Estrenos online: crítica de «Doble discurso», de Hernán Guerschuny (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Doble discurso», de Hernán Guerschuny (Amazon Prime Video)

Un candidato político en problemas utiliza los servicios de un retirado y peculiar estratega de campaña para ganar las elecciones en esta comedia dramática protagonizada por Diego Peretti, Rafael Ferro y Julieta Cardinali. Desde el 4 de agosto por Amazon Prime Video.

Curiosa combinación de drama, comedia y película de suspenso en el ámbito de la política local, “Doble discurso” se suma a una cantidad a esta altura llamativa de productos audiovisuales argentinos ligados a ese mundo, desde películas como “Argentina, 1985” o “La cordillera” pasando por series como “Diciembre 2021”, “El reino” y hasta “Santa Evita”, muchos de ellos –como este– apoyados por plataformas de streaming internacionales. Lo que podría ser una rareza se volvió casi un hábito, quizás porque la política argentina es un escenario plagado de personajes y contradicciones que generan material rico para el drama.

El caso de “Doble discurso”, si bien transcurre aquí y toca muy de costado algunos hechos del pasado local, bien podría suceder en cualquier lado. Se trata de uno de esos relatos de traiciones, engaños y rosca política que, cambiando actores y algunos datos, podría existir en casi cualquier lugar de Occidente. Un poco “House of Cards”, otro tanto “Cyrano de Bergerac”, un pelín de las comedias clásicas centradas en el mundo del poder y una referencia más que no mencionaremos porque podría hasta ser spoiler, la película del realizador de “El crítico” mete la nariz, literalmente, en el mundo de las campañas presidenciales.

Todo comienza cuando el presidente muere –súbitamente, en medio de una entrevista– y una figura importante de su partido, de corte liberal, negocia con el medio al que le dió esa última nota lanzar la carrera política del que definen como su “heredero”: un campeón olímpico de hockey llamado Ricardo Prat (Rafael Ferro) que tiene una buena imagen pública como deportista pero es un tanto anodino como candidato. El plan se complica aún más cuando una reconocida periodista, Camila Hewel (Julieta Cardinali), lo descubre reunido con un empresario poderoso (Víctor Laplace) y haciendo sospechosos arreglos con él. De golpe, la cuidada construcción mediática de Prat parece caerse a pedazos.

Es ahí que el líder del partido (Jorge Suárez) trata de conseguir los servicios de “El Griego” (Diego Peretti), un célebre estratega de campañas políticas que se ha retirado de la profesión y hoy parece dedicado, más que nada, a coleccionar difíciles estampillas y ocuparse –con evidente desgano– de su hijo. Con el anzuelo de darle dos millonarias e inconseguibles estampillas, al Griego lo convencen de volver al ruedo. El tipo al principio no quiere saber nada pero, luego de dar vueltas, termina aceptando. Y pronto no solo saca a Prat del pozo electoral sino que se transforma en su literal Cyrano –Peretti nació para hacer ese personaje, convengamos–, no solo escribiendo sus discursos sino hasta hablando a través de él, micrófono o WhatsApp mediante, tanto en lo público como en lo privado.

Es que el otro interés del Griego –bah, de ambos– pasa por Camila, quien se presenta de entrada como una enemiga política pero a la que los dos, o uno hablando a través del otro, tratan de seducir. Así, entre jugadas y engaños políticos, denuncias que se acumulan, potenciales negociados y un esperado debate electoral con el candidato del partido “progresista”, “Doble discurso” va mezclando elementos de comedia romántica y película de intriga política en la que todos mienten y, en mayor o menor medida, tienen algo que ocultar.

Superando un comienzo bastante tortuoso en el que se luce más un drone entrando y saliendo por las ventanas de la Casa Rosada que los diálogos o la construcción de personajes, de a poco “Doble discurso” va encontrando su ritmo y organizándose en lo narrativo, algo que sucede cuando cobra mayor peso el personaje de Cardinali, y el juego a lo “Cyrano” va quedando en evidencia. De ahí en adelante el bastante elaborado guión –que es muy forzado pero que funciona dentro de los códigos no demasiado realistas de la propuesta– va avanzando con cierta efectividad y hasta aportando algunas inusuales sorpresas.

La película pide ser tomada como una fantasía –oscura, pero fantasía al fin– para que sus giros dramáticos sean aceptados. El Griego resulta ser un mago en todo lo que se propone (a Peretti le sale muy bien el tono “hinchado las pelotas” que tiene su personaje) y Ferro es más creíble que muchos políticos locales a la hora de dar discursos o saber “venderse” como candidato, disimulando su evidente desconocimiento de casi todo y usando los sofismas que su asesor le dicta al oído con falsa naturalidad. Pero es Cardinali la que logra humanizar lo que de otro modo podría haber sido más un ingenioso concepto y una buena idea de guión que una película propiamente dicha.

A su modo, “Doble discurso” intenta funcionar, como película, del mismo modo que lo hace El Griego en su accionar, jugando con el votante/espectador una especie de juego de magia que lo lleva a mirar para un lado cuando en realidad hay otras cosas sucediendo por detrás. Pero más allá de esos trucos –que ni los magos, ni los estrategas de campaña ni los críticos deben revelar–, lo que la película del realizador de “Una noche de amor” presenta es un mundo en el que nadie es confiable nunca. Ni los políticos, ni los periodistas, ni los empresarios… y mucho menos los guionistas.


Crítica publicada originalmente en La Agenda de Buenos Aires