo que toca, encarna al Sargento John Kinley, un tipo de pocas pulgas al comando de un pelotón cuya tarea principal es encontrar dónde los talibanes esconden sus cargamentos de armas y misiles. Ya de entrada, mientras lo vemos departir con sus subordinados en ese tipo de diálogos entre graciosos y procaces que suelen tener estas películas (todo el inicio es tan prototípico que por un rato uno creerá que ya la vio antes), la cosa se complicará cuando el intérprete del grupo muera en un atentado y Kinley tenga que buscar uno nuevo.
Es una suerte de mercado amplio (dice un texto de apertura que fueron más de 50 mil los traductores a lo largo de la guerra) y enrarecido, ya que hay que encontrar a alguien bueno, confiable y que no ponga en riesgos innecesarios al grupo. Y no parece ser algo fácil. Uno de sus jefes le recomienda a un tal Ahmed (Dar Salim), un tipo serio y un tanto áspero que es de tomar decisiones arriesgadas e inconsultas por su cuenta. A Kinley le molesta su desacato a la autoridad, pero en todos los casos el hombre –que conoce bien el mundo en el que se mueve, por motivos que se verán– acierta con su diagnóstico, ayudando a Kinley y a los suyos a llegar al buscado cargamento.
Allí, a la media hora de película, se producirá un hecho dramático que será clave: un enfrentamiento brutal entre el pelotón de Kinley y un grupo de talibanes que los sorprenden termina con muchísimos caídos de ambos bandos y con el sargento y su intérprete escapándose por zonas perdidas de Afganistán por su cuenta, perseguidos por muchos. Es a partir de esa fuga que la relación entre ambos se fortalecerá, ya que de allí en adelante sucederán una serie de hechos dramáticos y violentos que pondrán en riesgo sus vidas y los harán depender –en distintos momentos y de diferentes maneras– a uno del otro y viceversa.
Si de algo trata EL PACTO es, como dice el título, de esa suerte de acuerdo entre traductores y militares de que, una vez cumplido su trabajo, esas personas y sus familias recibirían visas para irse a Estados Unidos. La necesidad de irse de allí es obvia –los talibanes ven a estos traductores como traidores por colaborar con el enemigo–, pero los norteamericanos no necesariamente cumplen con su palabra. Y la relación entre Kinley y Ahmed es utilizada aquí como ejemplo de que las cosas podían haberse hecho de otra manera y la salida de la guerra podría haber sido un tanto menos caótica.
Por las propias circunstancias de la trama, que tiene varias idas y vueltas, es difícil ir más allá en el análisis. Lo cierto es que a Ritchie se lo nota más aplomado que de costumbre, dándose cuenta que la seriedad y la cercanía del tema (todo esto sucedió en 2018, en la última etapa de la guerra) no se lleva bien con la pirotecnia. THE COVENANT tendrá algunas escenas de acción importantes además de la citada y habrá bastante suspenso creado a partir de los distintos momentos en los que ambos, juntos o por separado, deberán sortear check points y decenas de perseguidores, pero estarán guiados por una lógica y coherencia espacial que es casi inédita para el realizador de LOS CABALLEROS y EL AGENTE DE C.I.P.O.L.
Ritchie desarrolla poco y nada al resto de los personajes (hay una media docena de buenos actores que pasan por la película casi de visita, desde Jonny Lee Miller hasta Emily Beecham pasando por Antony Starr) ya que elige poner el foco en la relación entre los dos protagonistas y en su impensada amistad. Y ambos, de una manera seca, alejada de cualquier tipo de sentimentalismo o pomposidad, le dan a esta película su foco humano. Es cierto que intentar salvar a un traductor cuando decenas de miles continúan en problemas no cambia realmente nada, pero esas historias habrá que buscarlas en otras películas.