Series: crítica de «Mensajes de medianoche» («Still Up»), de Steve Burge y Natalie Walter (Apple TV+)

Series: crítica de «Mensajes de medianoche» («Still Up»), de Steve Burge y Natalie Walter (Apple TV+)

Dos amigos con insomnio mantienen conversaciones mediante videollamadas y se ayudan a solucionar sus respectivos problemas en esta comedia romántica británica. Apple TV+ estrena sus primeros tres episodios el viernes 22 de septiembre.

Esta breve y compacta serie británica se las ingenia para divertir a partir de un concepto visualmente limitado como son las videollamadas. Sí, STILL UP consiste, básicamente, en dos personas hablando entre sí mediante sus teléfonos, pero sus creadores logran atravesar esos problemas gracias a dos protagonistas carismáticos y al hecho de que, en medio de esos usualmente nocturnos llamados, pasan algunas cosas raras.

Danny (Craig Roberts) y Lisa (Antonia Thomas) son amigos e insomnes. Ambos tienen problemas para dormir y utilizan esas altas horas de la madrugada para conversar. Pero sus vidas son muy distintas. Lisa es activa, suele estar en la calle, atravesar situaciones raras y complicadas mientras que Danny –por motivos que se irán revelando– es agorafóbico y no se siente capaz de salir de su casa. Es periodista y escribe sobre música, con lo cual más o menos puede seguir trabajando. O eso nos dicen.

Lisa está en pareja y tiene una hija –a la que casi no se ve, parece un fantasma–, pero su relación con su novio (no es el padre de la niña) no es la mejor. Bah, es estable y «sólida», pero bastante aburrida. Danny viene de una dolorosa separación y todo su mundo se limita a ella. Bah, tiene un amable y simpático vecino que lo entiende, le hace las compras y lo ayuda en todo lo que tiene que ver con el «mundo exterior», pero su vida parece pasar por sus conversaciones con Lisa. Es obvio que son el uno para el otro pero, bueno, pasan cosas…

El esquema de la serie se construye a razón de un evento nocturno por vez, que incluye algún tipo de problema que uno ayuda al otro (o trata de ayudar) a solucionar. Puede ser Danny tratando de pedir una pizza sin atravesar la puerta o Lisa alcoholizada sin saber cómo volver a su casa. Puede ser Danny intentando tener una cita (con otra chica) mediante una aplicación o Lisa lidiando con la familia de su novio en una infernal salida al aire libre en la que le hacen jugar un juego insólito. Y así.

En cada uno de esos eventos nos queda más y más claro que, por más que cada uno le hable al otro de sus respectivos problemas de pareja –Lisa con su bonachón pero algo aburrido novio, que siempre se va a dormir temprano, y Danny de su pasado con una tal Chloe o de la accidentada cita que hace mediante la app–, lo que más les importa a ellos es estar, al menos virtualmente, juntos. Lo que no se sabe tampoco es la verdadera naturaleza de la conexión entre ambos: ¿eran amigos de antes?, ¿se conocieron así?, ¿se vieron alguna vez en la vida real?

MENSAJES DE MEDIANOCHE Conversaciones nocturnas» podría ser un título más apropiado ya que, salvo unos pocos, no intercambian verdaderos mensajes) es innegablemente simpática, como tantas comedias románticas británicas que parecen inspiradas en novelas contemporáneas de esas que se leen rápido y se olvidan en pocos días. Los protagonistas son amables y hasta queribles, los secundarios son un poco desquiciados y todo funciona de un modo amable, con algunos momentos realmente graciosos.

Para disfrutarla ayudará que el espectador se lleve bien con ese tipo de comedia británica que mezcla dos cosas que a mí siempre me parecen casi incompatibles: una trama absurda, completamente implausible (verán a qué cosas me refiero ya en el primer episodio), pero un núcleo emocional realista, honesto, gracias al cual uno siente las angustias de estos dos personajes que, por distintos motivos, no pueden dormir por las noches y, al hablar entre sí a altas horas de la madrugada, aún menos.

Es un desafío que requiere de una buena predisposición del espectador. Y para eso están los protagonistas. Es gracias a ellos que esa amplitud de tonos se soporta, se sostiene y hasta se disfruta. No será una gran serie y mucho menos una inolvidable, pero logra lo que se propone. Quizás hasta la mejor receta sea verla con un amigo o amiga del mismo modo en el que ellos hablan: con la videollamada prendida y a las dos de la mañana.