Series: reseña de «Operativo: Lioness – Episodios 1/2», de Taylor Sheridan (Paramount+)

Series: reseña de «Operativo: Lioness – Episodios 1/2», de Taylor Sheridan (Paramount+)

Esta serie del creador de «Yellowstone» es un thriller bélico centrado en un equipo especial de marines que se dedica a infiltrar mujeres entre los enemigos. Con Zoe Saldaña y Nicole Kidman. Estrena Paramount+ el domingo 23 de julio.

De la factoría de Taylor Sheridan pero sin ser parte de esa especie de «multiverso» que conforman YELLOWSTONE y sus precuelas 1883 y 1923, OPERATIVO: LIONESS es una especie de regreso a los violentos thrillers bélicos de décadas pasadas, en los cuales todavía la sensación de inutilidad y autocrítica no había del todo descendido sobre los estadounidenses. No es, al menos en sus dos primeros episodios, una mirada a los conflictos en Oriente Medio desde un punto de vista crítico y político, sino una serie que promete acción, violencia, más acción y toda la dureza y agresividad que uno espera de marines apostados en territorios peligrosos.

Más cerca de G.I. JANE que de, digamos, las películas de Kathryn Bigelow en zonas de conflicto bélico –a las que también en ciertos momentos recuerda–, OPERATIVO: LIONESS promete una dosis constante de acción con dos personajes femeninos como eje. Zoe Saldaña es muy efectiva como la dura y frontal Joe, la jefa de un equipo de operaciones especiales que trabaja en zonas de conflicto –Siria e ISIS, en este caso– y que se dedica, entre otras cosas, a infiltrar mujeres entre los enemigos, por motivos que se revelarán más adelante.

La infiltrada en cuestión al inicio de la serie se encuentra en la peor situación posible para alguien que está llevando a cabo una misión de ese tipo. En medio de un combate, la mujer le revela a Joe que ha sido descubierta por el enemigo. Inesperadamente, Joe se enfrenta a una decisión crucial: ¿dejarla a su suerte y a su preparación para salir del paso o lanzar una bomba y resolverlo todo de un solo golpe?

Si bien sucede al principio del primer episodio, no revelaremos la decisión tomada. Lo que veremos a continuación arranca cuatro años antes y cuenta la historia de Cruz (Laysla De Oliveira), una chica que fue bailarina (bueno, stripper) y que escapa de una relación abusiva con su novio de un modo bastante violento para terminar metiéndose en los marines tras una mezcla de casualidades y, fundamentalmente, a partir de la necesidad de descargar (de una forma legal) su contenida violencia. En muy poco tiempo la chica se convierte en la más dura, agresiva y resistente de los soldados.

Joe, por su parte, es igual de áspera que ella pero ya está integrada al sistema. Es la líder del equipo que integran un quinteto de marines de esos que tienen una botella de cerveza en la mano todo el tiempo y con los que uno no quisiera cruzarse bajo ninguna circunstancia, especialmente si están alcoholizados. Su conflicto tiene más que ver con lo familiar y, en los dos primeros episodios, lo que veremos está ligado a la franca y frontal relación que tiene con su marido –con el que, da la impresión, solo se ve de vez en cuando para tener sexo, cenar, beber y volver a partir– y la más complicada que tiene con la mayor de sus dos hijas, que la detesta por no ser parte de sus vidas. La chica, obviamente, no sabe que mamá se dedica a entrenar tipos que andan con un cuchillo entre los dientes y que da las órdenes de tirar bombas sobre ciudades enteras.

La misión de Cruz será mezclarse en la vida de Aaliyah (Stephanie Nur), la hija de un billonario jeque árabe, peso pesado en la política local y enemigo, uno supone, de los Estados Unidos. Pero para poder hacer eso tiene que probar estar capacitada para tolerar todo tipo de torturas y presiones. El segundo episodio será brutal, acaso demasiado, a la hora de mostrar su entrenamiento. Es que Cruz es la clase de chica que soporta cualquier cosa –doblega a muchos que la triplican en tamaño–, pero Joe no está del todo convencida de que pueda aguantar lo que le podrían llegar a hacer si la descubren.

Nicole Kidman encarna a una agente de la CIA, jefa civil de este equipo de operaciones especiales y la conexión entre el lado militar y el político del asunto. Morgan Freeman, que es parte importante del elenco, todavía no hizo acto de presencia, pero su rol está anunciado como el de un Secretario de Estado. Quizás, cuando ambos participen más directamente en la trama, le agreguen un poco más de complejidad narrativa. Hasta ahora todo parece demasiado directo, claro y sencillo. Seguramente no será siempre así.

Los dos primeros episodios tienen como director a John Hillcoat, experimentado realizador australiano de westerns y thrillers como THE PROPOSITION y THE ROAD, entre otros, y alguien que sabe moverse entre personajes violentos y agresivos atravesando situaciones limítrofes. Y eso, de distintos modos, es lo que vimos y seguramente lo que veremos aquí: una serie bélica que funciona a modo de western. O viceversa. Sheridan no busca reinventar el género ni reformular sus lineamientos políticos. Todavía no lo sabemos, es cierto, pero todo parece indicar que nada raro sucederá por el lado militar y que, si hay alguna traición interna o algo parecido, vendrá por el lado de los políticos.

Los que extrañan los relatos bélicos tradicionales –digamos, los que filmaba Clint Eastwood en los años ’80 pero en versión recargada, sin ningún atisbo de corrección política, más allá de sus protagonistas mujeres– disfrutarán con OPERATIVO: LIONESS. Está impecablemente narrada, tiene a dos personajes principales bien construidos y, más allá de ciertos excesos –la violencia aplicada sobre Cruz bordea lo morboso–, Sheridan sabe construir suspenso de entrada y dejar al espectador esperando más. No es poco en un panorama de series que, últimamente, agotan antes de tomar impulso.