Estrenos online: crítica de «Agente Stone», de Tom Harper (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Agente Stone», de Tom Harper (Netflix)

Gal Gadot interpreta a una agente de una organización secreta que debe evitar que un importante sistema de Inteligencia Artificial caiga en manos peligrosas. Estreno en Netflix: viernes 11 de agosto.

A esta altura, el universo de las películas de acción de Netflix bien podría conformar una especie de, ejem, NCU. Si Marvel tiene su MCU (o Marvel Cinematic Universe) y DC tiene su DCEU (DC Extended Universe), bueno, ya saben cómo se llamaría la cosa. Pero no, en principio no hay conexión alguna entre todas ellas. Acá va una propuesta: la pueden empezar a pensar ahora y, como se suele hacer, reacomodar las películas ya estrenadas al combo. En el Netflix Cinematic Universe no hay superhéroes en un sentido literal. Hay «héroes de acción»: extractores, super-espías, agentes ultrasecretos que ni siquiera conocen los agentes secretos que no son tan secretos como ellos, y otros más secretos todavía. Se tiran de aviones y caen sentados. Atraviesan ciudades destruyéndolas y salen más o menos enteros. Enfrentan a cientos de villanos y de algún modo zafan con alguna patada dada en el momento justo (por más tecnología disponible, todas las películas del NCU tienen que tener largas escenas de golpes de puño), suelen operar en el sudeste asiático o en el Este de Europa y, en todos pero todos los casos, lucen como modelos publicitarios.

AGENTE STONE, protagonizada por Gal Gadot, se une a este universo que incluye, entre otros, a LA VIEJA GUARDIA, con Charlize Theron; MISION DE RESCATE, con Chris Hemsworth; EL HOMBRE GRIS, con Ryan Gosling; ESCUADRON 6, con Ryan Reynolds; ZONA DE RIESGO, con Anthony Mackie; LA MADRE, con Jennifer Lopez; KATE, con Mary Elizabeth Winstead, y seguramente me estoy olvidando alguna otra. Con sus diferencias específicas –algunas son más grandes, otras más pequeñas; algunas son con soldados y otras con espías, y así–, de algún modo todas son la misma película y, si alguien se toma el trabajo de hacerlo, no debe ser muy difícil conectarlas.

Por ahora, sin embargo, cada una funciona en su propio mundo. Y HEART OF STONE (su título, «Corazón de piedra» es una combinación de palabras ligadas a la trama y al nombre de la protagonista que no funciona muy bien traducido al castellano) no es más ni menos, ni mejor ni peor, que cualquiera de las otras. Todas realizadas con mucho presupuesto, en locaciones internacionales (o cromas verdes que reproducen locaciones internacionales), con violentas escenas de acción y con traiciones, dobles traiciones y triples traiciones. El universo en el que se mueve Gadot tiene sus propias reglas –un poco James Bond, un poco Jason Bourne, otro tanto la saga MISION IMPOSIBLE— y todo parece indicar que tendremos secuelas para rato.

Pese a la ironía de los párrafos previos, no está tan mal la película dirigida por el realizador de THE AERONAUTS. Al menos durante su primera hora es una efectiva y bastante intensa película de acción y suspenso sobre espías internacionales metidos en problemas. En una escena propia del universo de Ethan Hunt, el film empieza en un resort invernal suizo en el que un grupo de espías del MI6 se dispone a atrapar a un traficante de armas. Liderados por un tal Parker (Jamie Dornan), el grupo incluye también a Rachel Stone (Gadot), que es la que suele quedarse en la camioneta, manipulando computadoras, destrabando contraseñas, abriendo puertas de seguridad y así. No es una agente de las que trabajan en el terreno, sino detrás de escena, con las máquinas.

Pero algo se complicará en ese operativo, Stone tendrá que meterse en el centro de la acción y probará ser muy buena también en eso. Rápidamente se revelará el secreto: la chica no es quien dice ser sino que trabaja, en realidad, para The Charter, que es el nombre que tiene una agencia de seguridad que está por encima de las otras agencias nacionales, una especie de mitológico grupo de superagentes (cada uno tiene un número, Stone es el 9) que responden a un cuarteto de jefes que están por encima, o eso se entiende, de las autoridades nacionales de cada país.

Pero lo principal no pasa por eso sino por lo que ellos llaman The Heart, un programa cibernético que tiene acceso a prácticamente todo lo existe sobre el mundo –una inteligencia artificial poderosísima– y que, visualmente, se despliega en el espacio como una versión gigante de aquel panel que controlaba Tom Cruise en MINORITY REPORT. La opera un tal «Jack of Hearts» (el alemás Matthias Schweighöfer) y es la que ayuda a los agentes de The Charter a salir siempre bien parados porque «colabora» diciéndoles por dónde moverse, quién está atacando por atrás y una cantidad de funciones que son muchísimas y un poco incomprensibles. Controlada por «los buenos», The Heart parece ser una ayuda fundamental para que el mundo no entre en caos.

Pero esta es una saga de acción y no todos son buenos. Pronto se verá que hay un peligroso grupo –tan secreto y con miembros igual de misteriosos que los de The Charter– que intenta quedarse con el Corazón en cuestión. Y la película narrará la lucha por la posesión de esa IA que puede controlar el mundo, lo que implica escenas de acción en varias ciudades europeas (una en Lisboa es la mejor realizada, habrá otra en Islandia más adelante), otras en el desierto africano y otras, bueno, ya verán adónde.

En algún punto –que para mí es muy concreto, pero dependerá de cada espectador–, AGENTE STONE abandonará toda lógica y se moverá del terreno Bond-Bourne-Hunt a uno ya más propio de los superhéroes, en el que los personajes parecen capaces de resistir a cualquier cosa con apenas algunos rasguños y la espectacularidad visual irá a contramano del amplio nivel de credibilidad que ofrece la película. Dicho de otro modo: todo aquí es inverosímil, pero hasta cierto momento lo que sucede está adentro de ciertas reglas del juego de la película y hasta del género. Después de una particular escena, ya no, ya es un vale todo.

Más allá de los convencionalismos y la reiteración de ideas, AGENTE STONE es un producto relativamente eficaz y entretenido, que bien podría haber merecido verse en salas de cine. Como muchas de las películas mencionadas anteriormente —GRAY MAN tiene muchos puntos de contacto–, se trata de películas que son topadoras destructivas que funcionan como una «ensalada completa», de esas que tienen un poco de todo de cada uno de los diferentes subgéneros de la acción y la aventura. Como esas ensaladas, algunas cosas combinan mejor que otras, pero finalmente uno termina satisfecho. O lleno, que no es exactamente lo mismo.

Gadot ya ha probado ser bastante efectiva en este tipo de rol, Dornan está bastante bien en un papel complicado y los personajes secundarios –interpretados por Sophie Okonedo, Alia Bhatt y el español Jon Kortajarena, más allá de alguna sorpresiva aparición que no spoilearé— no dejan mucho para el recuerdo. Con AGENTE STONE, Netflix parece querer iniciar otra saga de acción. Desde aquí, un humilde consejo: reúnan a todas las productoras que les hacen este tipo de películas, hagan que se pongan de acuerdo y armen un solo un solo universo, un NCU.

Bueno, pensándolo bien, mejor no. No sea cosa que al final tengamos que ver todas para entender una.