Estrenos online: crítica de «Foco de contagio» («Yi qi»), de Lin Chun-Yang (Netflix)

Si bien está presentado como un thriller, este film originario de Taiwán funciona más como un drama que tiene a la epidemia del SARS como centro. Similar en muchos sentidos al COVID-19, la aparición del SARS provocó un verdadero caos en varios países asiáticos, allá por 2003. Y lo que se cuenta aquí son los problemas, complicaciones y decisiones éticas que viven unos personajes que quedan encerrados dentro de un enorme hospital de Taipei cuando se detecta uno de los casos iniciales del virus allí.

Los dramas de los personajes centrales son clásicos, por no decir convencionales. Un cirujano, el Dr. Zheng Xia (Po-Chieh Wang) un poco desinteresado por sus pacientes y apurado para volver a su casa para celebrar el cumpleaños de su pequeña hija sale del enorme hospital con destino a su casa. Mientras viaja en taxi con el más amable y generoso de los conductores, recibe un llamado para una urgencia que lo obliga a volver. El hombre tiene una relación tensa con un abnegado enfermero llamado Tai-He (Jing-Hua Tseng), quien cree que el médico no está haciendo un buen trabajo. El enfermero trabaja en el hospital con su novia y está planeando hacer una beca en Hong Kong.

Un periodista metido en el hospital revela públicamente en la TV –esto es 2003 y no hay redes sociales– que en el hospital hay casos de SARS, por lo que las autoridades deciden encerrar a todos los que en ese momento están allí, incluyendo los citados y a una niña que ha perdido de vista a su madre. Allí empezarán una serie de «carreras»: determinar quien trajo el virus y podría ser el «paciente cero», ver en qué área del hospital estuvo, con quiénes se contactó y así. Con el paso de las horas, más y más médicos, enfermeras, pacientes y personal empiezan a toser y tener problemas respiratorios, mientras otros profesionales y pacientes exigen poder salir del lugar.

Si bien FOCO DE CONTAGIO tiene algunos momentos que podrían funcionar como de relato de investigación y algunas situaciones de tensión más propias de un thriller, el centro pasa por las decisiones de los protagonistas respecto a cómo actuar ante determinados casos y la situación en general. Es, más que nada, la previsible historia de este doctor desentendido y egoísta que, más por la fuerza que por otra cosa, se da cuenta de cuáles son los principios de su trabajo, los que parecía haber olvidado.

Luego de la pandemia del COVID, quizás no estemos aquí ante una película que aporte demasiado desde ningún ángulo: el drama es previsible, el caos tiene poco que ver con el que conoceremos 17 años después y la trama de investigación no sale de lo convencional. Si a eso se le agrega que dura dos horas, YI QI no es una película con demasiado para recomendar, salvo que uno quiera revivir o tratar de entender algunas de las complicadas situaciones y decisiones que tienen que tomar los miembros del personal de salud en circunstancias de este tipo. Pero cualquier documental de los últimos años –varios de esa región además– lo han hecho mucho mejor.