Ciclos: crítica de «Un juego de ajedrez» («The Royal Game»), de Philipp Stölzl (Encuentro Cine Europeo)

Ciclos: crítica de «Un juego de ajedrez» («The Royal Game»), de Philipp Stölzl (Encuentro Cine Europeo)

por - Ciclos, cine, Críticas, Estrenos
06 Oct, 2023 08:41 | Sin comentarios

Adaptada de la «Novela de ajedrez», de Stefan Zweig, este film austríaco se centra en las consecuencias psicológicas del nazismo en la vida de un notario vienés. En el Encuentro de Cine Europeo en la Argentina.

Adaptada de la extraordinaria NOVELA DE AJEDREZ, de Stewan Zweig, editada originalmente en Argentina en forma póstuma, en 1942, THE ROYAL GAME modifica y altera en buena medida la trama del libro pero sostiene lo más importante: su eje temático ligado a las consecuencias del nazismo en la psiquis de las personas. Escrita en 1941 no es un film que hable de campos de concentración ni de judaísmo, sino la historia de un acomodado notario vienés que es tomado prisioneros por los nazis cuando Alemania invade Austria, en 1939.

La historia es contada como un flashback y se inicia cuando el hombre, llamado Josef Bartok (Oliver Masucci), se sube a un barco en Rotterdam con destino a los Estados Unidos (en la novela iba a Argentina) con un nombre falso. Visiblemente maltrecho física y emocionalmente, se reencuentra allí con Anna (Birgit Minichmayr), una mujer que lo conoce bien y lo saluda afectuosamente, llamándolo por su nombre original. No queda del todo claro si él la recuerda pero poco después veremos que es su esposa.

El film retrocede unos años, a los días previos al Anschluss de marzo de 1938. Josef y Anna son una pareja sofisticada, divertida y elegante que recorre los salones de baile vienés y parecen despreocupados por la amenaza de una invasión, suponiendo que no sucederá o que a ellos no les pasará nada. Allí mismo le advierten a Josef que les convendría huir y el hombre no quiere hacer caso. Lo convencen, pero ya es tarde. Cuando llega a su casa, los nazis lo atrapan. De ella no se sabe nada.

Los captores lo quieren forzar a entregar los códigos de cuentas bancarias que maneja pero Josef se niega, sabiendo que al darlas acabarán con él. Para «convencerlo» lo encierran solo en la habitación de un hotel como una versión un tanto más tolerable del confinamiento solitario en una cárcel. Allí pasa todo el tiempo solo, sin contacto con nadie (un soldado le deja comida y se va) y con el correr de los meses empieza a perder la razón. Un libro de ajedrez que roba en un descuido le permite un objetivo: se obsesiona con él y se dedica a practicar movidas con piezas inventadas o directamente en su cabeza.

Stölzl regresa cada tanto al barco para mostrar a Bartok viendo como un célebre y misterioso campeón de ajedrez húngaro le gana a todos los que se enfrenta allí. En un momento él decide ayudar a un jugador que está perdiendo frente al campeón y consigue sacarle unas tablas (empate), algo que sorprende a todos. Gracias a eso, lo desafían a jugar un partido con el campeón en cuestión, lo que servirá para entender más detalles acerca del tiempo que pasó siendo prisionero de los nazis.

Narrada de entrada como una clásica película de época sobre la Segunda Guerra, de a poco UN JUEGO DE AJEDREZ va adquiriendo tonalidades más misteriosas, psicológicamente enredadas, ligadas a las duras experiencias de Josef. El ajedrez, en ese sentido, funciona como una suerte de laberinto mental en el que el hombre parece perderse cuando la situación se va poniendo cada vez más difícil en el confinamiento. Al jugar partidas consigo mismo allí el ajedrez se vuelve, a la vez, un espacio apto para cualquier tipo de desdoblamiento.

La película, como la novela, se va volviendo más perturbadora con el correr de los minutos y su director logra de un modo bastante hábil hacer la transición entre el relativo clasicismo de la primera parte y la debacle mental de la segunda. Formalmente THE ROYAL GAME va transmitiendo, como su protagonista, las consecuencias de las torturas psicológicas de los nazis, pasando de la relativa seguridad y confianza en sí mismo del principio a un estado en el que las diferencias entre lo real y lo imaginado son difíciles de detectar. Más allá de subrayar un poco de más algunos de esos puntos, esta película austríaca refleja muy bien no solo la vida bajo un régimen como el nazi sino la imposibilidad de escapar del trauma de esa experiencia.


Viernes 6 y martes 10 a las 21.20, en Cinépolis Recoleta