Series: reseña de «Senderos peligrosos (Wilderness) – Episodios 1/2», de Marnie Dickens (Amazon Prime Video)

Series: reseña de «Senderos peligrosos (Wilderness) – Episodios 1/2», de Marnie Dickens (Amazon Prime Video)

Una mujer descubre que su marido la engaña y, para reconciliarse, inician un viaje por el desierto de los Estados Unidos. Aunque quizás tengan, paralelamente, otros planes. Desde el 15 de septiembre por Amazon Prime Video.

Un matrimonio reciente, un descubrimiento shockeante, una posible traición, ¿una venganza? Todo en WILDERNESS, la serie basada en la novela homónima de B.E. Jones, parece llevar hacia un mismo lado. En esta serie limitada –o miniserie– de origen británico que estrena Amazon Prime Video, sin embargo, quizás las cosas no sean del todo lo que parecen. Quizás, solo quizás, los personajes escondan todavía más cosas bajo la alfombra.

Todo comienza de manera clásica. Liv (Jenna Coleman) es una chica británica en apariencia amable, sensible y muy correcta que cree conocer al hombre de sus sueños. El se llama Will (Oliver Jackson-Cohen) y es un ejecutivo exitoso. Se enamoran, se casan, a él le sale un trabajo en Nueva York y ambos se mudan allí. Todo parece ir sobre ruedas, a tal punto que la propia serie parece filmar su vida como un aviso publicitario. Pero como ya escuchamos en algunos comentarios de la voz en off de ella –y se nos da a entender mediante unos flash forwards que los muestran en una ruta desértica en los Estados Unidos–, la felicidad no durará mucho.

Todo parece empezar con un descubrimiento. Liv ve en el celular de su marido un mensaje muy sugestivo de una mujer (algo así como «quiero volver a sentirte adentro mío») y flipa. Encara a Will con la noticia y él primero niega, luego niega un poco menos y finalmente admite que fue algo casual, pasajero, momentáneo. Liv está dispuesta a terminar con todo y echarlo de su vida. Pero le da otra oportunidad. O eso parece. Para «recomponer» la relación acuerdan hacer un viaje a través de la zona desértica y montañosa de los Estados Unidos (Monument Valley, Yosemite, el Gran Cañón, etcétera), uno con el que Liv siempre soñó: auto, carretera, pueblos perdidos, montañas, ese plan.

¿Pero es eso lo que Liv quiere? ¿Un viaje de reconciliación? ¿O tiene otros planes? ¿O sabe más cosas de las que dice saber? Todo esto, claro, no se resuelve en los primeros dos episodios. Se vislumbra, sí, que todo esto no viene como consecuencia, únicamente, de un affaire de una sola noche. Que hay más cosas dando vueltas por ahí, cosas que la serie irá develando de a poco, como capas de una cebolla informativa. No solo respecto a la vida de Will sino también a la de la propia Liv.

Y así estamos en la serie. Hay una venganza encaminada, eso es evidente, pero no queda del todo claro en qué consiste. Además, el viaje en sí mismo depara sorpresas, encuentros, la aparición de otras personas (Ashley Benson y Eric Balfour encarnan a una pareja que se les cruza ¿casualmente? en el camino) y hasta accidentes que pueden modificar los planes originales. ¿O será que ya eran parte de los planes? Con dos episodios, es difícil saberlo. Por experiencia, uno imagina que las cosas serán un tanto más complicadas y enredadas de lo que parecen. Es bastante evidente que Will actúa de un modo monstruoso, pero no habría que descartar que otras puertas se abran en la trama.

Todos los episodios de SENDEROS PELIGROSOS tienen como directora a So Yong Kim, una veterana del cine independiente hoy reconvertida en experta realizadora de series. Tiene el formato clásico y en cierto modo previsible del best seller policial, de esos de lectura rápida y entretenida. Con sus giros narrativos –hay siempre algún flashback revelando cosas en cada episodio–, la serie va agregando posibilidades y sacando a la narración de los recorridos más obvios. Es imposible saber, faltando seis episodios, si esas promesas serán cumplidas y en qué consistirá la venganza –si es que la hay– o lo que sea que suceda después. Por ahora, como todo viaje por un desierto, estamos en una situación en la que, literalmente, cualquier cosa puede pasar.