Estrenos: crítica de «La calma», de Mariano Cócolo (Sala Lugones)

Estrenos: crítica de «La calma», de Mariano Cócolo (Sala Lugones)

por - cine, Críticas, Estrenos
12 Oct, 2023 04:03 | Sin comentarios

Una chica que trabaja y estudia en la ciudad vuelve al campo para cuidar a su padre y enfrentar inquietantes amenazas en este drama rodado en Mendoza. En la Sala Lugones, desde el 12 de octubre.

Nancy (Tania Casciani, una de las protagonistas de MUERE, MONSTRUO, MUERE) vive en la ciudad, tiene un trabajo en extremo rutinario –controlando la línea de producción de botellas en una fábrica– y estudia del mismo modo aplicado y mecánico, recitando prácticamente de memoria textos enteros, para un complejo examen universitario que tiene que rendir. En el desolado (y desolador) blanco y negro de LA CALMA, y en la manera parca y poco comunicativa que tiene Nancy, todo parece agobiante, como si la chica viviera en algún tipo de futuro distópico en el que algo terrible pasó con la humanidad.

Pero no. En los modos de esta película mendocina –el vacío que lo rodea casi todo, la poca gente que aparece, el silencio que abruma– la vida, más que calma, parece detenida. Todo va a cambiar de golpe para Nancy cuando reciba la noticia de que su padre, que vive en el campo en el que ella nació, ha sufrido un ACV. La chica toma la decisión de volver a su pueblo para ocuparse de él, pero la situación allí es más dura y difícil de lo que imaginaba. Y no solo por la enfermedad.

La historia que tiene LA CALMA para contar se vuelve más complicada e intensa allí, pero no los modos narrativos. Nancy tiene que cuidar a este hombre que está muy mayor y excesivamente frágil, pero también de la granja de la que él se ocupaba. Además de eso, el dueño de la tierra la presiona para que se lleve al hombre de lugar y se lo deje libre. Pero ella se resiste. De pocas palabras pero con un rostro que parece expresar todo lo que no sale de su boca –el agobio, la presión, la bronca y el dolor pasan por ahí–, Nancy va acumulando y procesando todo lo que le está pasando. ¿Qué hará con todo eso cuando las cosas vayan hacia su destino más probable?

Esa tensión interna es la que sostiene a la película de Cócolo en función de un guión que se presenta con pocas peripecias o giros narrativos. Es una acumulación que se va dando de a poco y que, en cierto momento, uno empieza a sentir en la protagonista. Cuando, ya pasando la mitad de la película, vuelve a repasar los textos de su examen universitario, su carga emocional es otra.

Y el otro recurso en el que se apoya LA CALMA para darle expresividad a su historia es en la fotografía. Los planos largos, el blanco y negro que se va volviendo agobiante y la aridez del ambiente que solo rompen las preguntas de una niña o la amenazante presencia del «patrón» marcan el ritmo y el clima del relato. En medio del campo, sin más leyes que las del silencio, el miedo y el horizonte lejano, lo que se enseña en la facultad no siempre es lo que funciona.


En la Sala Lugones: Jueves 12, sábado 14 y domingo 15, a las 21. Martes 17, miércoles 18, jueves 19 y viernes 20, a las 18.