Estrenos online: crítica de «Ehrengard: el arte de la seducción», de Bille August (Netflix)

A fines de los años ’80 el director danés Bille August se consagraba internacionalmente con la exitosa PELLE, EL CONQUISTADOR. Si bien su carrera jamás alcanzó los niveles y la fama que esa película parecía poder darle, a lo largo de las décadas hizo varios títulos que tuvieron su circulación internacional en ese habitualmente redituable segmento del mercado del cine de autor de ambiciones comerciales. Películas como CON LAS MEJORES INTENCIONES, LA CASA DE LOS ESPIRITUS y hasta una versión de LOS MISERABLES, con Liam Neeson, lo convirtieron en un trotamundos de la adaptación literaria, un elegante y prolijo realizador de «títulos de prestigio internacional». Y si bien siguió filmando con éxito en su país, sus películas empezaron a tener una menor llegada a otras latitudes.

EHRENGARD, estrenada por Netflix, es un proyecto ambicioso que le llevó diez años terminar. Se basa en una novela de Karen Blixen (también conocida como Isak Dineson), célebre autora danesa creadora de dos títulos que dejaron su marca en ese mismo mercado del llamado cine de qualité como fueron LA FIESTA DE BABETTE y AFRICA MIA. Y ese es el mundo que aborda August en su nueva película, solo que con algunas diferencias. Por un lado: el tono es bastante más ligero que el de los films antes citados y, por otro, que la propia Reina Margarita de Dinamarca se hizo cargo del vestuario de un film que transcurre en palacios y casas de campo de la aristocracia de ese país a comienzos del siglo XIX.

La película tiene algo de farsa y comedia de enredos en el mundillo de la alta sociedad danesa de la época. Pero el protagonista no pertenece a esa «casta»: es un tal Cazotte (Mikkel Boe Følsgaard), un pintor de pocos recursos que se gana la vida pintando a miembros de la realeza. Tiene, además, un «arma secreta»: es un empedernido seductor y la Duquesa de Babenhausen (la gran Sidse Babett Knudsen) quiere tener un affaire con él. Pero el tipo no quiere meterse en problemas con el marido de la impetuosa dama. En realidad, su obsesión pasa por otro lado: se ha enamorado perdidamente de Ehrengard (Alice Bier Zanden), una hermosa mujer de la nobleza, pero cuya familia muy estricta y militar ni siquiera deja que la pinte.

Como sucede en muchas comedias románticas que transcurren en esa época lo que se hace acá es un pacto. Será entre Cazotte y la Duquesa: ella necesita que él le enseñe a su hijo el arte de la seducción para poder casarse y heredar el trono con el que se quieren quedar unos ambiciosos parientes. A cambio, ella hará lo posible para «poner a su disposición» a Ehrengard. Pero las cosas no salen exactamente como estaban planeadas –el hijo de la duquesa se enamora y se casa, pero su mujer ya está para parir a los cuatro meses y por eso podría perder el trono– y Cazotte tiene una idea genial que le permitiría salvar la reputación de la Duquesa y su familia, y a la vez tener la posibilidad de conquistar a Ehrengard. Pero allí tampoco las cosas serán sencillas ya que son muchos los contratiempos y las sorpresas que impiden que todo salga de acuerdo a las estrategias de ambos.

De un formato clásico y un tanto académico, pero con una bienvenida liviandad que crece cada vez que aparece la actriz de BORGEN, EL ARTE DE LA SEDUCCION funciona como una ligera comedia de enredos en el mundo de la aristocracia danesa en épocas en las que los trucos, trampas y jugarretas para seducir a mujeres eran algo hasta socialmente aceptable. Pero Ehrengard, en ese sentido, funciona como una persona más moderna e inteligente de lo que parece en un principio. Cazotte creerá que es una presa fácil de su arte seductor, pero la chica tiene sus propios planes y sus modos de, digamos, «empoderarse» en medio de esas circunstancias.

Netflix estrena la película acompañada como extra con un documental de 40 minutos sobre la filmación en el que participan August, la mismísima Reina de Dinamarca y parte del equipo, dejando en claro que se trata de una propuesta grande y ambiciosa por parte de la plataforma. EHRENGARD no hará cambiar la opinión de ningún cinéfilo duro respecto al cine de August pero, dentro de la programación de estrenos originales de Netflix, es una propuesta medianamente disfrutable y simpática, especialmente para un público adulto y/o interesado en los enredos románticos de la aristocracia europea.