Festival de Venecia 2023: crítica de «Quitter la nuit» («Through The Night»), de Delphine Girard (Giornate degli Autori)

Festival de Venecia 2023: crítica de «Quitter la nuit» («Through The Night»), de Delphine Girard (Giornate degli Autori)

por - cine, Críticas, Festivales
05 Sep, 2023 03:58 | Sin comentarios

Una mujer viaja en un auto con un hombre agresivo y, simulando llamar a su hermana, se comunica con un servicio de emergencias desatando este tenso drama centrado en las consecuencias de la violencia sexual.

El comienzo es estremecedor. Una mujer viaja por una ruta en un auto. Está sentada en el asiento de al lado de un hombre que conduce. Le dice que necesita hacer un llamado por el celular a su hermana, para avisarle que llegará tarde y que cuide a su hija. El hombre, a regañadientes, acepta. La mujer llama y va dando, nerviosa, indicaciones. Es evidente la tensión en el ambiente y que lo que se está viviendo allí es entre incómodo y perturbador. Unos segundos después, Girard nos muestra otro espacio: un sistema de emergencias tipo 911 donde reciben llamadas de todo tipo y distintos grados de riesgo. Una mujer atiende y escuchamos, desde el principio, lo mismo que habíamos oído decir a la mujer en el auto. Era claro que no estaba llamando a su hermana.

A partir de allí, durante la primera media hora de este film belga, se vivirá una situación casi en tiempo real. De hecho, Girard había hecho ya un corto (llamado UNA HERMANA y nominado al Oscar en su categoría en 2020) que se ceñía a esta misma situación específica. La comunicación continuará, con Aly (Selma Alaoui) tratando de darle a entender a la agente, Anna (Veerle Baetens), qué es lo que está pasando y dónde está. Hablando casi en código, con indirectas, pero despertando igual las sospechas de Dary (Guillaume Duhesme), se las irán arreglando para socorrerla. Pero la tensión es palpable. Angustiante. Y muy real.

Luego vendrá la detención y las declaraciones. Los interrogatorios policiales. Las explicaciones y las defensas. Muy de a poco Girard irá incorporando flashbacks que narran los momentos previos al llamado. ¿De qué es la acusación? ¿Abuso, acoso, violación, secuestro? ¿Quién es el hombre que la llevaba, nervioso y agresivo, en el auto? ¿Un esposo o novio violento, alguien que conoció en una fiesta, un secuestrador? De a poco QUITTER LA NUIT va aclarando algunos puntos que el espectador ya habrá adivinado. El problema es que la policía no lo tiene tan claro y tiene la tarea de escuchar los testimonios de ambos.

Es claro que estamos ante una película sobre un abuso sexual y sus consecuencias. De allí en adelante, alejándose de las limitaciones temporales del corto y de esa noche, Girard mostrará qué pasa en las vidas de los tres personajes. Aly, más que nada, lidiará como puede con la incomodidad de los interrogatorios, el cansancio, la sensación agobiante de que ponen en duda todo lo que dice. Es que, de algún modo, en las preguntas sobrevuela esa idea de hacer sentir culpable también a la víctima, ya que ella admite de entrada haber sido quien invitó al hombre a irse «a un lugar más tranquilo» para estar solos. Y a Aly no le cabe el papel de víctima ni siente que tenga que justificarse o dar explicaciones de sus actos esa noche.

Con Dary la película toma su decisión más, si se quiere, arriesgada pero a la vez inteligente. Veremos al hombre en su vida cotidiana, en familia, lidiando con lo que sucedió y con lo que hizo. El tipo es un bombero, trabajador, un tipo de familia de aspecto y actitudes bastante normales, pero en todo momento niega haber violado a Aly. No tiene el aspecto de un monstruo ni se comporta como tal. Al menos no en un sentido obvio y evidente. Y Anna será otro personaje clave, la falsa «hermana» del 911 (Aly tiene de verdad una hermana), que no puede abandonar el caso y se obsesiona con lo que pasó, empieza a verse reflejada en esa situación y en esas vivencias. Tendrá experiencia en llamados de emergencia, pero lo de esa noche la alterará.

THROUGH THE NIGHT es una película sobre el miedo, sobre las maneras en las que las personas (mujeres, en la enorme mayoría de los casos) lidian con las consecuencias de situaciones traumáticas como la que sucede aquí, de esas que se vuelven inesperadamente violentas. Si bien la película pierde algo de la intensidad de su primera parte cuando empieza a pasar más y más tiempo en un relato que se dilata por demás, Girard es inteligente al mostrar todo el tiempo personajes alejados de los arquetipos.

Aly no solo no quiere verse como víctima sino que por momentos hasta quiere retirar la denuncia y pretende seguir con su vida como si nada hubiera sucedido. Siente que no está obligada a ser «una causa». Y con Dary sucede algo inverso: si bien a sus seres cercanos les dice que no hizo nada –casi que le piden que diga eso para poder seguir defendiéndolo– es más que evidente que lo que sucedió lo va carcomiendo de a poco. Se sabe culpable y no se termina de reconocer en la persona que hizo eso. En algún momento, al escuchar la grabación de la conversación telefónica, tendrá que hacerse cargo de que lo fue. Y que en cualquier momento puede volver a serlo.

Eligiendo ángulos diferentes para el tema del abuso sexual, QUITTER LA NUIT encuentra modos de hablar de un tema violento y desgarrador sin caer en esquematismos ni simplificaciones. Hay, claro, víctimas y victimarios, pero la película no los construye como simples oposiciones, como ideas del «bien» y del «mal». Entiende, en algún punto, las zonas ambiguas y oscuras que se manejan en estos casos («cuando tenemos miedo hacemos cosas que no entendemos», se dirá en un momento) pero, a la vez, se tendrá claro cuáles son los límites. Ya sobre el final, la metáfora de la «hermana» cobrará otro sentido, si se quiere más emotivo. Llámenlo sororidad, ayuda, cuidado o comprensión: la que está al lado, acompañando –o del otro lado de una línea de teléfono, ayudando– siempre es, o debería ser, una hermana.